El tiempo pasaba más rápido de lo normal, aunque seguía siendo algo lento, después de que Amanda se llevará a Will… no espera, ¿por qué le digo Will? Su nombre es Alexis… no, número 84 o N.A.H., no le puedo decir de otra forma, ni Will ni Alexis, aunque si soy completamente sincera adoraría que su nuevo nombre fuese Will, porque le quedaría extremadamente bien, sin contar de que es uno de mis nombres favoritos y por eso… no, Alisson basta ya, es el nuevo y él o te va a cambiar, no va a cambiar tu forma de actuar frente a todos o tu forma de pensar, él no puede cambiar nada en ti, ni aunque te haya dado su chamarra, es más, tengo una idea, no se la devolveré y fingiré que la tiré ya que ya no me serbia, en realidad ya está demasiado mojada, y huele como a él, a perfume, me pregunto si todavía tendrá este perfume o si lo habrá perdido, me encantaría que lo tuviera, siempre me han llamado la atención el olor de los perfumes de hombres, eso les da como un “no sé qué” cuando la usa, y ese “no sé qué” me encanta…
*Alisson… te estas distrayendo del tema principal* me dijo mi subconsciente, está bien entonces odiaré a Will, perdón N.A.H. y me aseguraré que todos lo noten, la verdad es que por cómo me ha tratado, le debo mi agradecimiento, pero la Alisson que todos conocen y creen que soy nunca le agradecería a un tipo nuevo en el orfanato, JAMAS.
Entonces ese era el plan, tiraría la chamarra de N.A.H. y así nunca más la volvería a ver, ¿Dónde la tiraré? Si lo hago en un bote de basura a la visita de todos tendré que asegurarme de que nadie más la saqué hasta que N.A.H. la vea, y si lo hago en un bote de basura más oculto tendré que asegurarme de estropearla y luego que él la vea, la primera era mejor, porque lo pondría en ridículo frente a todos, pero ¿y si eso lo lastima?...
¡NO ALISSON NO, YA BASTA DE PREOCUPARTE POR ÉL!
La tiraré y punto y así lo bajaré de su mundo feliz y le mostraré la realidad, no soy su amiga, yo lo odio y punto.
*¿Por qué lo odias?*
-Pues muy simple, porque… pues… porque yo… por… que… él… lo odio porque…-ni siquiera tenía palabras para contestarme, él no había hecho nada malo, incluso me ayudo y me hizo reír como nadie nunca en mi vida lo había hecho, me hizo sentir protegida con su abrazo y…
-¿A quién odias Alisson?-dijo Amanda abriendo la puerta, maldición lo dije en voz alta y no solo en mi cabeza, creo que es mi propia necesitad de escuchar una voz en medio del silencio lo que me hizo decirlo y no solo pensarlo, ya me había pasado pero la diferencia es que ahora, no sé qué decir.
-A nadie que te importe Amanda-síp, eso servirá.
-¿Quieres ir con el psicólogo? Eso te puede ayudar-Amanda no siempre era sarcástica conmigo, después de todo, ella me conoce desde que nací y entre en este lugar, se podría decir que por un tiempo e inclusive a veces me trataba como a una hija, pero al fin y al cabo… las hijas detestan a sus madres ¿no? Bueno por lo que sé, si lo hacen, aunque que puedo saber yo si nunca conocí a mi madre, ay ya en fin el punto es que la odio y punto.
-Naah, ni que fuera tú-dije cortante mientras me levantaba.
-Alisson-dijo suspirando-a veces tu actitud es algo extraña y distante, pero en fin, tu tiempo terminó vamos-se hizo a un lado para que yo pasará. Cruce el umbral de la puerta y sostenía firmemente la chamarra de N.A.H., esta estaba igual de mojada que mi demás ropa.
Cuando caminaba se escuchaba el formarse de un mini charco de agua bajo mis pies, y al moverlos se veían claramente las manchas de lodo que habían dejado.
Una vez en el pasillo, Amanda se detuvo y se giró a verme.
-Todavía faltan 10 minutos para la cena, ve a cambiarte de ropa porque no quiero que me ensucies el comedor, y tampoco quiero que te enferme así que apresúrate-la verdad es que muy rara, demasiada rara vez me enfermaba, pero quería prevenirse ya que si uno enfermaba aquí tenían que alejarlo de todos para que no los contagiara.
-Ve el lado positivo, ya no tengo que bañarme hoy-sonreí, la verdad es que me baño todos los días en las mañanas, muy rara vez en las noches, solo cuando necesito despejarme con el agua caliente, pero Amanda pregunta porque y odio esa pregunta “¿por qué?” a ver que te importa por qué son mis razones y mi vida.
-Agh, que asco, tu lavaras tus sabanas esta semana-se volteo dándome la espalda y comenzó a caminar en dirección contraria hacia donde yo tenía que ir.
Giré sobre mis talones y comencé a caminar con paso firme pero lento hacia mi dormitorio compartido con otras 34 tipas; todas nosotras seríamos corridas si nadie nos adopta antes de los 18, algunas aún tienen esperanza (la mayoría tiene 10 años) y la verdad es que si probable que sean adoptadas, pues en teoría, siguen siendo niñas, hay inclusive, una tipa que tiene 15, es un año menor que yo, y aun tiene ilusiones que alguien la adopte, yo tengo 16, y la verdad es que ya me estoy haciendo la idea de que haré a los 18, porque la verdad no creo que nadie me quiera, perdí la esperanza desde que tenía 7 años, y eso que “la esperanza es lo último que muere” bueno, pues en mi caso, ella ya estaba a kilómetros bajo tierra, muy feliz en su tumba y nadie planeaba sacarla.
Para cuando llegué hasta el baúl al final de mi cama, ya no podía olvidar el día en el que decidí que no quería más entrevistas, y lo seguí recordando mientras me dirigía a los vestidores para cambiarme…
“…Estaba sentada al borde de mi cama, movía mis manos nerviosamente, estaba sudando por los nervios y tenía mi vista figada en mis pies, estos colgaban a pesar de que la cama era bajita, para niños, tenía demasiada intriga, quería saber ya la respuesta, si en verdad podría ser una niña más normal…
Dirigí mi vista hacia la puerta mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en mi rostro, esperaba ver entrar a Amanda por ahí, buscándome para decirme que ya tenía un nuevo hogar, un lugar al cual llamar casa, pero mi sonrisa desapareció cuando vi entrar a Sabrina, una niña 3 años mayor que yo, tenía 10 y se dedicaba a hacerme la vida imposible, nuestros caracteres siempre chocaban formando peleas y discusiones diversas entre nosotras, ella era una de las razones por las que seguía fingiendo ser mala, aunque me daba miedo que algún día, por fingir tanto, ya no pueda mostrarme como yo soy, aunque si me adoptan, podré hacerlo, y dejar de pelear, insultar y ser alguien que no soy.
La sonrisa volvió a mi cara justo en cuanto Sabrina posó su mirada en mí, ella estaba muy enojada con todo el mundo sin razón, e insultaba a todos, yo creo que la razón de su enfado mundial sea la misma razón que por la que está aquí, ella siempre me busca apodos, y muchos me llaman así, haciendo que me sienta muy mal, pero como siempre, finjo una sonrisa y contesto con otro insulto.
-Awwwwwww la niñita cree que se va a ir-dijo Sabrina fingiendo ternura.
-Pues sí, lo creo, ¿envidia?- me crucé de brazos y me levante de la cama.
-En realidad, te tengo lastima-dijo más seria.
-Pues felicidades, te enviaré una postal luego, para demostrarte que soy más feliz que tú.
-Nunca serás feliz basurita-uno de sus apodos para mí-nadie te adoptará.
-Eso tú no lo sabes, y vete de aquí que ya estás en otro dormitorio.
-Síp, pero ahí no me divierto, y es por tu culpa-caminó hasta posarse a menos de un metro de mí, entonces se lograba notar la diferencia, ella era muy robusta y grande, mientras, bueno, yo, no lo era.
-¿No me culpes por tus bipolaridades trol?-así la llamaba yo, pues parecía uno, toda gigante para su edad y siempre enojada con todos.
-Es que en verdad es tu culpa.
-Claro que no.
-Sí, si lo es, eres la culpable de mi aburrimiento.
-Pues ponte a contar ladrillos en el techo-le conteste al igual que ella casi siempre me decía cuando solo estaba sentada sin hacer nada.
-Ja ja ja… que gracioso, muero de risa-dijo, obviamente sarcástica.
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Siempre Te Recordare.
Teen FictionAlisson con tan solo 16 años tiene una idea muy oscura sobre las personas; ella ha vivido en un orfanato desde que era una bebe y piensa que la única manera de vivir es mostrándose como ella no es en verdad. Durante los últimos 9 años de su vida ha...