La vida en el año 2089 ha cambiado completamente. Todo ha evolucionado, y no solo la tecnología y la ciencia.
También los humanos.
El 90% de la población mundial está compuesta por humanos genéticamente normales. Sin ninguna modificación ni alteraci...
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En cuanto llegamos a los pasillos, muy lejos del comedor y de la zona de inefables, Sean estalló.
—¿¡Se puede saber por qué hiciste eso?!
Me sobresalté en mi lugar, con la garganta seca de los nervios.
—¿El...el qué?—pregunté con la voz baja.
Hacía mucho que no entablábamos una conversación, y que de repente se pusiera así, me asustaba.
Sean pasó su mano por su rostro, mostrándose frustrado y suspiró mirándome de nuevo.
—Gritar, Reese, gritar.
Mi corazón dio un vuelco. ¿Cómo supo que fui yo?
—Que recuerde, yo no grité en ningún momento—mentí con la voz tranquila intentando mostrarme inocente ante su acusación.
Sean se acercó más a mí con la mandíbula apretada.
—Esta mañana, lo hiciste—escupió furioso—Quizás los demás no se dieron cuenta de que fuiste tú, pero yo sí. Oí tu voz en varias ocasiones. Conozco tu voz y tu grito. Y no fue normal.
Sentí como me encogía en mi lugar, totalmente cohibida por sus palabras. No sabía cómo reaccionar ante aquello. Me había pillado.
—La prueba de mañana, se pasará a hoy—informó—. No indagaré más en los motivos por el cual gritaste, porque no tengo tiempo. Hay que ver el efecto de la penilanie en tí.
—¿Qué?—murmuré sin comprender.
—Lo que has oído.
Le fulminé con la mirada.
—Imbécil—solté sin pensar.
El rostro de Sean se relajo, sonriendo mientras alzaba su cabeza.
—Soy una autoridad superior a tí. Me debes respeto.
—Lo que te debería sería...—me callé al ver sus ojos transformándose en rojo. De la palma de su mano salieron chispas de fuego.
Tragué saliva con furia. Quería llorar de enojo. No soportaba que me callasen de esa manera.
—Acompáñame—ordenó haciendo desaparecer las chispas de su mano. Y comenzó a caminar. Sin tener otra opción, le seguí—. No me gusta ser así contigo, Reese. Pero me estás obligando a serlo.
En ese momento, lo único que quería era que Noah estuviese ahí conmigo.
Para vomitar su sarcasmo sobre Sean.
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