ℒibertad

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Una persona que me amaba y me protegía, así era como se veía a sí mismo y todo lo reflejaba su mirada al acercarse

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Una persona que me amaba y me protegía, así era como se veía a sí mismo y todo lo reflejaba su mirada al acercarse.

Hoy parece ser un buen día  mi lindo Yuri. Quizás pueda traerte una de las rosas del jardín que tanto amas... O quizás Camelias.

Viktor me siempre me visitaba, todos los días desde hace unas semanas sin falta. Había convivido más conmigo de lo que había hecho en los últimos 50 años. Se comportaba tan dulce como desde la vez que me recogió y me acogió, como siempre debió haber sido. Pero ya no lo necesitaba.

Ya no lo deseaba.

No le había dirigido la palabra desde aquella noche en que llegué corriendo a la mansión con mi corazón latiendo como loco. Con fuerza él me atrapó cuando iba de camino hacia mi habitación y lamió la herida que aún seguía abierta gracias a la mordida de Yuuri. Sentí un pánico incomprensible cuando su lengua hizo contacto con mi piel y, al mirar sus ojos, entendí que él ya sabía todo. Parecía realmente enojado, pero no dijo nada. Me llevó cargando a mi habitación y me encerró sin decir una sola palabra.

Al día siguiente regresó pidiéndome, no, rogándome que lo disculpara. Su mirada era de completa miseria mientras besaba mis manos y me acariciaba suavemente.
No le pregunté nada, no quise hablar pues sabía que lo primero que saldría de mi boca lo haría enojar y yo estaba aterrado. ¿Qué pasó ese día? ¿Cómo está el cerdo? ¿Por qué mi herida no deja de arder? Definitivamente si decía algo al respecto él se pondría furioso. Nunca le tenía tanto miedo a pesar de que sabía lo terrible que era y ya lo había demostrado cuando me escapé. Pero esa vez sentía una verdadera impotencia. Como si ese maldito cerdo hubiera drenado mi valentía en aquella mordida.

Yurio. Sé que eres una persona muy distante. Siempre lo he sabido pues tu vida ha sido tan difícil. Me olvidé de lo mucho que me necesitabas por esta razón. Olvidé lo frágil que eras por culpa de todos tus desplantes y tu necesidad y enorme deseo de demostrar tu fuerza por sobre mis órdenes, por tu desobediencia. Por eso hice algo imperdonable y te dejé de lado, me concentré en mostrarle el camino a Yuuri permitiendo que tú marcharas solo y a tu ritmo, y ahora me arrepiento—cada una de sus palabras parecían sinceras. No había rastros de dobles intenciones ni manipulación, y aún así me desagradaban— Yo te amo. Eres como un pequeño sol que ilumina y calienta mi fría vida y es por eso que no te puedo dejar y no te puedo ceder a nadie. No puedo...

Entendía perfectamente a qué se refería con no cederme a nadie. En alguna parte de mí sentía un enorme impulso por ver a Yuuri. Necesitaba continuar con aquella explosión de extasis y adrenalina que aún recorría mi cuerpo desde aquella noche. Era muy parecido al deseo del contacto con Viktor recién me había convertido, y Viktor sabía perfectamente de esta fuerte necesidad. Pero yo no quería estar encerrado, no iba a correr a los brazos de ese cerdo, no correría los brazos de nadie más, de... ¡De absolutamente nadie! Ni si quiera a los de Viktor, deseaba ser libre.

° R É Q U I E M ° | Yuri On Ice | Au VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora