Vueltas del destino

Capítulo 7

La señora Ikuko estaba en la cocina preparándole un biberón a Diego cuando
entraron.

-Déjeme hacerlo a mí -le ofreció al ama de llaves cuando dejó su bolso sobre la mesa de la cocina-. Ha tenido un día muy largo y estará
deseando acostarse.

¡Cualquier cosa con tal de retrasar el momento en el que Darien y ella y tuviesen su charla!

-Sí, vayase a la cama -la animó Darien, que había entrado en la cocina tras Serena -. Nosotros podremos arreglarnos solos.

Lo que indicó a Serena muy claramente que Darien no iba a postergar su plática porque ella se hubiese ofrecido a dar el biberón al bebé.

-Bueno... si están seguros -dijo Ikuko, secándose las manos en un trapo -. ¿Lo han pasado bien? -preguntó con amable interés.

-Ha sido agradable -respondió Darien antes de mirar a Serena -. ¿No quieres cambiarte antes de dar el biberón a Diego, Serena?. No querrás estropearte ese bonito vestido.

-Estoy bien -respondió ella, tomando a Diego en brazos.

-Oh, casi se me olvida... la han llamado por teléfono, señora - el ama de
llaves se detuvo en la puerta de la cocina.

¡Minako! Así que su irresponsable hermana por fin había llamado para preguntar por su hijo.

-¿Sí? -preguntó Serena ansiosa. El ama de llaves parecía incómoda, no muy segura de lo que debía decir. -No pasa nada -la animó Serena -. Estaba esperando esa llamada.

-Está bien entonces -se animó-. Ya le expliqué al señor Yaten que habían salido juntos, pero...

-¿Yaten? -la interrumpió Darien bruscamente-. ¿Quiere decir que ha sido mi
hermano quien ha llamado?

¡Yaten...! ¿Qué demonios...?

-¿Y quería hablar con Serena? -añadió Darien con frialdad, mirándola
acusadoramente.

Serena también estaba asombrada de que Yaten la hubiera llamado. Pero la
reacción de su marido era más inquietante que la propia llamada.

¿Por qué demonios la llamaba? No solo no había hablado con Mina en todo un año, sino que tampoco había
visto a Yaten ni hablado con él.

Volvió a mirar a Darien. Estaba completamente furioso. Y no solo con su hermano ...

Serena se volvió y sonrió tranquilizadoramente a la señora Ikuko.

-¿Dijo... el señor Yaten para qué llamaba?

-No - Ikuko hizo una mueca-. Pero dijo que volvería a llamarla

-Gracias - volvió a sonreír al ama de llaves-. Estoy segura
de que nos podemos arreglar.

Aunque hubiese preferido que la otra mujer se quedase, y así no tener que hablar con Darien, sabía que no podía hacerle eso a la señora. En lugar de ello prefirió estar ocupada con el niño los siguientes minutos después que Ikuko se retiró a su habitación en la parte trasera de la casa. Se acomodó en una silla con Diego en su regazo, y empezó a darle el biberón. Era plenamente consciente de la presencia de Darien en la habitación, porque sería imposible no sentir la furia que emanaba de él. Pero por el momento, decidió ignorarlo.

-Así que mi hermano te ha llamado esta noche— Darien habló con demasiada suavidad.

-Eso parece.

- Con que una llamada que estabas esperando -añadió ásperamente.

-Pensaba que era Mina quien había llamado-se defendió.