Girls {JOSHLER}

17

Brendon sigue narrando la historia

Al principio Ryan me pedía hacer cosas como limpiar o ser mesero cuando tenían muchos clientes, no me molestaba mientras tuviera donde quedarme, y si, aquel hombre extraño que no sabía nada de mi, ni de donde venía ni que era lo que hacia antes en mi vida pasada, me abrió las puertas de su "santuario" dejando entrar sin jugarme o querer cambiarme.

Y por alguna razón, me sentía tranquilo, hace meses que no sentía tanta paz en mi interior, aunque pareciera que me confirmaba con ser un sirviente, para mi era suficiente, era perfecto que Ryan me haya encontrado.

—Listo—exclamé felizmente cuando termine de trapear el suelo, estaban a apunto de abrir—Ahora sólo...

—Ups...

Escuché una voz femenina y después todo el agua sucia de la cubeta estaba esparcida por el suelo, me queje de forma molesta y mire con furia a la chica que había hecho el tiradero.

—Mira lo que hiciste—le dije señalando el suelo.

—Oh, lo siento—dijo la chica de cabello largó—No logre verte, lindo.

Fruncí el ceño y la chica me arrebató el trapeador, limpiando lo que había hecho sin parecer molesta o fastidiada, sin importarle mojar su linda ropa o despeinarse.

—Ya esta—sonrió grande, y ladeó su cabeza—¿Desde cuándo tenemos un conserje tan lindo aquí?

—B-Bueno...—bajé la cabeza, sonrojandome—E-En realidad no soy conserje, solamente soy un apoyo para Ryan.

—Ryan—ella sonrió, respingando su nariz—Ese tipo siempre haciendo cosas sin pensar.

—P-Pues me alegró de eso—comentó hablando bajo—O no sé que hubiera sido de mi.

—Niño—la chica caminó hacia mi  y me miró con lástima—Este lugar pronto se convertirá en un infierno para ti, pero ya no podrás salir...no vivo por lo menos.

—¿Por qué dices todo eso?

—Digamos que te hago un aviso—dijo sonriendo de lado.

—He estado aquí un tiempo y no la he pasado mal—dije queriendo hacerle ver que ella estaba equivocada.

—¿Cuánto es "un tiempo" para ti?—dijo ella alzando una ceja y esperando una respuesta con ansias.

—B-Bueno—lo pensé unos segundos, para después mentir—un mes.

—Oh, el pequeño niño cree que un mes es mucho tiempo—rió dulcemente agitando levemente su mano—Sabes, es gracioso como piensas.

—No es mi culpa que a ti no te guste este lugar—me intente defender.

—No, cariño, no te equivoques—repuso ella sonriendo enormemente—Yo amo este sitio.

—¿Lo amas?—dije atónito, incluso amar era una palabra fuerte para mi—Supongo entonces que tu no eres de ese tipo.

—¿Ese tipo?—la chica sonrió de lado mostrando sus blancos dientes.

—Bueno, tu sabes—hable en tono obvio—No eres una prostituta.

—Eso depende—dijo mientras tocaba los huesos de su clavícula, bajando sus dedos lentamente. Yo solo fruncí el ceño—No me mires así, pequeño.

—Eres extraña—dijo sin descaro aunque ella no pareció nada ofendida.

—Tu eres bastante ingenuo y lindo—dijo ella sonriendo coqueta—Pero no eres mi tipo.