Capítulo 13

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— Ahora no Ikuko -bramó Darien, mirando por encima del hombro de Serena
a la puerta -. La llamaré cuando hayamos terminado.

Serena no se movió, ni siquiera miró en dirección de la otra mujer. Pero supo el momento exacto en que volvió a la cocina, cuando sintió todo el impacto de la furiosa mirada de Darien sobre ella.

-Ya te lo dije ¡Nunca te
facilitaré el divorcio para que puedas casarte con mi hermano!

-El tema del divorcio depende de ti. Simplemente quiero que sepas que me
voy.

Un nervio palpitó en la mandíbula apretada de Darien.

-Creo que eres tonta. ¿Lo sabes, verdad? -dijo él fríamente.

Ella soltó una seca carcajada.
-Yo también creo que soy tonta -dijo pensando en lo tonta que había sido al creer que él podría amarla algún día-. Pero a veces nuestras elecciones son limitadas por otras personas.

Y en ese caso Mina y él no le habían dejado otra elección.

-Ya te he dicho que Yaten está viviendo con otra persona -le recordó él con
tirantez.

Ella suspiró, harta de que volviese constantemente a su hermano.

-Mi decisión no se basa en nada de lo que hace Yaten -le dijo rotundamente-. Hago esto por mí.

Y por un niño inocente que no se merecía los padres que tenía.

Él la miró durante unos minutos, y entonces suspiró
profundamente.

-Entiendo -reconoció él-. ¿No hay nada que discutir verdad?

-No.

-¿Y dónde vas a ir?

-Tengo amigos.

-Lo sé -dijo él impaciente-. Es que... no me gusta imaginarte... ahí fuera, sola.

-¿Fuera, dónde? -preguntó ella mordazmente-. He vivido sola veintiocho años, estoy acostumbrada.

Aunque después de vivir con el durante más de un año sabía que le iba a resultar mucho más difícil estar sola...

-Supongo que sí -reconoció él con un suspiro-. Yo... nunca pensé que llegaríamos a
esto -la miró con pesar.

-Creo que ninguno de nosotros lo pensaba, si no, no habría tenido sentido que nos casáramos - estiró la mano para tocarlo, pero al darse cuenta de lo que estaba haciendo, la retiró rápidamente-. Pero a veces... los acontecimientos cambian las cosas.

Y su paternidad había cambiado ciertamente las cosas para ella.

-No hay motivo para que te vayas hasta que tengas algún sitio donde ir.

-Oh, yo creo que sí -lo interrumpió ella con determinación.

Darien torció el gesto.

-Por mucho que para mí anoche fuera... agradable, no voy a presionarte si te
quedas.

-No creo que lo hicieras -el color invadió sus mejillas ante el recuerdo
de su noche de amor-. Pero creo que no es una buena idea.

Por extraño que pareciera, nada de lo que había sucedido en las últimas
veinticuatro horas había cambiado el amor que sentía por él, y si su rival no fuese su propia hermana, que había dado a luz a un niño, entonces Serena hubiera intentado luchar por su marido.

Darien se levantó, y se puso a mirar por la ventana

-Serena, hay cosas sobre Yaten que creo que deberías saber...

Vueltas del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora