Una vez más la irresponsabilidad de su hermana la mandaba a una etapa no explorada en su vida. Serena estaba volcada en su carrera, y cuando llegó Diego a su casa descubrió una nueva faceta que le llevó a añorar algo más que su rutinaria forma de vi...
- Creí que no podía amarte más de lo que te amaba hace un año -murmuró Darien con la cabeza apoyada en los pechos desnudos de Serena-. Pero sí puedo -reconoció acariciándole distraídamente el muslo después de hacer el amor.
-¡A mí todavía me queda tanto amor!
La mano de Darien se movió posesivamente por su cuerpo redondeado, y un pequeño movimiento de protesta contra su mano le dijo que al pequeño habitante no le gustaba que lo molestaran así.
-¿Crees que es niño o niña? -murmuró él, observando maravillado esos pequeños movimientos bajo la sedosa piel.
En su sexto mes de embarazo, Serena sabía que ese último año, siendo la esposa de Darien en todos los sentidos, había sido el año más feliz de su vida. E igual que Darien, su amor por él se había intensificado.
Lo miró, acariciándole dulcemente su pelo negro.
-Niños o niñas, plural —le sugirió roncamente.
-Yo no... -Darien se interrumpió, mirándola repentinamente-. ¿Serena...? -dijo con incertidumbre mientras ella le dirigía una radiante sonrisa.
-¡El médico me ha hecho otro ultrasonido y parece que son dos bebés, no uno! -le dijo con entusiasmo.
-¿Dos? -repitió él, tragando saliva-. Pero yo... tú...
Ella se rio ante su expresión de asombro.
-No te sorprendas tanto; yo soy gemela después de todo. Y mi madre también lo era. Serena se giró, de manera que los dos quedaron mirándose el uno al otro con la cabeza en la almohada.
-¿Te importa? Dos bebés -Darien sacudió la cabeza aturdido ante la evidencia.
-¿Y a ti? -replicó ella con indulgencia.
-¡Demonios, no! -la estrechó entre sus brazos-. ¡No puedo imaginar nada más maravilloso que dos niñas iguales que su madre!
-O dos niños iguales que su padre -señaló ella alegre.
-Diego va a tener que esforzarse mucho con dos primos -Dijo riéndose Darien.
Diego los visitaba regularmente, así como sus padres. Mina y Yaten parecían haber madurado durante ese año de matrimonio. Aunque Diego, con casi catorce meses, era el que mandaba en la familia, y la vida de sus padres giraba en torno a él más que en torno a sí mismos. ¡Lo que probablemente estaba muy bien!
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-Los va a querer mucho -dijo Serena con certeza.
-Y yo -admitió Darien-. Pero no tanto como te amo a ti Serena.
-O yo a ti -repitió ella con dulzura.
Y su familia se completó dos meses después cuando, sin previo aviso y ligeramente prematuros, nacieron sus dos hijos idénticos...
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«FIN»
Creo que fue rápida la publicación de esta historia. Nos leeremos pronto en otra aventura. Hasta luego.
