Un trato

489 51 7
                                    


   Hoy en la mañana, al llegar a la escuela, volví a revisar cada rincón de mi casillero. No había ninguna nota nueva. Frustrada cerré la puerta de mi casillero y casi me infarto al hacerlo. San Ha estaba parado detrás de ésta con una expresión de intriga.
—¡Dios mío!—exclamé llevándome la mano al pecho—. ¿Desde hace cuánto tiempo estás ahí parado?
—Un rato—contestó con la misma sonrisa alegre de siempre.
—Avisa cuando llegues—dije, más calmada.
—Aww, ahora quieres saber cuando llego a la escuela—dijo llevándose las manos a las mejillas mientras hacía una expresión ruborizada.
—Sólo no quiero morir de un infarto—contesté.
—¿Perdiste algo?—preguntó, curioseando.
—No, ¿Por qué?—pregunté, confundida.
—Porque estuviste revolviendo tu casillero desde que llegaste—dijo, divertido.
—Ah, no. No es nada—contesté.
—¿Es aquel chico que mencionaste?—preguntó metiéndose devuelta en cosas ajenas.
Lo pensé bien antes contestarle, pues no me gustaba mucho hablar del tema.
—Sí...—contesté de mala gana.
—Ah... Y ¿por qué te confunde tanto?—preguntó.
—No lo sé—contesté, frustrada.
Comencé a caminar hacia el baño, ya que tenía que hacer mis necesidades.
—¿A dónde vas?—preguntó San Ha.
—Al baño—contesté, para que dejase de seguirme.
—Ah...—dijo, sin dejar de seguirme.
—Deja de seguirme, pareces un acosador con cara de niño. Eso es demasiado perturbador—dije alejándome de él.
—No parezco un acosador, solo parezco tu amigo—dijo, divertido—. Te acompaño hasta la puerta del baño y te espero.
—No—dije, deteniéndolo—. Ve a fijarte si alguien se acerca a mi casillero.
   Él asintió, por lo que me quedó claro que entendió. Entré al baño, hice lo que debía y, al salir, San Ha me estaba esperando en la puerta.
—¿No viste a nadie?—pregunté para asegurarme.
—No—respondió firmemente.
—Ok, vamos al salón.
   Nos dirigimos al salón y pasaron las clases. Repetidas veces intenté ir a revisar mi casillero devuelta, necesitaba hacerlo, pero San Ha me decía que tal vez era mejor esperar. Me retuvo lejos de mi casillero durante los recesos y, por primera vez en mucho tiempo, le hice caso a alguien. Desde que me alejé de la gente me desinteresé de lo que los demás pensaban.  Si yo quería hacer algo, lo hacía. Ley base en mi estilo de vida. Pero esta vez decidí hacerle caso a San Ha. Estaba comenzando a confiar en él, y esa idea me aterraba.
   Al tocar el timbre para la salida, tomé todas mis cosas y me apresuré hasta mi casillero. Al abrirlo cayó un pequeño papel. San Ha tenía razón, era otra nota. Me precipité al suelo para leerlo.
_______________________

   Sé que tienes muchas preguntas y que, al igual que yo, deseas hablar honestamente cara a cara conmigo, pero, me temo que, si lo hacemos, todo será muy distinto y tal vez tú te alejes de mí. Y no quiero eso. ¿Crees que podríamos empezar de cero?

-Cachorro alto-
_______________________

Sentí punzadas en mi corazón al leer aquellas palabras. ¿Acaso intentaba olvidar lo que habíamos vivido de pequeños o solo intentaba continuar lo nuestro sin darle tanta importancia al pasado? Yo realmente tengo muy buenos recuerdos de cuando éramos pequeños y definitivamente no los quiero olvidar.
Estaba a punto de cerrar la puerta de mi casillero, cuando me di cuenta de que había una segunda nota.
_______________________

Déjame tu respuesta en nuestro juego favorito. Lo revisaré todos los días en busca de tus notas.

-Cachorro alto-
_______________________

   Tomé mis cosas y me dirigí al parque. Allí me senté en una de las bancas y comencé a pensar en qué decirle. Tenía tantas preguntas. Realmente no sabía cuál escribir. Aún tenía en la cabeza su nota. "¿Crees que podríamos empezar de cero?" Claro que podría empezar de cero con él, pero no podría olvidar los buenos momentos. "...todo será muy distinto y tal vez tú te alejes de mí..." ¿Por qué lo haría? Después de todo este tiempo, y él piensa que lo alejaré así de fácil. ¿De verdad? "...no quiero eso..." Si es así, entonces podría hacer un trato con él.
_______________________

   Aceptaré comenzar de cero contigo. Seguiremos hablando mediante notas, si así quieres que sea. Pero no será para siempre. Seguiré esperando por ti y, cuando nos veamos en persona, me dirás tu nombre.

-___-
_______________________

   Dejé la nota donde me había indicado. Sin duda, no podría olvidar el juego en el que pasábamos la mayoría del tiempo. El lugar donde nos conocimos, aquella casita que tenía dos entradas y la salida era el tobogán.
_______________________
*Flashback*

Yo iba empecinada en lo mío para poder volver a tirarme por el tobogán. Al entrar a gachas desde uno de los lados de aquella pequeña casita, mi frente chocó con la cabeza de otro niño que estaba entrando por el lado contrario.
—¡Oye! Fíjate por dónde vas—le advertí.
—Lo siento—respondió el niño rascándose la cabeza al mismo tiempo que yo lo hacía con mi frente—. Pasa tú primero—dijo amablemente.
—No, hazlo tú—contesté.
—Ok, hagámoslo juntos—dijo alegremente.
—Muy bien—contesté.
   A partir de ese día, el chico distraído que había chocado conmigo se convirtió en mi mejor amigo.

*Fin del flashback*
_______________________

Tomé distancia y aprecié aquel parque. Tenía tantos buenos recuerdos. Estaba algo cansada, por lo que decidí relajarme un rato. Me dirigí a la tienda a la que suelo ir seguido y, esta vez, sí compraría un refresco. Entré a la tienda y me dirigí a los refrigeradores. Tomé mi refresco favorito y fui hasta la caja registradora.
—¿Esta vez sí te decidiste?—preguntó divertido el chico que atendía la caja.
   Yo lo miré extrañada.
—Por... la última vez que viniste—dijo, algo incómodo—. Te quedaste veinte minutos frente al refrigerador y te fuiste enfadada sin comprar nada.
—¿Te conozco...?—pregunté, aún confundida.
—Siempre vienes en mi turno, lo cual tiene mucho sentido—explicó.
—Tiene sentido porque...—dije para que completase mi frase.
—Porque vamos a la misma escuela—contestó.
   Fue muy incómodo no reconocer a alguien que va a mi misma escuela... y que siempre veo al comprar en esta tienda. ¡Dios! ¿Enserio soy tan despistada?
—¿Enserio no me reconoces? Nos vemos casi todos los días—dijo, sorprendido—. ¿Sabes qué? Conozcámonos—propuso alegremente—. Mi nombre es Lee Dong Min.
—El mío es ___—contesté, dudosa.
Este chico estaba siendo tan amistoso conmigo que no pude evitar dudar. Le entregué el dinero y tomé mi bebida.
—Adiós, ___. Nos vemos en la escuela—dijo apoyándose sobre la caja y agitando su mano en forma de saludo con una sonrisa.
—Adiós—contesté tímidamente.
Estaba caminando mientras pensaba en Dong Min. ¿Por qué justo ahora me habla? Se supone que nos hemos visto muchas veces, aunque mi cerebro no le haya dado importancia. ¿Qué tal si él es aquel niño? Hay que admitirlo, nos hemos visto y recién ahora, luego de que yo recibiera esas notas y le respondiera que no lo he olvidado, él me habla. Tiene sentido. Aún así, cualquiera podría ser aquel niño.

He's That Child • [San Ha y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora