El Concilio De Idris

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Alec permaneció callado tras escuchar aquellas palabras, más que nada estaba tratando de asimilar lo que el apuesto hombre de filosos ojos cafés y psicodélicos cabellos le había dicho, no podía ser posible que hablara en serio. Para empezar, Alec no había hecho nada malo, todas las personas que lo conocían se referían a él como una persona muy justa, y jamás juzgaba a alguien a penas los conocía, eso no era propio de él.

Todo esto tenía que ser una broma.

-Antes de que llegaras, mis compañeros y yo acordamos que...

Antes de que el extraño hombre de filosos ojos cafés siguiera hablando el seco sonido que emitió Alec al golpear duramente la mesa con sus palmas, al mismo tiempo que empujaba su silla hacia atrás poniéndose de pie y viendo molesto a los cuatro principes, lo había interrumpido - ¡¿de qué están hablando?, ¿un juicio?, ¿es en serio?... ¿Por qué habría de asistir?, no he hecho nada malo!

-Te podríamos explicar todo, si guardaras silencio – comento con un frio tono el príncipe de intimidantes ojos bicolores.

-Eso no tiene sentido – respondió Alec con el mismo molesto tono de voz – ni siquiera los conozco, ni siquiera sé dónde estoy o porque llegue aquí, y peor aún... ¡quieren enjuiciarme injustamente!

-Si no has hecho nada malo, entonces el juicio no debe preocuparte – el príncipe de cabello rubio cenizo y ojos azules le dio a Alec una sonrisa reconfortante.

Pero más que reconfortarse, Alec sintió que su enfado aumentaba tras esas palabras, pero en lugar de lanzar maldiciones y elevar demasiado la voz, Alec dejó escapar un pesado y frustrante suspiro mientras agachaba la cabeza – siquiera díganme quienes son y en donde estoy.

-¡Oh!, pido disculpas por nuestra descortesía – hablo el príncipe de filosos ojos cafés a la vez que se ponía de pie seguido de los otros tres príncipes – mi nombre es Magnus Bane, soy el elemental de fuego, primer príncipe del reino de Idris – dijo con orgullo, pero que sujeto más arrogante, pensó Alec – y soy un brujo.

-Yo soy Nicolás Santiago, el elemental de aire, y tercer príncipe de Idris – a Alec le intrigaba el hecho de que Nicolás siempre tuviese una sonrisa en su cara, como si se divirtiera como todo lo que pasaba a su alrededor – y soy un elfo.

-Yo soy Lucian Graymark, elemental de tierra y cuarto príncipe de Idris – eh aquí la contraparte de Nicolás, completamente serio, pensó Alec – yo soy un hombre lobo.

Durante unos tensos segundos, Alec esperaba que el príncipe de ojos intimidantes se presentara, pero el sin mediar palabra, miraba a Alec con una clara desaprobación, y antes de que el pudiera decir algo, Lucian volvió a hablar – él es Kieran Blackthorn, elemental de agua, el segundo príncipe de Idris. El es un hada.

-Idris... ¿puedo asumir que ese es el nombre de este lugar? – Alec se sentía aturdido.

-Técnicamente estas en lo cierto, Alexander – Nicolás le contesto a Alec con una enorme sonrisa en su cara – sin embargo, el reino mismo se llama Idris, pero esta ciudadela cuyo castillo es el emblema real de Idris lleva por nombre Alacante.

-Alacante – repitió Alec en un murmuro apenas perceptible.

-El juicio será hoy, al atardecer – Alec supo al instante que Kieran no lo tenía en un pedestal, el hombre irradiaba desaprobación y desdén.

-Hasta entonces no hagas algún extraño movimiento – Magnus alzo la mano y Robert, quien estaba volando desorientado atrás de Alec, se posó en la palma extendida del príncipe – y como habrás notado, Robert será tu compañero y escolta hasta que llegue el momento del juicio, espero haber sido lo suficientemente claro – añadió, y dirigió su vista colibrí – cuida bien de él hasta entonces, Robert, ¿entendido?

Mundos Distintos... Pecado DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora