Mi fibra más sensible

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*narra San Ha*

Al leer la respuesta que ___ había dejado, mi corazón se encogió dentro de mi pecho. De repente me costaba respirar. De repente comencé a perder la noción del tiempo, todo parecía estar en cámara lenta. <<Sí, me gusta alguien.>> Me costaba creerlo. Me dolía creerlo.
Cuando logré reaccionar, solo pude hacer una cosa: correr a la casa de Dong Min. No pude pensar en otra opción. Debía consultarlo con él, porque era el indicado. Necesitaba su ayuda. Al llegar, toqué muchas veces a su puerta y luego de unos gritos que se escuchaban desde el interior de la casa, de los cuales ignoré el mensaje, él apareció por la puerta.
—¡¿Qué pasa?! —preguntó, irritado.
Aún seguía paralizado. Lo único que yo pude hacer fue darle la nota. No lograba pronunciar las palabras que quería decir. Aún así, él entendió mi gesto y tomó la nota. Cuando él la terminó de leer, me miró.
—A ella le gusta alguien... —dijo, pero no parecía sorprendido.
—Pero, ¡no es posible! ¡Ella tomó mi mano! Eso no es "nada", al menos no para mí —exclamé, indignado.
—¿Y si miente? —dijo Dong Min.
—No lo haría...
—Entonces, debes averiguar quién es él... —concluyó.
—¡¿Cómo se supone que haré eso?! —volví a exclamar, esta vez en pánico.

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*narra Dong Min*

¿Este chico realmente no se daba cuenta de que ella estaba enamorada de él? Cada vez veía su inocencia crecer aún más. Todo estaba muy claro... A San Ha le gusta ___ y a ___ le gusta San Ha. Esta nota claramente demostraba que ella prefería al San Ha actual sobre el San Ha de antes.
Era muy gracioso verlo entrar en pánico por no saber cómo averiguar quién le gustaba a ___, cuando a ___ le gustaba él. Para intentar que deje de sufrir un poco, decidí aconsejarlo.
—Cuando vayamos al parque pregúntale sobre el tema, en el momento indicado, que no parezca tan obvio. Pregúntale si le gusta alguien o algo por el estilo.
—Sí, eso es una gran idea... —dijo, mientras consideraba lo que acababa de decirle.
—Claro que lo es —contesté, divertido.
—Un momento... Dong Min, ¿acaso a ti te gusta ___ y me das consejos erróneos para poder quedarte con ella? —preguntó, sospechando.
—¿Qué? ¡Claro que no! Yo ya no quiero una novia —dije, irritado, ya que había tocado mi fibra más sensible.
—¿Enserio? ¿Por qué no? —preguntó, ahora curioseando.
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*Flashback*

Caminaba con un ramo de flores en una mano y una pequeña caja que contenía un collar en la otra. Estaba tan feliz, y era obvio cómo me sentía. ¡Era nuestro aniversario! Llevaba saliendo con la chica que amaba por tres años y cada día agradecía pasar tiempo con ella. Ese era el mejor regalo que podían hacerme. No sabía cómo demostrarle a ella cuán agradecido estaba. Eso era imposible.
   Tenía todo nuestro día planeado, esto era lo más romántico y dedicado que había hecho por alguien en mi vida. Pero no me importaba, porque lo hacía por ella. Estaba llegando a la puerta de su casa, cuando la vi. Estaba con un chico. Uno que no conocía. Mis pasos se fueron volviendo más lentos a medida en que me daba cuenta de que su distancia era muy corta, ellos sonreían mucho, ella reía, él reía, y entonces... ella lo besó.
   Mi corazón se partió en mil pedazos. Me quedé paralizado. Cuando el chico se fue, finalmente me moví. Caminé hacia ella, hecho trizas. A punto de derrumbarme. Cuando ella me vio, su expresión cambió, se volvió más fría.
—Nos viste —fue lo único que salió de sus labios.
Yo asentí, a la vez que lágrimas caían de mis ojos.
—Supongo que así debía pasar... —suspiró, para luego continuar—. No sabía cómo decírtelo, estuve buscando la forma correcta de hacerlo. Pero, creo que deberíamos terminar nuestra relación aquí. No espero que perdones mi infidelidad, pero realmente lamento no habértelo dicho antes, para herirte menos.
—No lo hagas... No me hagas esto, por favor... —dije entre sollozos.
—Sabes que es lo mejor...
—No me importa que te hayas visto con otro chico, puedo perdonarlo. Déjalo y hagamos como si nada... dime si hice algo mal... juro cambiarlo... solo no me dejes —dije, rompiendo en llanto—. Yo aún te amo...
—Lo siento, pero yo dejé de amarte hace un tiempo.
Ella entró a su casa y desapareció de mi vista. Caminé como un muerto viviente hasta mi casa. Así me sentía, muerto por dentro.Sin vida. Vacío. Durante mucho tiempo me quedé en casa, sin salir. No podía hacerlo. Tampoco quería. Desde ese día me sentía roto. Pero, un día decidí levantarme y seguir. Volví a mi vida como si nada. Todos creían que estaba mal, y no se equivocaban. Pero no se los demostraba. No se los dejaba ver.
Ella había logrado herirme. Ella me había destruido. Y lo más curioso, es que aún la amaba. Lo más curioso es que aún la amo. Es como cuando te lastimas con un vidrio y un pedazo de él se queda adentro de la herida. La herida sana y se vuelve cicatriz, pero si nunca quitas ese pedazo perdido, te seguirá lastimando. Y yo nunca supe cómo quitar ese pequeño pedazo.
Recuerdo cuando había pasado un año después de eso. Estaba en la tienda cerca de la escuela y la vi con él. Ellos estaban juntos. Sentí cómo ese pequeño cristal perdido me volvía a lastimar. Y cuando ella me vio, le sonreí. Luego de comprar lo suyo, se fueron y la furia ardió dentro de mí. Pateé con fuerza el cristal del refrigerador que tenía en frente y este se rompió en mil pedazos. El encargado comenzó a llamarme loco, me dijo que debía tranquilizarme y que debía pagar por lo que había roto. En ese momento, yo necesitaba un distracción. Me urgía una.
—¿Puedo pagar con trabajo?

*Fin del flashback*
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He's That Child • [San Ha y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora