Su último año debía ser inolvidable, ese año se iría para cursar la universidad e incluso tendría que despedirse de todos sus compañeros -lo que era un alivio-, sin embargo eso sería también decirle adiós a su tan hermoso crush.
Lee Felix era tal vez, el chico más lindo de toda la escuela, no había chicas que no le recordasen al chico lo guapo que era. Lucía como una persona agradable, increíblemente amable con los demás, su sonrisa era como si con tan solo mostrarla podía arreglar los problemas de los demás, bueno, tal vez no arreglarlos en si, pero tal vez olvidarlos un poco. Pero claro, había un obstáculo; tenía novia y se llamaba Choi Haeri, la chica que al igual que su novio era tremendamente linda y considerada con los demás, por supuesto, una pareja perfecta.
Y por otro lado estaba Jung Areum, la chica que no habla con nadie, la que se sienta hasta el último lugar del salón y aunque sus calificaciones no eran malas, los maestros no podían ni reconocerla en ocaciones.
Comenzó a escribir en su cuaderno sin despegar la vista de este, el bullicio de sus compañeros realmente la estaba molestando pero no podía hacer nada, era demasiado tímida para gritar, incluso aunque ya llevara años de conocerlos a todos.
—Oigan chicos...— Llamo la presidenta de la clase, el bullicio paro después de que esta casi se desgastara la voz llamándolos a todos para que pusieran su atención en ella.— Bien, ya que tengo la atención de todos, quería informarles sobre la graduación...
—¿Se canceló? Si es así, hago una fiesta.
Jaeri fulminó al chico que la interrumpió y prosiguió.— No, Changbin, no se canceló.
Algunos chicos comenzaron a abuchear mientras las chicas soltaron un suspiro de alivio, Areum escuchaba todo, sin embargo no apartó la mirada de su cuaderno mientras que con su lápiz trazaba algunas figuritas en la esquina de la hoja.
Bah, estaba mil veces de acuerdo con Changbin, hubiera preferido que cancelaran aquel estúpido baile.
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Sus ojos miraban el título de cada libro que sus manos tomaban, estaba tan concentrada en su tarea que no se dio cuenta cuando un rubio la miraba atentamente.
—¿También buscas el libro que dejó la maestra de literatura?— Su grave voz la exaltó, soltó los libros que tenía en sus manos y miro al chico. Su corazón se aceleró tan frenéticamente que hasta dudo si era verdad lo que estaba viviendo. Felix soltó una risita haciendo que en sus ojos se formaran arrugas, bajo su cabeza aún sin borrar su sonrisa y dejó el libro que tenía sobre el estante.
—E-ehm, si.— Se abofeteó mentalmente mientras se agachaba a recoger los libros que había tirado.
—Esa señora no tiene ni idea de lo difícil que es encontrarlos por aquí.— El chico con la yema de sus dedos saco el polvo de la portada de un libro de pasta dura.— Muy difícil.
Areum, coincidió con el, y aunque no era la primera vez que la señora Jeon dejaba tareas como esas, era bastante difícil encontrar los que ella quería. Felix soltó un suspiro ante el silencio de la chica y tomó su mochila.
—Como sea, me largo iré a buscar el maldito libro en otra biblioteca.— Farfullo el chico.— Nos vemos...— La señaló esperamos que dijera su nombre.
—Areum.— Contesto la chica avergonzada, Felix le sonrió y asintió.
—Nos vemos, Areum.— Se dio la vuelta.— Ah...— Volvió a mirarla.— Si encuentro un libro extra, me asegurare de traértelo.— Le guiño un ojo y ahora si, se fue. Areum estaba que se moría, el chico que le gustaba desde hace tres años había estado hablando con ella, debía estar soñando.
Con pasos lentos camino fuera de la biblioteca, la pereza le había ganado por lo que se dejó caer en una banca soltando un suspiro. Se quedó varios minutos ahí, viendo a las personas pasar.
