CAPÍTULO V

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Hola a todos los que leen esta historia, este es el capítulo V, espero que les guste. 


Desperté, que había sido eso, vi a mis padres, ¿en un sueño?

Me incorporé, observé el reloj que colgaba de la pared, las 7 p.m. en punto, tenía más energía que nunca, salí de la habitación y me encontré a Alexander en el pasillo, venía con una gran charola de comida. Corrí a ayudarlo. Casi tira la charola al ver que llegué de inmediato.

-Mila, ¿Cómo hiciste eso?

- Supongo que es una de las ventajas de ser casi un vampiro, habilidades físicas. Te ayudo. –Le quite la charola- ¿A dónde llevo esto?

-Se supone lo llevaría a tu habitación para que cenaras.

-No te preocupes, vamos.

En un segundo ya estaba en mi habitación y la charola en la cama. Alexander llegó corriendo unos segundos tras de mí.

- ¿Cómo se supone que haces eso? Me mareas por la rápido que lo haces.

-Trataré de no hacerlo. Oye Alexander... -Dudé si decirle de mi sueño- ¿Me acompañas a cenar? –Le pregunté a Alexander-

Terminé la cena, realmente no tenía mucha hambre, había comido una noche anterior lo suficiente para tres días, me preocupaba que pasaría y es que, cada tres días, Víctor me daba sangre de cordero puro, con ello mi organismo se estaba adaptando para el primer festín, como le llamaba él. Aún no le mencionaba nada a Alexander, creo que Ana también debería saberlo.

Alexander sugirió que conociéramos la mansión, ya que Ana volvería pronto con un amigo que nos ayudaría. Accedí, realmente tenía curiosidad en conocer mi verdadero hogar. La mansión era realmente grande, cada piso contaba con cinco habitaciones, en donde estaba la mía, estaba también la de Alexander, solo que la de él era la del fondo, la de Ana, en el tercer piso, el cuarto piso era para la gente del servicio y el quinto piso, se componía de tres habitaciones exclusivamente, una, había sido de mis padres, la otra era un cuarto donde había un árbol genealógico de la familia Valerius y el ultimo, mi favorito de toda la mansión, el taller de arte de mi madre. Desde que entré me atrapó. No pude evitar imaginar la cantidad de tardes que habría pasado en esta habitación con mamá, mientras ella pintaba, yo a su lado. Al pensar todo esto, el odio que sentía por Víctor crecía cada vez más, me quitó momentos con mi familia y cambio me había dado una "maldición".

-Hey, Mila, ¿en qué piensas?

-Alexander, no sabes cuánto me gustaría haber crecido aquí y no con Víctor, me arrebató tantos momentos con ustedes, no siento más que odio por él.

- No nena, siente lástima, no mereces oscurecer tu corazón con ese sentimiento. Escúchame, -Alexander me miró fijamente- Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que lo que sea que te haya hecho, salga de ti, te curaremos, somos una familia, construiremos recuerdos juntos, inolvidables para ti. Siempre vamos a cuidarte pequeña, somos tus hermanos, eres nuestra responsabilidad, se lo prometimos a nuestros padres, ven. –Me abrazó-

Detrás de nosotros había una gran pintura, me solté de Alexander y caminé para observarla mejor, era una niña de unos ocho años aproximada, se parecía muchísimo a mí.

-Alex, ¿quién es esta niña?

-Me agrada que me digas Alex, según madre, eras tú. Aunque no sé cómo es que te imaginaba, ella solía decir que te veía en sueños, papá solía decir que era consecuencia de la desesperación que dijera eso.

-Quizás no estaba equivocada, no era tan diferente a esta niña, mis ojos son un tanto más verdes, y mi cabello no es tan rubio, pero no era tan diferente.

-Ven, terminemos de ver el lugar, ¿sabes jugar ajedrez? –me preguntó Alexander-

-Será un placer derrotarte Alex.

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Este fue el capítulo V, recuerden que leo sus comentarios. 


LA VENGANZA DE LOS CAÍDOS (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora