Capítulo 5

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Hacía tiempo que Serena se había recuperado del dolor que le había causado Yaten a su corazón. Darien no tenía la culpa de que ella hubiese empezado a sentir esa magnética atracción hacia él.

Serena recordó la respuesta que le dio a Darien mientras este volvía piso arriba.

Lo vio llevar a Diego en brazos y sacudió la cabeza,

"No tengo ni idea. Pero la niñera no dijo nada de que conociera al padre"

"No durante algunos meses, al menos ¡No puedo creer
que fuese tan estúpido como para creer que amaba a esa mujer!"

Serena hizo una mueca de disgusto. No podía soportar que Darien hubiese estado
alguna vez enamorado de Mina, pero su feroz reacción ante la última aventura de
Mina implicaba que todavía seguía enamorado de su hermana.

-¿Cómo pueden ser tan parecidas físicamente y tan distintas en manera de ser?
-interrumpió él sacándola de sus pensamientos, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Serena sólo lo miró, estaban listos para dormir y pensó en Mina. Mina era guapa, cariñosa y divertida, aunque irresponsable. En tanto ella, como la gemela mayor, aunque solo por minutos, era más seria, objetiva y segura de sí misma, y dedicada a su carrera profesional.

¡Y era obvio a quién de las dos encontraba Darien más atractiva! Dios, cómo le dolía eso. ¿Cómo había sido tan estúpida de enamorarse de su marido? Porque eso era exactamente lo que había hecho. Se puso de pie bruscamente.

-No creo que ponernos a criticarla vaya a arreglar la situación -le dijo a Darien,
furiosa, alisándose su bata gris de seda.

Darien torció el gesto.

-Probablemente tengas razón... ¡Hablar de los defectos de Minako podría
llevarnos toda la noche!

-En ese caso -dijo ella fríamente-, sugiero que nos acostemos... -se interrumpió
cuando él la miró con sus oscuras cejas levantadas especulativamente- Separados, por supuesto -añadió.

-Por supuesto -dijo él con sorna. Serena lo fulminó con la mirada.

-Estoy cansada, y no tengo ganas de aguantar tu retorcido sentido del humor Darien -le dijo ella con resentimiento... porque una parte de ella deseaba que él no estuviese bromeando. Todo el tiempo que habían estado hablando, había sido consciente de que Darien estaba desnudo debajo de su batín de seda negro, y solo el pensarlo la hacía suspirar.

- Perdona - Darien hizo una mueca, pasándose la
mano por su espeso cabello negro-. Yo...¿Qué ocurre? -preguntó ante el suspiro
ahogado de Serena.

Cómo demonios iba a decirle que deseaba acariciarlo, yacer en la cama junto a él, mirándolo, besar cada parte de su cuerpo, descubrir el placer que estaba segura que
Darien era capaz de darle...

-Nada - respondió ella bruscamente-. Ya te lo he dicho, estoy cansada ¿Has
tenido un buen viaje? -preguntó mientras apagaba algunas de las lámparas antes de irse a la cama.

-Una reunión como todas las demás -respondió aburrido.
-No habrá sido todo negocios, -intentó sonsacarlo Serena.
Seguía preocupada porque Mina lo hubiese telefoneado... ¡Y si era algo que había ocurrido antes!

Él la miró con sus intensos ojos azules y se preguntó si se habría delatado ¿Había sonado como una esposa celosa?
Esperaba que no; él nunca le hacía preguntas cuando ella volvía de sus viajes de trabajo, nunca mostraba el más mínimo interés por lo que ella hacía cuando estaba fuera de casa.

-No todo ha sido negocios -respondió finalmente, sin dejar de mirarla con los ojos entrecerrados-. Mucho trabajar y poco disfrutar, y todas esas tonterías...

Vueltas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora