Parabatai: Dos Como Uno

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-Esa mirada me agrada – dijo Asmodeus mientras veía a su hijo... a Magnus – ¿en que estas pensando ahora mismo?

Magnus frunció el ceño, girándose para ver a su padre – ¿hace cuanto que llevas ahí? – le preguntó... claro, luego de que Asmodeus lo "despertara", Magnus se había ido a dar un paseo, quedándose en una alta montaña en Edom.

-Oh, ya me conoces – respondió Asmodeus – siempre he estado aquí. Siempre te estoy vigilando. Especialmente cuanto te notó tan distante y perturbado, ¿en que estas pensando?

-¿Quién es Alexander Lightwood? – preguntó.

Asmodeus se frotó la barbilla – ¿Por qué lo preguntas?

-Ese nombre esta en mi cabeza... pero no recuerdo a algún demonio o a alguien con ese nombre... simplemente no puedo darle un rostro.

-Entonces déjalo así, no es importante, además, tienes una misión mas importante, mi hijo. Lo que ahora necesitas es solo exponer tu sed de sangre y cuando lo hagas imagínate a ti mismo como un objeto insignificante, después de todo, esa es tu verdadera naturaleza demoníaca.

-Lo se.

De pronto, el semblante de Asmodeus se tornó serio e inexpresivo... una combinación inquietante y peligrosa... más aun cuando un príncipe del infierno porta tal expresión.

-Y solo para que lo sepas – dijo Asmdeus con un tono indescriptible – no necesitas amigos, mucho menos un amante. Cualquier amigo o pareja que hagas eventualmente te traicionará. E incluso, si ellos no te traicionan... tú los traicionarás a ellos. Y, en algún momento... los matarás.

-Entiendo.

-Si lo entiendes, entonces ve.

Magnus solo asintió mientras desaparecía justo frente a Asmodeus. Su tarea era clara.



Jace corría al frente, liderando al grupo que lo seguía fielmente por un laberíntico pasillo que los guiaría al salón principal... el mismo donde habían llegado la primera vez. En su camino, de manera repentina, Jace trastabilló, recargándose contra la pared mientras se sujetaba su brazo, su semblante lucia más pálido que de costumbre.

-¡Majestad! – corearon Denis y Maia con preocupación.

-¿Estas bien? – Pregunto Silas, quien de pronto miró preocupado el brazo del rubio – es su runa...

-Estoy bien – dijo Jace con voz jadeante – tengo que llegar a Alec pronto... si no me doy prisa... el podría morir.

-Tal vez debemos ir por Helen y Aline – sugirió Maia – su majestad está muy débil.

-Estoy bien – repitió el rubio – es débil, pero puedo sentir donde está Alec... voy a estar bien.

Todos asintieron mientras volvían a continuar con su camino. Era verdad lo que Jace había dicho... el vinculo que sentía con Alec era demasiado débil... pero lo que no le había dicho a sus amigos era que... lentamente se estaba debilitando, debía darse prisa.



Justo en el salón principal, donde Jonathan se encontraba descansando en la base de una de las grandes ventanas que estaban en lo alto del salón principal... sonreía con sorna.

-Reencuentro emotivo... – dijo suavemente mientras sentía como Jace y los demás estaban a nada de llegar al salón – ... en tres... dos... uno... cero.

Mundos Distintos... Pecado DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora