La ℱoule

50 5 5
                                    

En ese momento no sabía que hacer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En ese momento no sabía que hacer. La noche aún era larga y a esas alturas, Viktor podría llegar a mí en cuestión de segundos en cuanto se diera cuenta de mi ausencia. Sin embargo estaba tan feliz de saber que Otabek me había aceptado. Tan feliz de ya no tener que ocultarle nada.

Yuri. ¿De verdad estás bien con dejar a tus compañeros? —  me dijo con una mirada un poco celosa pero una expresión preocupada.
Está bien. Mientras más rápido encontremos una forma de escondernos de ellos mejor.
—¿Ellos acaso te han hecho daño?

Me causó gracia como su rostro cambió inmediatamente a preocupación. Era genuina preocupación por mí. Tan evidente, sin esconder nada. Posiblemente la primera vez que veía eso.
No es eso Otabek. Viktor nunca fue cruel conmigo... Yo quizás le debo demasiado por cuidarme. Lo único que hizo incorrecto fue algo por lo que ahora le estoy muy agradecido.

Y era totalmente cierto. De no haberme convertido, nunca hubiera llegado siquiera a conocer a Otabek, y de no haber sido por ese cerdo, nunca hubiera tenido esa libertad que casi era real.

Pero es preciso huir... — No parecía una pregunta, sino una conclusión.
Ellos no me dejarán así de fácil.

Seguimos corriendo  por las calles obscuras con una rapidez mayor a la que creí reconocer en él antes. Algo había cambiado, quizás... Debía preguntar qué era... Y por qué aceptó todo tan fácilmente. Tal vez solo quería seguir mi juego.

Llegamos a la ciudad. Era algo bastante maravilloso. Parecía aún animada en ciertos puntos. Gente bebiendo en los bares y mucha energía, risas y música en los cabarets. No me había acercado a una ciudad desde hace bastante tiempo y me sentí invadido repentinamente por un deseo de sangre. Eran tantos los olores que me mareaba. Y la sangre resaltaba todo el tiempo, tanto que casi podía saborearla.
Entendí el por qué no era bueno acercarse a las ciudades, pero antes de voltear a cualquier lado con ansias de tomar el cuello de alguno de esos ebrios o alguna voluptuosa mujer, Otabek me abrazó y colocó mi rostro contra sí cubriéndome con su abrigo. Ahora solo podía llenarme de su esencia y eso me tranquilizaba.

Quizás deberíamos movernos...

Alcance a soportar un poco el hedor de la gente y acercándome a su oído susurré.

No, Viktor no cometería una barbarie en una ciudad. Es el lugar perfecto — además de que le costaría mucho más rastrear mi olor entre tanta sangre humana. Era un gran escondite. A pesar de todo, mi deseo y mi hambre crecía más.

Continuamos caminado en busca de un lugar para quedarnos en esas calles tan ruidosas y repletas de marineros que planeaban desechar su salud con mujeres, antes de partir al mar durante meses. Su urgencia podría sentirse en el aire, tanto como mi necesidad por alimentarme de todos y cada uno de ellos.
Estaba seguro de que, a pesar del aroma de Otabek, no podría continuar mucho tiempo así cuando, justo en ese momento, el olor de sangre fresca brotando al exterior me estremeció. Era tan claro que sabía que alguien había dejado una herida tan grande que hacía que su sangre brotara a chorros.

° R É Q U I E M ° | Yuri On Ice | Au VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora