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   Un nuevo año escolar comienza. Un año que se suma a todos los otros. Con nada nuevo. Lo más probable es que vuelva a pasar todo el año con la única compañía de mi odio hacia todos. Sí, ya no confío en las personas. No desde que mi mejor amigo de la infancia se fue sin decirme si quiera adiós. Entonces comencé a cuestionar si verdaderamente fuimos amigos. Yo lo consideré como tal, pero nunca lo dijimos en voz alta. Simplemente lo supuse, ya que no había un solo día en el que no jugáramos juntos en los juegos del parque del vecindario.
   Recuerdo que de pequeña, cuando pensaba en cuando se había ido, me ponía a llorar. Rápidamente lo superé y busqué mejores cosas que hacer, en vez de llorar. Por cosas así debe ser que la gente dice que soy fría como el hielo, que no tengo sentimientos. Yo pienso que si fuera así, todo sería más fácil. Desgraciadamente para mí, no es así. Tengo sentimientos, y muchos. Solo que los oculto y no dejo que nadie me vea siendo sentimental.
   En todas las veces en las que permití que la gente entrara a mi vida y tuviera mi afecto, salí herida. Recuerdo cuando mi primer grupo de amigas me dejó de lado. Yo era bastante pequeña. Aún estaba en la escuela primaria y hacía unos cuantos meses que había conocido a mi mejor amigo en el parque. Estaba muy triste y aún así fui al parque a jugar, ya que era costumbre hacerlo. Él se dio cuenta de que no estaba bien y se lo conté.
   Como éramos pequeños, nunca le pregunté su nombre, simplemente comencé a jugar con él. Hablábamos, jugábamos, pero esta era la primera vez que le contaba cosas que me pasaban.
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*Flashback*

Nunca me dijiste tu nombre—dijo, luego de consolarme por lo de mis amigas.
—Es cierto—dije—. Mi nombre es ___. ¿Y el tuyo?—pregunté, curiosa.
—Bueno, mi mamá comenzó a decirme que soy su cachorro y desde entonces mi familia me llama "Cachorro alto"—dijo, gracioso.
No pude evitar comenzar a reír.
—Oye, no te burles. Eres la primera persona fuera de mi familia que lo sabe—dijo, algo apenado.
—¿Enserio?—pregunté, ilusionada.
—Sí.
—Ok, no me burlo. Sólo que es un apodo muy tierno—dije, sonriendo—. ¿Por qué te llaman así?—pregunté.
—Porque soy bastante alto para mi edad—dijo, presumiendo.
—Pero tienes mi altura—contesté.
—Bueno, no contaba con encontrarme a una chica tan alta—dijo, algo ofendido.
—De verdad—dije, más seria—. ¿Cuál es tu nombre verdadero?
—Mi nombre es—lo interrumpió una voz a lo lejos.
—¡Hijo!—la voz era femenina, supongo que su madre—. Se hace tarde, vamos a casa.
Yo volteé a verlo.
—Bueno, ya debo irme. Te lo diré cuando nos volvamos a ver, tú solo espera por mí—dijo, despidiéndose.

*Fin del flashback*
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   Lo que dijo fue raro y, al principio, no lo entendí. Luego de no encontrarlo en el parque las veces que iba por él, comencé a preocuparme. Le pregunté a una de las señoras que parecía conocer a su madre y fue entonces cuando me enteré. La señora me dijo que hacía meses ellos planeaban mudarse y que ya lo habían hecho.
   Al principio, estuve muy triste, pero luego pensé en lo último que me dijo "tú solo espera por mí". Realmente fui tan ilusa como para creerme eso por unos largos años. Dejé de creerle, y entonces me enojé. Cuando se fue me quedé sola. El único amigo que me quedaba se había mudado y ni siquiera sabía su nombre. Comencé a guardar rencor hacia él. Si me dijo que lo esperara, eso significaba que él sabía que se iba a ir y no me había dicho nada. Creo que eso lo volvía peor.
Desde que me desperté, estuve pensando es esto y cuando me di cuenta, ya estaba llegando a mi escuela. ¿Por qué le estaba dando tanta importancia? Hacía mucho tiempo que había pasado y ya no tenía tanta importancia. En fin, simplemente dejé de pensar en eso y seguí haciendo lo mío.
Al igual que siempre en mi rutina escolar, entré a la escuela y me dirigí a dejar algunas cosas en mi casillero. Luego de dejar las cosas me di la vuelta y choqué con alguien. Por suerte, no llevaba muchas cosas en mis manos, por lo que no tuve que recoger mucho. Cuando me levanté, luego de juntar mis cosas, miré hacia esa persona. Era un chico. Uno realmente alto.
—Fíjate por dónde vas—le advertí, de mala gana.
—Sí, lo siento—dijo mirándome, parecía algo extrañado.
Sin darle importancia, me di la vuelta y me dirigí hacia mi salón. Al llegar tuve la misma suerte de siempre. Mi asiento era el de adelante. En realidad no es un lugar tan malo. Realmente nunca nadie se sienta delante de todo. La mayoría piensa que es "cool" sentarse al fondo. Eso es un punto a mi favor, ya que así no hay nadie estorbándome cuando copio de la pizarra y puedo sentarme sola.
Como aún faltaba tiempo para que comenzase la clase, me dispuse a leer algo en el tiempo que quedaba. Poco después llegó la profesora junto con alguien. Guardé mi libro y, al levantar la vista, lo volví a ver. La persona que acompañaba a la profesora era ese chico, el alto.
—Chicos, llévense bien con su nuevo compañero. Él es Yoon San Ha, se acaba de mudar a la ciudad—dijo la profesora presentándolo—. Siéntate en el asiento vacío junto a ___—le índico.
¡Genial! Ahora tendré que compartir mesa con ese chico. ¿Por qué a mí?
—¿Quién?—preguntó él, parecía muy sorprendido, casi incrédulo.
—___—respondió la profesora—. La chica que está sentada adelante, junto a un asiento vacío—repitió.
Él me miró fijamente mientras se acercaba lentamente. Se sentó a mi lado sin dejar de mirarme, por lo que yo lo miré también.
—¿Por qué me miras tanto?—pregunté, incómoda.
Creo que finalmente se dio cuenta de que me estaba mirando muy fijamente y volteó su cara algo sonrojado e incómodo también.
—Por nada, lo siento—contestó.
Durante el resto de la clase siguió volteándose de vez en cuando a verme. Lo hacía muy obvio, no era tan disimulado que digamos. Al terminar la clase, volví a tomar mi libro para seguir con mi lectura, ya que me seguía sintiendo incómoda. Pero, también me sentía algo aliviada de que seguramente él se iría del salón, pero no lo hizo.
—___—me llamó—. Mi nombre es San Ha—dijo sonriendo ampliamente.
—Ya lo sé—dije de forma obvia.
—¿Qué?—preguntó muy extrañado, su rostro había cambiado—. ¡Ah! La profesora lo dijo. Cierto. Qué tonto—dijo riendo nervioso, parecía algo decepcionado.
Yo asentí y volví a mi libro. En realidad no le estaba prestando mucha atención ahora, pero ayudaba a evitar una conversación muy incómoda. Era consciente de que estaba siendo fría, pero así me había vuelto y sería difícil cambiarlo.
Al terminar las clases por hoy, el chico salió disparado del salón. En su lugar, yo también lo haría, ya que todo fue demasiado extraño entre nosotros. Yo me dirigí devuelta a mi casillero. Lo abrí para así dejar algunas de mis cosas y un papel cayó de allí. No recordaba haber dejado uno, pero aún así lo levanté y le di la vuelta para ver si tenía algo escrito. Efectivamente fue así. Mi corazón dio un vuelco al leer aquello.

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Dime por favor que no te has olvidado de mí.

-Cachorro alto-
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He's That Child • [San Ha y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora