Él tenía la razón...

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   Al llegar a casa, me tiré en mi cama con el corazón latiendo rápidamente, sin lograr calmarlo. Tenía que pensar en algo más que no sea San Ha, pero no lo lograba. Me resultaba casi imposible. Recorrí toda mi habitación con la vista y me detuve en el llavero colgado de mi mochila que me había dado mi amigo de la infancia, entonces recordé que aún no había contestado su nota.
   Para mi suerte, ahora sí sabía que contestarle. <<¿te gusta alguien?>>  La respuesta claramente era sí. Iba a contestarle con sinceridad, no tenía pensado mentirle. Si él dejaba de hablarme solo porque me gusta alguien, entonces no es un amigo verdadero. Entonces, él no vale la pena.
   Hoy por la mañana camino a la escuela pasé por el parque de siempre y, antes de dejarla, la releí, con el corazón en la garganta.
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   Sí, me gusta alguien. Siento terminar con esto antes de haberte vuelto a ver al menos una vez más en persona.

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  Aún me dolía la idea de que mi amigo más especial pudiera dejar de lado toda nuestra relación pasada por algo así, pero debía superarlo si deseaba estar con la persona que amaba. Y yo verdaderamente lo hacía. Retomé mi camino hacia la escuela, y unos metros adelante, vi a San Ha caminando solo. Tal vez esta sí era mi oportunidad. Caminé hacia él y, al llegar hasta su altura, tomé con fuerza su mano y lo miré. Sentí cómo se tensó y parecía estar bastante sorprendido y sonrojado, pero luego sonrió. Entonces, sus hombros y su expresión se relajaron.
—No camines tan rápido, casi no te alcanzo —dije algo sonrojada.
—Parece que eres rápida, porque tú siempre me alcanzas enseguida. Pero si deseas que vaya más despacio por ti, lo haré —dijo cariñosamente.
   Mi corazón volvió a latir con intensidad. Parece que ya me estaba acostumbrando a esto. Cuando llegamos a la escuela solté tímidamente su mano, por la misma razón de antes. Es probable que nuestros compañeros lo vean raro. Caminamos hacia nuestro salón y nos sentamos en nuestros lugares. Nos quedamos en silencio, ya que supongo que los dos nos sentíamos extraños. ¿Qué se suponía que debía hacer?
   San Ha se recostó sobre su mesa y se dedicó a observarme. Ese gesto aceleró mi pulso. Mi corazón palpitaba fuertemente dentro de mi pecho y mis mejillas se enrojecieron. Este chico me estaba volviendo loca. ¿Por qué de repente me pasaba esto al verlo? Era increíble...
   En el resto de la mañana no salimos del salón. En el receso, devuelta nos quedamos en silencio; San Ha mirándome y yo haciendo un inútil intento para leer un libro. Inútil, ya que no podía dejar de pensar en que San Ha me estaba observando y eso me ponía nerviosa.
   Supongo que al ver que no íbamos con ellos, los chicos decidieron venir con nosotros, ya que no mucho tiempo después, entró a nuestro salón Dong Min seguido de Jin Woo y Myung Joon, que llevaba un abrigo en su mano. Los tres hablaban bastante alto, por lo que San Ha y yo desviamos nuestra atención hacia ellos.
—¡Chicos! Aquí están, ¿Por qué no vinieron con nosotros? —preguntó Dong Min.
   San Ha y yo intercambiamos miradas, pero no contestamos.
—Oigan, ¿alguno vio a Min Hyuk? —preguntó Myung Joon —. Porque lo estuve buscando pero aún no lo encuentro.
   Los dos negamos con nuestras cabezas.
—¿Por qué están tan callados? —preguntó Jin Woo, extrañado.
—Es cierto, están muy callados —concordó Dong Min.
—No estamos callados, simplemente no tenemos ningún tema de conversación —se excusó San Ha.
—Pues a mí se me acaba de ocurrir un buen tema de conversación —dijo Dong Min.
—¿Cuál? —pregunté, curiosa.
—Pienso que sería genial salir este fin de semana a algún lugar a divertirnos —contestó, sonriendo.
—Pero..., yo no tengo muchas ganas de salir... —dijo San Ha, desanimado.
   Dong Min lo miró, molesto, y se acercó a San Ha.
—Ven conmigo... —dijo, tomándolo del brazo y arrastrándolo fuera del salón.
   Se fueron y pasaron unos cuantos minutos fuera del salón. Realmente no se escuchaba lo que estaba hablando, por lo que supongo que deben haber ido lejos. Cuando volvieron, Dong Min tenía una gran sonrisa y San Ha parecía estar pensando seriamente en algo.
—¡Vayamos al parque de diversiones! —exclamó Dong Min.
—¡Nosotros nos sumamos! —dijo una voz familiar.
   Todos volteamos hacia esta voz, y al hacerlo, vimos a Moon Bin en la ventana y a Min Hyuk detrás de él.
—¿Desde cuándo se conocen ustedes dos? —pregunté, extrañada y divertida.
—¡Yo los presenté! —dijo Dong Min, totalmente orgulloso y con una gran sonrisa.
—¡Min Hyuk, ahí estás! ¡¿Cuántas veces debo decirte que no salgas afuera sin tu abrigo?! —exclamó Myung Joon.
—¡Pero estamos en pleno verano!

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*narra San Ha*

   Dong Min me arrastró hasta un lugar alejado al salón, para que los demás no escuchasen nuestra conversación. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos, comenzó a explicarse.
—Esta es tu oportunidad, debes acercarte más a ella —dijo Dong Min.
—Pero, ¿cómo? —pregunté algo nervioso.
—¡Bésala! —exclamó.
—¡No! —respondí.
—¿Por qué no? —preguntó, confundido.
—Porque los amigos no se besan —contesté.
—¡Y tampoco se toman de la mano! —volvió a exclamar.
Él tenía la razón...

He's That Child • [San Ha y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora