Una triste vida solo puede acabar en tragedia. Nada importa si siempre fue así.
Sin embargo... ¿Si tan solo hubiera una esperanza de ser feliz, destrozarías esa esperanza o dejarías que ella terminara contigo?
La historia de un hermoso chico llamado...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hace algunos años, en una época en la que los humanos apenas podían sobrevivir, aparecieron los primeros vampiros. Eran animales evolucionados, con las características más parecidas al hombre, pero instintos tan salvajes como el de la bestia. Estos seres eran tan fuertes que podían acabar con uno de los felinos más grandes que atormentaban a los humanos de una sola mordida. Eran capaces de entablar una salvaje lucha y salir victoriosos contra lobos y osos... Por supuesto, los humanos no tenían oportunidad ante estos seres y les aterraba su aparición.
Los humanos comenzaron a vivir en pueblos cada vez más grandes para preocuparse menos por las bestias y más por su alimentación, sin embargo, los vampiros eran aún capaces de acabar con esta cantidad de habitantes, aunque los humanos lucharan con sus espadas y flechas, eran invencibles.
Un día, uno de estos vampiros apareció frente un humano que se encontraba cazando en el bosque. El vampiro era una bella mujer, pero por su apariencia parecía estar muriendo de su extrema exposición al sol, era imposible para seres nacidos de la noche. El cazador pensó en la gran oportunidad que tenía de capturarla para así poder descubrir cómo eliminar a esa clase de seres que los mantenían viviendo en el terror durante las noches. Sin embargo, la mujer comenzó a rogar por su vida disculpándose del mal hecho por los seres de su especie. El cazador no pudo resistir la triste y hermosa mirada de ese ser y cayó rendido ante ella sintiéndose mal por siquiera haberlo pensado. El hombre se había enamorado de la bestia en tan solo instantes, tanto que quemaba como un hierro en su pecho el siquiera pensar en herirla o abandonarla, pero no era el único caído ante ese embrujo. La mujer fue llevada a la oscuridad de su choza a escondidas y se le ofreció la fresca sangre del hombre que la estaba rescatando. Ella bebió únicamente lo necesario para recuperarse y en un beso le declaró su absoluta fidelidad y devoción sin pensarlo. Años pasaron y la hermosa mujer amante del cazador miraba a escondidas por la ventana las injusticias que los de su especie cometían con los habitantes de ese valle. Seres increíbles que mataban sin siquiera tener hambre, atacando hombres, mujeres, niños y ancianos por igual. Violando y torturando justo antes de acabar con sus vidas por solo un sorbo de sangre, y después dejando los charcos inútiles rodeando los cuerpos. Una noche alcanzó a ver cómo uno de ellos atacaba a su amante. Eso la dejó helada. Mientras corría en su auxilio juró que no permitiría más ese horror y luchando contra ese ser, el resto de los habitantes entendieron su presencia. Apenas había salido ilesa cuando los hombres que se encontraban alrededor la ahuyentaban con antorchas y prácticamente cualquier arma a su alcance, viendo que ella no era agresiva. La hirieron y comenzó a sangrar con la única sangre que le pertenecía a ella y al cazador de quien la había bebido. Tomó a su amor en brazos y salió corriendo rápidamente de la escena. Ya en el bosque, la mujer sangrando le ofreció una de sus heridas a aquel hombre apenas consciente después del ataque del cual había sido víctima. "Bebe esto, bebe todo lo que puedas, y después ayuda a aquellos por quien no pude luchar" El hombre no pudo mover ni un musculo para evitar que ella le entregará su sangre directamente en su boca y bebió sin desearlo hasta el desfallecimiento.