TEMPERATURA

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En aquella noche de verano tan calurosa como es de costumbre o quizás más de lo normal decidimos salir de la casa para llegar al río que estaba cerca de la casa.
Salimos solo con unas toallas, una pequeña bocina Bluetooth, un teléfono y la luz de la hermosa luna fue nuestra guía, llegamos y la luz se reflejaba en las tranquilas aguas del hermoso río que aunque estaba un poco frío nos metimos ambos desnudos como solíamos estar en las noches de calor.
Nadamos un poco y la música nos hacía el ambiente perfecto para los dos, lentamente me acerqué a ti por debajo del agua y te agarre las nalgas, sentí cuando te asustaste ya que no me esperabas de esa forma, subí y con un enorme beso te quité la ira que se te veía en la cara, lentamente subí mi mano hasta tu coño y el calor que emitía calentaba todo a su alrededor, mis dedos tocaron suavemente tus labios externos y luego pasé a tu interior, dos dedos entraban, uno pasaba por tu clítoris y la otra mano se encargaba de acariciar tu cuerpo, los besos en el cuello te hacían suspirar y me excitaba cada vez más.
Salimos a una zona menos profunda y ahí empezó lo que nunca te había pasado...
Me sumergí y puse mi cabeza entre tus piernas las besé levemente y luego sumergí mi cabeza debajo del agua por un minuto y algo salí y al ver tu cara de excitación no aguanté, levanté tus piernas hasta mi cintura y te embestí sin piedad, el agua me impedía llegar con la fuerza necesaria y contigo amarrada a mi espalda te saque del agua, con cada paso mi polla se introducía en tí más y más, te deposito en una de las rocas cercanas, tomo las toallas y te coloco encima de algunas de ellas una la doblo para que la tengas de almohada, tus nalgas levantadas un poco por las toallas, y te penetro y los gritos retumban en los árboles cercanos, la luz nos ponía el ambiente ideal y por casualidad de la vida sonó aquella canción que hacia la noche perfecta "Primera vez" de Arjona, miré tus ojos brillosos a la luz de la luna y me detuve lentamente al ver que en aquellos ojos me perdía, te besé y empecé a embestirte una y otra y otra vez, con fuerza.
Nos paramos, te besé ferozmente hasta sacarte el ultimo centímetro cúbico de aire que tenías en tus pulmones, nos separamos para tomar aire, vernos y reír como locos.
Te lleve hasta un árbol cercano, la luz penetraba entre sus ramas, pusiste tus manos en el tronco te volteaste de espalda y vi como tu hermoso trasero se ponía en frente de mí, te doy una nalgada que te deja la marca de mi mano.
Te penetro con fiereza, y el placer sube hasta las nubes, la adrenalina de estar en medio del bosque a orillas del Río hace que el placer sea miles de veces más fuerte, es como si fuera algo divino.
Caminamos hasta que vimos el rincón perfecto, una roca en medio del agua lista para que se use, entramos y el agua fría empezó a tomar efecto en nosotros, al besarnos nos dimos cuenta que la música se había apagado pero no nos importo, solo éramos tú y yo.
Después de tener sexo salvaje por horas, posiciones impensables para un río, encima de una roca puse tu espalda y empecé a lamer todo tu coño, mi lengua modelaba todo tu coño haciendo salir tus fluidos de manera muy continua, el morbo se apoderó de todo, besos candentes que ni el agua apagaba, la penetraba una y otra vez con fuerza y salvaje hasta que llegamos al climax ambos y los gemidos subían hasta el cielo nos corrimos uno después del otro y terminamos en una enorme nube de hormonas.
Nos entramos al río y nos bañamos para quitarnos el cansancio y después volver a la casa a probar nuevas cosas...

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