Es difícil...

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Miré hacia todas las direcciones. Observé a todas las personas que estaban cerca. Maldecí no conocer a la gran parte de mis compañeros y no saber quiénes son nuevos. ¿Él había vuelto?¿Ahora estudia en mi escuela? No estaba muy segura de que fuera él. ¿Cómo saberlo?¿Qué tal si era alguien haciéndome una broma de mal gusto? Aunque nunca le había contado a nadie sobre él y se supone que soy la única que conoce ese apodo. Bueno... actualmente no estoy muy segura de eso. ¡Confirmado! Estaba completamente confundida.
Si era él, ¿Eso era todo lo que tenía que decir luego de tanto tiempo? Revolví mi casillero en busca de otra nota, pero no encontré nada. Era lo único que él había dejado. Cerré mi casillero rendida. Me recosté sobre este y cerré mis ojos. Negué con mi cabeza intentando olvidar esa idea. Volví a incorporarme, arrugué la nota con mi mano y me acerqué al cesto de basura. Extendí mi brazo y, al intentar tirarla... simplemente no pude. ¡No pude tirar esa maldita nota!
Estuve unos minutos parada frente aquél cesto intentando hacerlo, pero no tuve éxito. Volví a negar con mi cabeza y solo guardé la nota arrugada en uno de mis bolsillos. Era realmente frustrante no poder hacer nada, no saber a quién hablarle. ¡Ni siquiera a quién responderle aquella nota!
Comencé a caminar hacia la salida. No estaba segura de qué sentía. Una parte de mí estaba contenta de que, tal vez, él haya vuelto y que aún no se olvidó de mí, pero aún había una parte de mí que seguía enojada. No era fácil reprimir ese sentimiento de un segundo al otro.
—¡___!— oí una voz detrás mío llamarme.
Por un segundo, mi pulso pareció detenerse y yo me paralicé. Rápidamente me di la vuelta y me decepcioné al instante. Aquel chico, San Ha, me estaba llamando.
—¿Qué pasa?—pregunté.
—Quería saber hacia qué lado te vas. Tal vez podríamos volver juntos a casa—dijo, sonriendo.
—¿Para qué quieres que volvamos juntos?—pregunté, confundida.
—Para no volver solo—contestó de forma obvia.
—Voy por este lado—dije de mala gana, mientras señalaba el camino que siempre tomo.
—¡Genial!—exclamó—. Yo también.
—¡Un momento!—dije, deteniendo a San Ha, quien había comenzado a caminar—. Tú saliste primero del salón ¿Por qué te fuiste tan rápido?
—Es que...—hizo una pausa—: tenía una urgencia.
Yo lo miré sin comprenderle aún.
—Ya sabes, tenía que ir al baño para—lo interrumpí.
—Ya entendí cuál era tu urgencia—dije, antes de que continuara una oración que no quería escuchar.
Entonces tuve otra idea. Tomé a San Ha de los hombros.
—¿Acaso viste a alguien acercarse a mi casillero?—pregunté, interrogándolo—. Un chico tal vez...
Él pareció pensarlo por un buen rato. Tomó aire para decir algo, pero luego volvió a pensar en algo.
—No—contestó, luego de una eternidad.
—Agh...—dejé caer mis brazos derrotada.
—¿Por qué lo preguntas?—parecía tener curiosidad.
—No importa—dije, comenzando a caminar.
—Vamos, puedes contármelo—dijo, animándome—. No diré nada. ¿Acaso es un admirador secreto? ¿Un ex-novio?
—No, un idiota. Y ni siquiera estoy segura de que sea él—contesté de forma cortante.
Él pareció no entenderme, como si estuviera confundido.
—¿Por qué lo dices?—preguntó, nuevamente.
—¿Por qué quieres saberlo?—pregunté, agresivamente.
—No lo sé, porque somos amigos ¿No?—contestó.
—No. No lo somos, así que deja de entrometerte en la vida de los demás—dije fríamente para después marcharme, dejándolo atrás.
Mi temperamento había empeorado con el tiempo. Pero, mis sentimientos me estaban confundiendo y, cuando estoy confundida, me pongo de mal humor. Ese chico comenzó a indagar en cosas que no le incumben, sin contar que es un tema delicado para mí, y ni siquiera me pudo decir si vio a alguien en mi casillero.
No caminé mucho más, ya que me detuve en la tienda a la que suelo ir seguido por un refresco. Estuve delante de las bebidas durante unos veinte minutos o algo así. No podía dejar de pensar en lo que había pasado minutos antes. Había tratado algo mal a aquel chico, pero estaba furiosa. Admito que soy muy sensible y que no se merecía aquel trato. Soy consciente.
Salí de la tienda sin haber comprado nada. Seguí mi camino y, como siempre, crucé por el medio de aquel parque tan importante de mi infancia. Mientras caminaba, reflexionaba sobre cómo decirle a San Ha que lo sentía. Pensando en un escenario en el que no quede raro o muy sentimental y, al darme cuenta, mis pensamientos pasaron a ser reales. Pude ver a San Ha de espaldas a mí. Era muy difícil confundirlo, ese tipo parecía tener la altura de una jirafa. Reí ante aquel pensamiento infantil.
Me armé de valor y lo llamé.
—¡Oye!
Él se dio la vuelta y sentí una punzada en el corazón. Él se estaba limpiando los ojos, señal de que había estado... llorando. Pero, ¿Por qué? Me acerqué lentamente a él.
—¿Estabas...?—él me interrumpió.
—¿Llorando? No, sólo me entró algo en el ojo—intentó disimular con una sonrisa.
—¿Es por lo que dije?—pregunté, aunque ya sabía la respuesta.
—¿Qué cosa es por lo que dijiste?—dijo, esquivando mi pregunta.
—No quise...—comencé—: Es sólo que... ¡Agh! Es difícil...—intenté explicarme.
—Estoy bien. De verdad—dijo, volviendo a sonreír.
   Quedé extrañada. Lo había herido y aún así él estaba sonriendo. Me acerqué a una banca que había cerca y me dejé caer en ella. San Ha también se acercó a la banca y se sentó a mi lado. Por un momento, nos quedamos en total silencio.
—El problema soy yo ¿Ok?-dije rompiendo el silencio—. No tengo nada en tu contra, es sólo que me siento confundida respecto a cosas que me están pasando. Hay un chico que...—me di cuenta que estaba por hablar demás—. Sólo... lo siento.
—Lo entiendo—dijo comprensivo—. A veces puedo ser algo insistente—dijo devuelta con una sonrisa.
—Sí, pude notarlo—solté una risita.
—Entonces...—comenzó San Ha—: No somos amigos ¿Verdad?—preguntó, visiblemente decepcionado.
—¿Enserio aún quieres ser mi amigo después de conocer mi mal temperamento?—pregunté, divertida.
—¿Por qué no querría?
—Está bien, haz lo que quieras—contesté, indiferente—. ¿Vamos yendo?—pregunté mientras me levantaba de la banca.
—No, ve tú primero. Yo me quedaré un rato más aquí—dijo, quedándose donde estaba.
—Ok, nos vemos—dije, despidiéndome.

He's That Child • [San Ha y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora