¡Cuerpo en llamas!

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Las nubes en el cielo indican que esta noche ara frio, en las noches así tu cuerpo llama la atención del mío.
Solo puedo sentir como el calor de tu cuerpo aumenta y mis ganas de tenerte crecen con cada segundo que pasa, el solo pensar ¿cómo se sentirá tu entrepierna?
¿Húmeda, tibia? O ¿quizás con ganas de tener una buena cogida?
Recorro tu espalda con la yema del índice derecho, siento como tu espalda se arquea y te mueves suavemente hacia tras me buscas, continuo acariciando tu espalda baja siento como se erizan los bellos de tu cuerpo.
Te das vuelta veo tu rostro iluminado por la luz de la calle del frente y se ve en un tono angelical, nos miramos fijamente y me di cuenta que tus ojos estaban envueltos en una claridad inigualable, el deseo que brotaba de ellos era inconmensurable solo me aumentaban las ganas de poseerte.
Al empezar a caer la lluvia solo podía sentir el tacto de tu mano rozando mi barbilla y me estremecí, cuando mi mano toco tus labios exteriores me di cuenta que me deseas más de lo que aparentabas.
Con solo rozar la parte interna de tu muslo izquierdo sentí como tu cuerpo se estremecía como salía el torrente de fluidos y se humedecieron mis dedos, solo pude imaginar lo que estabas sintiendo en ese momento y quería intensificarlo.
Cuando toque tu clítoris estaba totalmente erecto, humedecido por tus fluidos empecé a rozarlo suavemente y veía tu cara cambiar de color empezó a tornarse de un carmesí que fue subiendo de tono cuanto más te acariciaba.
Estabas tan jodidamente caliente que cada bocanada de aire salía caliente de tu ser, me sentía en un paraíso, la lluvia caía más y más fuerte, escuchaba tus gemidos y me excitaba tanto que casi me corría al tener tanto roce con tu piel.
Tus pezones duros como roca me hacían sentir lo caliente que estabas, bese tu cuello y gemiste me dieron ganas de comerme tu boca, quedarme con cada milímetro de ella, besarla hasta no poder más, sentía como besabas y mordías mis labios al mismo tiempo que tenías un orgasmo.
Cuando me puse sobre ti tome en cuenta lo pequeña y frágil que estabas en ese momento frente a mí, tome tus nalgas las apreté fuertemente y te levante a nivel de mi pelvis, te frotabas con fuerzas con mi miembro y solo me pedias que lo entrara, no lo hice hasta que te corriste de nuevo tus piernas me apretaban al compás que tu orgasmo avanzaba.
Te mordí el labio una vez más y solo pudiste abrir un poco los ojos el orgasmo casi no te dejaba moverte, te bese la frente recostaste la cabeza en mi hombro hasta que se calmaron un poco los espasmos, por mi parte también me había corrido al mismo tiempo que tú.
Disfrutaba tanto ese momento hermoso, y más cuando empecé a entrar entre tus labios sentía como tu vagina me apretaba cada centímetro que entraba y te hacía temblar y me recorría un escalofrió por todo el cuerpo, tus manos me acariciaban y todo parecía sacado de un cuento erótico cuando caímos en la cama exhaustos la lluvia paraba con nosotros y nos daba el silencio perfecto para descansar entrelazados el uno con el otro.

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