Cenizas Del Tiempo

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El gran reino de Edom era el más poderoso reino de todo el infierno. En su capital, Idumea, residían los gobernantes de tan majestuoso reino... Asmodeus y Lilith. A pesar de ser los demonios mayores más poderosos de todo el infierno, tenían a su disposición a cientos de siervos para hacer cualquiera que fuera su merced, no solo demonios sino que también, aquellos repudiados que, cegados por su sed de poder, decidían servir a Edom.

Pero no todo estaba bien en el reino. El gobernante de Edom, Asmodeus quería tener hijos... pero no solo a los demonios que denominaba Asmodei, sino que quería tener un primogénito mas singular, le molestaba la idea de tener hijos que fueran siempre tan monótonos, sin nada más que sangre demoniaca en su sistema. El quería un heredero que fuera fuerte como los elementales de Idris, poderosos como los brujos, hábiles como los vampiros, con la astuta inteligencia y poder de un demonio.

Asmodeus se empeñó en buscar la manera en que su heredero adquiriera todas las cualidades sobrenaturales que sentía que era su derecho tener.

Para eso, Asmodeus buscó un hombre cuya reputación hablaba de gran poder y fuerza sin igual... alguien que tuviera el honor de ser tan poderoso como para derrotar a Sammael en batalla. Asmodeus utilizó su impresionante poder y belleza demoníaca para seducir al arcángel Miguel para que durmiera con el, no una vez, sino dos veces... hasta cumplir con su cometido.

Asmodeus mantuvo a Miguel cautivo durante un tiempo después de su cometido, llenándose de alegría cuando el arcángel finalmente le dio lo que buscaba, a su más deseado heredero...

 Magnus.

Después de borrar todo recuerdo de lo ocurrido a Miguel. Asmodeus crió y enseñó a Magnus a ser un gran demonio con dotes angelicales. Si bien la mayoría de la sangre de Magnus era demoníaca... los rasgos de sangre pura de ángel solo lograban hacer maravillas en los poderes y fuerza del nuevo gran demonio.

Ahora solo le faltaba observar a que escala podría llegar su heredero... fue entonces que, en vísperas del tricentésimo décimo octavo cumpleaños de Magnus... decidió ponerlo a prueba.

Sin importarle las protestas de su hijo prodigio, Magnus, Asmodeus de igual manera logró infiltrarlo en el reino de Idris, asesinado al anterior elemental de fuego, Felix Blackthorn. De no ser por la sangre angelical que había en el cuerpo de Magnus y porque Asmodeus había reprimido todos sus recuerdos y poderes demoníacos, el espíritu elemental de fuego jamás hubiera entrado en Magnus... dándole todos los atributos y conocimientos necesarios para hacer su labor.

Desde el primer momento de su infiltración, Magnus nunca sospechó o se percató de quien era él realmente. En lo que a él concernía, era el elemental de fuego, uno de los príncipes de Idris, protector de la barrera... con un claro objetivo, proteger a la familia real... a toda cosa.

Ese idealismo que tenia sobre "quien era", permitían que Asmodeus husmeara en sus pensamientos cada que le venia en gana, todo, de manera sigilosa e imperceptible para su hijo. No había ningún dato interesante en las primeras décadas que estuvo ahí. Nada interesante, que solo lograban aburrir al poderoso príncipe del infierno... a tal grado, que había comenzado a descuidar las acciones e incluso pensamientos de su hijo. Mas aun... cuando Asmodeus no contaba con caer rendido ante un singular ángel.



Era en aquel entonces donde, los cinco reinos vivían en relativa paz, todos realizando sus respectivas tareas... un inusual deseo y atracción comenzaba a hacerse presente. Asmodeus había puesto sus ojos en un singular ángel... el líder del reino celestial... Raziel.

Mundos Distintos... Pecado DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora