Batallas Del Alma

112 21 5
                                    

Alec estaba solo en una de las habitaciones de la ciudad silenciosa. Luego del ataque, parecía que la ciudad de hueso ya no era importante para los demonios... algo bueno considerando que todos necesitaban descansar, luego de lo que había pasado. Pero a pesar del cansancio, Alec no podía descansar, no por el hecho de la noticia que le habian dicho, decir que era extraño era decir poco pero... Alec se sentía feliz.

Pero ese sentimiento se tornaba nostálgico cuando Alec recordaba donde estaba el padre de su hijo... el solo pensamiento de imaginar a Magnus siendo torturado por Asmodeus solo le provocaban nauseas, mas de las que su hijo le generaba.

Y pensando en Magnus, Alec no podía evitar sentirse triste e impotente... e incluso insignificante en muchos sentidos y por muchas razones. Dejando escapar un prolongado suspiro, Alec logró ver una pequeña silueta por la puerta que se encontraba entreabierta.

-Entra, Presi.

El pequeño gato entró a la habitación, con su acostumbrado semblante indiferente se acercó y se sentó en el borde de la cama, cerca de Alec, quien estaba recargado en la cabecera, con ambas piernas flexionadas contra su pecho mientras las sujetaba con las manos.

-¿Estás bien? – pregunto Presidente Miau... pero a diferente de antes, su tono si sonaba preocupado.

Alec dejó escapar otro suspiro – no – admitió – todos ustedes siempre han estado conmigo desde que era un niño, todos siempre fueron como unos hermanos para mi, una familia además de mi familia, si es que eso tiene sentido y ahora...

-Vaya, entonces, por como nos comportados, supongo que siempre debes estar preocupado por nosotros.

-Es verdad, de vez en cuando me hubiera gustado encerrarlos para mantenerlos seguros – Alec dijo eso dejando escapar una pequeña risita, pero luego Presidente Miau le miró con preocupación, al ver el semblante de Alec mas apagado y melancolico – ahora que recuerdo todo eso, desde que era niño, todos están siendo gravemente heridos... ahora Magnus ha sido secuestrado por Asmodeus, y Magnus... nunca me dijo lo que sucedia, aun cuando él era perfectamente conciente de las cosas, de la verdad, pero jamás me decía nada, es como... cuando dejaba de visitarme por las noches cuando quería resolver algo en torno a mí.

-Él no tenia que decírtelo, ¿cierto? – Preguntó Presidente Miau, logrando que Alec alzara la mirada para verlo – el te conocía muy bien y sabia que lo podrias entender sin que te dijera nada.

-Pero hay cosas... que no se entienden... si no se dicen.

-Mmm, ¿Qué te puedo decir? – Presidente Miau se recostó en el mullido colchón, dejando sus pies colgando en el borde... ambas manos tras su cabeza – Magnus es una de las pocas criaturas que deja que sus acciones hablen por él... cuando siente dolor o angustia, no quiere que otros sufran o se preocupen por él... mientras él pueda evitarlo. Por eso nunca dijo nada. Y aun asi, a veces pide ayuda, es ahí cuando tú debes escucharlo y apoyarlo. ¿No crees que con eso basta?

-Igual sigue siendo difícil... todo lo que ha pasado... a causa mia.

Presidente Miau suspiró, reincorporándose y mirando a Alec comprensivamente y con una pizca de seriedad – Magnus siempre me decía que... sin importar lo que pasara ya fuera algo simple o grave, él siempre decía que todo estaría bien... cada quien tiene sus cosas, sus problemas con los cuales lidiar... lo tuyo solo es... diferente. Honestamente creo que tenias que pasar por todo eso, fueras o no el rey de Idris y es completamente comprensible que hayas cambiado a raíz de eso, me preocuparía si no fuera asi. Pero... al punto al que estoy tratando de llegar es que, sacar las cosas adelante... mejorarlas... es lo que tú haces, Alec... puede tardar un minuto, pero creeme, lo he visto de cerca... lo que hiciste en la frontera, restaurar la barrera... eres capaz de hacer explotar el suelo que pisas, para hacer algo bien.

Mundos Distintos... Pecado DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora