Capítulo III

19 1 8
                                    


Cabalgamos hasta la parte de atrás de la comisaría, en dónde dejamos a los caballos y entramos a la comisaría, su oficina estaba hasta el fondo, si quería escapar de allí, iba a ser casi imposible.

Él se sentó en su escritorio, pero yo seguía de pie en la entrada.

-Siéntate pequeña, no muerdo. –Lo hice- Bien, ahora podrías quitarte eso de encima y decirme tu nombre.

-Dudé por un instante, ya no tenía ningún pero que valiese la pena, finalmente lo hice-

Él me examinó como si fuera un médico, se detuvo en mis ojos, y es que como no hacerlo, eran de un verde aceitunado que llamaban la atención, siempre me había preguntado que de quién los había heredado, pronto lo descubriría.

- ¿Cuál es tu nombre?

-Pensaba en mentirle, pero probablemente me descubriría- Mila. ¿Y el tuyo?

- Alexander Valerius. –Mi cara de inmediato cambió, ¿será mi hermano? - ¿De dónde eres Mila?

-Brasov, Transilvania.

- ¿Naciste allí? ¿Quiénes son tus padres?

Era mi oportunidad para decirle la verdad –No, no sé dónde nací y tampoco sé quiénes son mis padres.

- ¿Eres huérfana y huiste?

-No.

- ¿Entonces? ¿Qué ocurrió realmente?

-No lo creerías si te lo contara.

-Dime y quizás pueda ayudarte. –Replicó Alexander-

- ¿Quién te dijo que quiero tu ayuda? Sólo quiero salir de aquí y encontrar a mis verdaderos padres.

- Te creeré Mila, han sucedido cosas que me han hecho creer en lo increíble.

Algo en su mirada hizo que confiara en él, por lo que decidí contarle todo acerca de quién era yo, que estaba buscando y lo que había logrado escuchar antes de que saliera huyendo de la mansión de Víctor.

-Mila, ya no es necesario que busques, acabas de encontrar lo que estabas buscando, yo soy tu hermano. Pero antes tengo que confirmar algo. Tienes un anillo. ¿Puedo verlo?

- ¿Te refieres a este? –Me quité el anillo que llevaba colgado al cuello sobre la ropa, era de plata y la plata comenzaba a quemarme-

- ¿Cómo es que Víctor no te lo quitó? –Inquirió Alexander-

-Lo hizo, pero Marian me lo dio hace poco, me dijo que era un regalo, sólo que no podía mencionarle nada a Víctor.

-Fue un regalo de padre para ti, el mío es este, -me mostró el suyo- tú tienes uno y Ana también. Por cierto, Ana debe de saber sobre ti.

- ¿Ana?

-Nuestra hermana. Permíteme hacer una llamada y estará con nosotros en un momento.

Alexander tomó el teléfono que estaba en su oficina, hizo una llamada y en minutos una joven mayor que él estaba entrando a la oficina.


LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora