Caso de Joseph Joestar
Había algo que no entendía mucho, ¡Era ese extraño humor que tienen, le hacía pensar que están todos medio chiflados! Aunque bueno; Eso estaba dejándolo del lado, Caesar había dicho que su maldita personalidad era igual que la de uno de estos hombres de piel extremadamente morena.
Los euros se habían ido como el agua, literalmente, tampoco tenían para pagar el agua y gas; por lo que tanto Caesar como Joseph se habían dividido por diferentes caminos para buscar un trabajo en el cual poder ganar dinero. No pagaban alquiler o eso, una amable abuelita les había permitido el estar en su hogar a pesar de las pocas oportunidades de superarse.
¡Y ella había enfermado!
Caesar inmediatamente consiguió un empleo en el Oxxo en el turno matutino, y hace de gigoló en la noche y yo, ¡Aún no he conseguido ni mierda de perr-! ¡OOOOHHH NOOOO!
-Si, nuestro valiente héroe incluso puede pisar miércoles en viernes.-
Joseph tras limpiar el asqueroso excremento de perro, vio a lo lejos pocos hombres que construían una casa, ¡FUE AHI EN DONDE LE LLAMO LA ATENCIÓN!
No dudó en acercarse, y tras quitarles el tiempo con su personalidad cómica, estos habían invitado al gran y sexy Joseph Joestar para trabajar en la mano de obra, ahora le llaman Joselito Estrella los demás albañiles, ¡Y por supuesto! Joseph pudo ayudar a la abuelita con lo que llevaba a la casa.
Lo único que podía hacer ella, era preparar almuerzos para cada quien; Tacos y una botella de cerveza. ¿Qué clase de lonche era ese? Ella había respondido que uno a la mexicana.
Bueno, ¡Al menos los tacos estaban deliciosos!
Por otra parte, el maldito de Caesar no dejaba de llamarme Joselito Estrella, ¡Ni siquiera era un buen apodo!