Enviado A Un Mundo Extraño

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Alec permanecía aun arrodillado sobre el suave pasto mientras sus manos seguían cubriendo sus oídos. Después del primer gran rugido, al par de minutos se descubrió sus oídos tratando de buscar a quien quiera que fuese que haya provocado tal infernal sonido. Pero no contaba con que un segundo rugido se hiciera presente al poco tiempo, solo que este era más intenso y demandante, logrando aturdirlo enormemente. Alec estaba seguro de que sus oídos sangrarían.

¿Quién era capaz de lanzar semejante sonido?

Pasaron un par de minutos más y Alec no quería descubrirse sus oídos, no quería volver a ser sorprendido por otro infernal sonido como el que acababa de presenciar. Realmente quería saber dónde se encontraba, nada de eso debería ser real, nada de eso debería siquiera afectarlo, mas sin embargo lo hacía. Podía sentir a Robert volando alrededor de él, ¿Cómo es que él no se veía afectado por semejante sonido?

Estaba demasiado calmado a juzgar por Alec.

-Esto se ve prometedor – la curiosa voz de Robert provoco que Alec alzara la mirada para verlo pero su vista no se posó en él, sino en cuatro "personas" uniformadas que estaban frente a él viéndolo fijamente desde unos cuantos metros. Pero más fue su sorpresa cuando vio al quinto ser.

El troll que lo perseguía estaba con ellos.

-¿Qué está pasando aquí, Robert? – uno de los hombres uniformados con un elegante atuendo negro y azul hablo con tono demandante. Si Alec tenía que decidir, prefería irse con el troll que se veía muchísimo menos atemorizante que ese hombre de intimidantes ojos bicolores - ¿estas con el intruso?

-¿Intruso? – Cuestiono Robert con sorpresa – él estaba siendo perseguido por Cryp, yo solo lo ayude – justifico el colibrí en su defensa, esperando no recibir un castigo por sus actos.

-¿Joven, de donde procedes? – otro de los hombres uniformados, pero colores verdes en su atuendo le pregunto secamente - ¿Por qué has irrumpido en nuestras tierras?

-¡¿Haber irrumpido?! – Exclamo Alec claramente ofendido - ¡yo no he irrumpido en ningún maldito lugar, ni siquiera sé porque estoy aquí o siquiera sé si todo esto es real, lo cual dudo mucho y mucho menos se porque esa cosa quería matarme! – finalizo señalando a Cryp acusadoramente.

-¿De que estas hablando? – un tercer hombre hablo, el de encajes blancos en su atuendo

-¿Por qué todo el mundo articula esa pregunta?, como si yo fuera el equivocado.

-Ahora entiendo – el cuarto hombre hablo – eres humano.

-¿Lo descubriste, Einstein? – pregunto Alec con sarcasmo.

-No deberías usar ese tono con ellos, Alec – Robert le susurro al susodicho rogando por no meterse en problemas.

-Basta de todo esto solo quiero ir a casa y si no me dicen cómo hacerlo, estarán en problemas.

Alec toco la parte inferior de su arco que pendía justo a su espalda cuando el hombre con encajes blancos se acercó a el – tienes agallas – dijo con seriamente... pero en su rostro había una sonrisa – ven con nosotros y hablaremos de tu situación.

-No iré con nadie, ¡solo llévenme a mi casa!

-No me dejas opción.

El hombre con encajes blancos se acercó "rápidamente" a Alec para sostenerlo y llevarlo con ellos al palacio. Pero al notar sus intenciones, Alec fue mucho más rápido. Justo antes de que el hombre tocara su hombro, él se agacho pasando bajo el brazo del extraño al mismo tiempo que lo sujetaba y lo pasaba detrás de su espalda. Antes de que pudiera girarse, Alec golpeo sus pantorrillas provocando que el hombre callera al suelo, aprovechando el momento Alec lo empujó hacia el frente tumbándolo boca abajo, y sentándose a horcajadas sobre la espalda del hombre, hábilmente sacó una de sus flechas y la clavo en el suelo justo a unos milímetros del cuello del hombre. Todos los presentes miraron la escena asombrados. Salvo uno de ellos.

Mundos Distintos... Pecado DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora