Frío

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Todo empezó con una simple caricia del lado derecho de mi muslo, ella tomó un caramelo mentolado y me miró con una chispa de lujuria en sus ojos, la observé y supe de inmediato lo que planeaba.

Tomó mi pantalón y lentamente empezó el proceso; la correa, el zíper, luego el botón y así desvistió la parte inferior de mi cuerpo, entró sus manos en mi bóxer (es un poco apretado así que se notaba lo emocionado que estaba con solo ella tocar cerca del área), masajeó lentamente la punta y luego fue bajando a la base con lentitud, pero ejerciendo algo de presión, se sentía como lo mejor del mundo...

Procedió a pasar la lengua por la parte inferior de mi polla cerca de la base y empecé a sentir como su frío aliento daba un toque diferente a lo que hacía, luego pasó su lengua por el glande, ésta junto con su aliento de hielo erizó cada pelo de mi piel y la misma se me puso de gallina, cada vez que subía y bajaba sentía que me llevaba al cielo, de repente se detuvo y quiso que hiciéramos una pequeña maniobra, pero yo le maté un poquitito el deseo y le dije espera aquí vengo enseguida.

Al volver traje unos cubos de hielo, comencé a pasar uno por su cuerpo por varios sitios, diferentes zonas sensibles a ciertos estímulos, pasé uno por sus pezones al tiempo que pasaba otro por su cuello, mi boca hacía estragos en la parte inferior de su cuerpo, luego tomé un hielo y lo froté en las caras interiores de sus muslos lento y suave, sentía como su cuerpo reaccionaba a esos estímulos y su coño palpitaba de manera espectacular.

Sabía que él era el centro de atracción y quería que lo trataran como lo que es, lentamente me acerqué a él y tomé sus labios los entreabrí con los dedos y le acerqué el cubo de hielo y sentí como rechazaba la idea alejándose de a poco de mí, pero la tomé con fuerzas de las piernas lo acerqué mucho más a mí, entré el cubo a mi boca y cuando mi lengua se entró lo bastante fría la froté alrededor de los labios exteriores bordeando todo el alrededor de su coño, luego tomé el cubo lo saqué un poco de mi boca y jugué con el acercándolo y retirándolo de la entrada poco a poco fui acercando más y más hasta que llego a tocar directamente todo su interior, mientras tanto con otro cubo frotaba por momentos su clítoris, solo eran momentos pequeños para que el frío no le hiciera daño a su clímax, luego de introducir el cubito de hielo procedí a penetrar sus adentros, entraba y salía topando el cubo de hielo y entrándolo cada vez más profundo seguí embistiendo cada vez más fuerte y seguido.

Luego cambiamos al misionero, subió encima, empezó a cabalgar lentamente y besaba mis labios, luego se irguió un poco y ya no alcanzaba mis labios pero subía su velocidad, se puso totalmente erguida y su velocidad era impresionante, tomó toda mi atención, subía y bajaba con una maestría inmensa y yo no dudé en acompañar su cabalgata con unas embestidas repentinas para que sintiera todo de mi dentro de sí, con fuerza se escuchaban sus gemidos y los míos hasta que llegamos cada uno a un clímax que nos introdujo en el cielo estrellado más hermoso que se pueda ver y bajamos juntos hasta la comodidad de nuestra cama extasiados y con muchas ganas de más.

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