Capítulo IV

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- ¿Es ella, Alexander? –Preguntó Ana-

-Sí, es ella.

- ¿Cómo es posible? Después de tanto tiempo. –Volvió a preguntar-

-Nena, -Alexander me miró a los ojos- ¿Quieres contarle a Ana lo que me acabas de contar?

Lo hice, ella me miraba un tanto incrédula. Algo me decía que las cosas serían un poco difíciles con Ana.

- ¿Si eres Mila, porque no tienes el anillo en el dedo y lo tienes en un collar? –Me preguntó-

- Porque la plata me lastima. Que no escuchaste lo que dije.

Ana se acercó lentamente a mí, comenzó a mirarme fijamente, se detuvo en mis ojos, tomó mi mano, pero en cuanto sentí su anillo rozar mi piel di un grito, me había quemado con su anillo.

- ¡Me quemaste con tu anillo! ¿Por qué no me crees?

- ¿Ana que te sucede? –Inquirió Alexander- ¿Nena, estas bien? –Me preguntó-

-Sí, solo me quemó un poco, pasará pronto. Me siento cansada. ¿Puedo irme?

-Ana reaccionó de inmediato- Discúlpame Mila, no fue mi intención, te creo, de verdad, perdóname. ¿A dónde irás?

-Lejos de ti, me haces daño. –Respondí sin pensarlo-

- No irás a ningún lado, te quedarás con nosotros. –Dijo Ana-

-No quiero quedarme con ustedes. Iré a otro lugar. –Contesté-

-Nena, por favor, al menos con nosotros estarás a salvo, yo te protegeré al igual que Ana, ¿qué dices?

-Está bien, me quedaré con ustedes. –En realidad, con ellos era más fácil estar a salvo que sola vagando en las calles-

Tomé mis cosas, me cubrí con la capucha y salí, nos fuimos en un automóvil a la mansión Valerius, casi no había usado automóvil en mi vida, ya que no salía mucho con Víctor, así que cada que viajaba en coche era una completa novedad para mí. Y esta vez no fue la excepción.

La mansión Valerius estaba realmente cerca, debo admitir que me sorprendió, era más grande que la mansión de Víctor y a diferencia de ella, no tenía un aspecto tétrico y fantasmal, se percibía un ambiente bastante agradable y muy diferente. Entramos, Ana y Alexander me miraron.

- ¿Te gustaría conocer la casa? –Me preguntó Ana-

Realmente me hubiera gustado, pero necesitaba descansar o realmente me pondría mal.

-Me gustaría Ana, pero de verdad necesito dormir un poco. ¿En dónde puedo recostarme un poco?

-Ven, vamos a tu habitación. –Me dijo Alexander-

Subimos al segundo de los cinco pisos con los que contaba la mansión, mi habitación era la primera del lado izquierdo. Por el momento no quise saber que había en los demás cuartos y mucho menos me interesé por los demás pisos, solo quería descansar. Ana abrió la puerta y quedé realmente sorprendida, era una habitación completa y mucho mejor que la que tenía en casa de Víctor, a decir verdad.

-Ana, ¿cómo es que tengo una habitación aquí?

-Mamá y papá siempre tuvieron la esperanza de encontrarte, así que conforme iba pasando el tiempo esta habitación se fue transformando en la de un bebé a la de una jovencita.

En ese momento fui consiente de todo el tiempo que Víctor me había arrebatado de estar con mi familia. Fui capaz del sufrimiento que les causó a mis padres y solo pude sentir un inmenso odio hacia Víctor y todo lo que viniese de él. No fui capaz de decir nada, no supe articular palabra alguna.

-Entra, es tuya. –Me dijo Alexander-

Observé la habitación, era realmente preciosa, tan diferente a la que tenía en la mansión de Víctor, me senté en la cama y en la mesita de noche observé una fotografía, eran Ana y Alexander con una pareja.

-Eran nuestros padres. –Me dijo Alexander- Ya habrá tiempo para hablar de ellos, descansa Mila, te vemos en un rato.

Me recosté y de inmediato caí rendida.

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El sendero era cada vez más brillante, intentaba ver el horizonte, pero no podía la luz cegaba, intenté cubrirme con mi mano, cuando me percaté que dos manos me llevaban por el sendero, observé, no podía ser cierto, mis padres estaban muertos.

- ¿Papá? ¿Mamá? –Pregunté-

-No tengas miedo, caminemos. –Dijo mi padre-

- ¿Cómo es que están aquí? Ustedes están muertos.

- Muertos sí, pero podemos verte aún, eres nuestra pequeña, cariño, no sabes lo mucho que te eché de menos. –Mi madre me abrazó-

-No tenemos tanto tiempo Diana, podremos visitarla después y decirle lo mucho que la extrañaste. Mila, escúchame, no cedas ante Víctor, sé fuerte, resiste, de ti depende que él no logre su cometido, apóyate de tus hermanos, lo lograrán. Hazlo por nosotros, si todo sale bien todo mejorará. Por favor no cedas ante la maldición Mila, demuestra que eres una Valerius. Te amamos pequeña, pronto nos veremos.

- ¿A dónde van? Esperen, no me dejen....

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Recuerden comentar que les parece. 

PD. No odien a Ana jaja. 

LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora