° R É Q U I E M ° | Yuri On Ice | Au Vampiros

℘relude

Un dolor fuerte, como la perforación de un alfiler se sintió en mi lengua y en mis labios. En poco tiempo toda mi boca estaba cubierta por ese doloroso calor incandescente, como si me hubieran colocado un hierro al fuego vivo dentro de mi boca. Con miedo, mi reacción natural fue apartarlo de mí, alejarlo con todas mis fuerzas, pero no me pude mover. Seguí soportándolo y sin estar seguro como, el dolor se convirtió en placer. Como una tranquilidad que invadía mi cuerpo entero. Como si después de una quemadura te pusieran algo frío para apaciguarlo. Me sentí aturdido por el repentino cambio y solo pude pensar que si lo alejaba de mí, volvería a quemar.

Acerqué más ese fino cuerpo a mí. Lo abrace sintiendo su fría piel a través de su ropa y quise quitársela para sentirlo mejor. Sus labios succionaban sobre los míos y eso me hacía estremecer.
Lo desee mucho más de lo que pensé que era posible y mi mente estaba completamente dominada por este deseo insaciable. Desee morir en sus manos. Desee que él devorara todo mi ser. Creí sentirme satisfecho solo hasta el momento en que él obtuviera la última gota de mi vida.

Sin embargo y sin previo aviso me apartó de golpe. Eso causó estragos en mí que solo deseaba pertenecerle, que mi vida había adquirido su único y real propósito.
Cuando abrí los ojos, a unos metros vi a Yuri llorando y abrazándose a sí mismo.

—¡¡¡Lárgate!!! ¡HUYE! ¡NO TE ACERQUES!

Me dolía tanto no poder estar en sus brazos, pero era más terrible ver esa culpa y tortura en su mirada.

—Yuri, no... —intentaba explicarle que no me sentía mal por lo que me había hecho pero seguía llorando desconsoladamente

—Yo soy un monstruo... Yo soy... Yo... Por... Por favor vete. No me mires. Odiame. ¡Quiero morir!

Cada una de esas palabra parecían hacerle daño. Él de verdad se estaba torturando por ello, yo debía tranquilizarlo. Incluso si no me volvía a tocar, no quería que él sufriera.

—Yuri yo te amo—Fue lo único que pude gritar y en ese momento su llanto paró. Se quedó como inmóvil, sin siquiera respirar. Aproveché para acercarme a él y con mucho cuidado tomé su rostro para limpiar sus lágrimas— Te amo tanto que me duele más verte llorar.
—P.. Pe— comenzaba a poder hablar mientras me miraba a los ojos—Pero... ¿Acaso no te diste cuenta de lo que hice? ¿No entiendes lo que soy? Yo soy un...
—¿Un vampiro?
—Un monstruo... Casi te... Casi te quito la vida... —estaba a punto de volver a llorar y le di un beso en la mejilla. Esto lo sorprendió y se detuvo.
—Estoy bien con eso. Si Yuri quiere mi vida, yo se la daré.
—¡No! Yo... Te...

—Deberías de regresar con Viktor. Parece preocupado por ti— una voz suave interrumpió y al voltear a ver de donde provenía encontré un rostro bastante angelical y diferente a los de esa región. Sus rasgos eran muy diferentes a los de Yuri y aún así tenían cierto parecido.

—¿Qué haces aquí maldito cerdo?

Yuri parecía recobrar un poco su comportamiento natural y me sentí un poco agradecido con aquel chico con cabello negro y piel clara.

—Nos preocupamos de que salieras sin avisar... Alice, Viktor y yo...

—No mientas idiota. Yo solo... —en ese momento Yuri volteó a verme con su mirada aún dolida y  se levantó — está bien, regresaré.

No sabía como actuar. No quería dejarlo ir. No quería apartarme de él, intenté detenerlo pero sus movimientos eran tan rápidos que fue imposible para mí poder alcanzarlo. Había desaparecido completamente de mi vista y no sabría cuánto tiempo tendría que esperar para verlo.

Esa misma noche no pude dormir. Cada que cerraba los ojos mi cuerpo recordaba el mar de sensaciones que produjo su mordida. Mi sangre ardía como si la hubiera envenenado con un líquido que reaccionaba solo a su cuerpo. Lo deseaba como antes. Mordiendo mis labios, mi lengua, mi garganta... Todo de mí. Quería pertenecerle entero... Quería que tomara todo de mí y en la terrible urgencia por que eso ocurriera, una imparable fuerza hizo que mis manos que se aferraban tanto de la cabecera de la cama la rompieran. No sabía que había sido, pero parecía tan frágil y sencillo como romper una rama. Quería detenerme pero de nuevo mi sangre lo recordó y no podía detenerme. Rompí la ventana de mi cuarto antes de prepararme para lanzarme de bruces sobre aquellos arbustos que parecían ni siquiera tener el suficiente tamaño para apaciguar mi caída cuando, de la nada, mi abuelo que se encontraba de visita por el insistente ruego de mi madre abrió la puerta de mi cuarto alarmado por el sonido que produjera con mis arranques de ira.

—Detente.

Mi cuerpo se enfrió de nuevo y sentí el dolor en mi piel al romper el vidrio y en mis huesos al destrozar la cabecera.

—Es que, yo... —no tenía palabras para describir lo que había ocurrido. ¿Cómo podría explicarle todo desde el inicio de ese día hasta ahora?... Como podría explicarle lo que sentía por Yuri? ¿Qué pretexto podría poner?

—Ya lo sé Otabek. Hay algo que debo contarte.

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—Sabía que debía mantener alejado a ese idiota de Yuri desde un principio. ¿Pero cómo iba a saber que se me escaparía al primer momento que apartara mi mirada de él?

—No entiendo qué tiene de malo ese chico. Yuri lo mordió, pero no parece que lo haya convertido. Solo se veía muy confundido.

—Es cierto mi querido Yuuri. No puedes notarlo porque no guardas una relación directa con la sangre de la que el gatito proviene, pero en realidad, esto es un gran problema.
Tú pudiste sentirlo cuando lo mordiste ese día. Cuan seductora podía ser su sangre y la facilidad con la que podía doblegar tu razón y obligarte a dejar de lado todo solo por obedecer a tus instintos.
Yuri posee una sangre especial, lo noté desde el momento en que lo conocí. Es posiblemente el último heredero conocido de su sangre. Ni siquiera él sabe su increíble poder.

—A qué... ¿A qué te refieres Viktor?

—Yo buscaba un compañero para acompañarme en la eternidad, pero antes de encontrarte a ti, mi alma gemela, tuve el privilegio de encontrarme con uno de los únicos herederos de la realeza de sangre blanca.

—No entiendo...

—Podría ser más fácil si digo que es un heredero de la sangre de los primeros cazadores de vampiros. Su sangre fue creada para volver loco a cualquier vampiro que la ingiera. Para poder controlar y hasta matar a quien se atreva a beberla. Por eso decidí convertirlo. Para disminuir sus poderes... Sin embargo, tuvimos que encontrarnos con una de las mayores molestias. Uno de sus ciervos.

—Entonces... El chico al que mordió es...
—Hay que eliminarlo.