Capítulo 9 Parte 1: "No Más Secretos"

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Mil perdones por la tardanza, sé que es probable que ya nadie la lea y aso pero en verdad lo siento, es que no sé me ocurria nada para seguirla y miolagrosamente hoy se me ocurrio, lo malo es que lo que se me ocurrio cambiara completamente la historia, o bueno lo que tenía pensado para esta, pero creo que lo hace mas interesante entonces decidí llevarlo a cabo, además tal vez así ya no se me complique tanto pensar en que escribir e.e'

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Desperté por un ligero rayo de sol que estaba sobre mis ojos, parpadee un par de veces antes de abrir bien estos, aún estábamos en esta… cosa de calabozo, intente levantarme y note que tenía un peso sobre mis hombros, el brazo de Jake aún estaba “protegiéndome”, sonreí recordando lo pasado en el día anterior, no la amenaza de Ian, Jessi y Karla, si no el hecho de que Jake confía en mí, y yo confío en él.

Con cuidado me solté del agarre de Jake para sentarme correctamente, él se giró y siguió durmiendo, ¿Cómo duerme tanto? Ya quisiera yo poder dormir así. Estiré mis brazos y algunos de mis huesos tronaron, la sensación se sintió bien y relajante, me puse de pie y camine un poco dando vueltas, necesitaba “ejercitarme” ya que tenía ambas piernas dormidas.

Después de un rato de caminar en círculos, ¿O cuadrados? Bueno no importa, después de un rato de caminar me senté como indio junto a Jake, quién seguía durmiendo, se veía lindo, el sol provocaba un reflejo en su cabello haciéndolo lucir con cierta belleza, del tipo que te hace lucir feliz, o… guapo.

Su cabello se veía tan sedoso que no logré aguantar las ganas y estire una mano hacia él, comencé por quitar los mechones de su rostro, no eran muchos, pero si algunos, después acaricie este con suma delicadeza, no solo se veía sedoso, lo era.

-¿Te diviertes? – preguntó sonriendo de lado. Me asuste tanto, no esperaba que estuviera despierto, inclusive di un saltito hacia atrás.

-¿Q… qu… ué… é? – pregunté intentando hacerme la desentendida, pero mi voz me falló y  terminé tartamudeando.

-¿Qué si te diviertes con mi cabello? – preguntó incorporándose frente a mí.

-Ah… eso… es que… estaba muy aburrida – me justifiqué.

-Si claro, eso no contesta la pregunta – me dijo poniéndose de rodillas.

-¿Cuál pregunta? – dije nerviosa.

-La que ya te repetí anteriormente – me dijo riendo.

-¿Oh enserio? No la recuerdo – negué levemente con la cabeza, claro que la recordaba.

-¿Ahora olvidas cosas? – dijo riendo y acercándose a gatas a mí.

-Eso parece, tal vez tengo… ¿Cómo se llama? Esa enfermedad con la que se te olvidan las cosas – dije riendo.

-¿Alzheimer? – preguntó divertido acercándose más a mí.

-No lo sé, ya no recuerdo de que hablábamos – bromee poniéndome nerviosa por su ahora cercanía.

-Si tienes Alzheimer ve con un doctor Alisson – dijo… Amanda.

-¿Amanda? – preguntamos ambos, entrecerrando los ojos intentando verla, la luz nos cejaba un poco.

-La misma – dijo entrando un poco, permitiéndonos verla mejor - ¿Se divertían?

-¿Acaso hoy todos preguntan lo mismo? – pregunté negando con la cabeza.

-Entonces lo recuerdas – dijo Jake riendo.

-¿Recordar qué? – dije riendo también.

-¿Podrían dejar de “jugar” y acercarse? – Preguntó seria – O puedo dejarlos aquí para que convivan.

-No, ya vamos – Jake se pudo de pie obedeciendo a Amanda y me tendió la mano, me levante con su ayuda.

-Acompáñenme – dijo Amanda con voz autoritaria apenas estuvimos cerca de ella.

Jake y yo nos miramos dudosamente antes de seguirla por el pasillo, hacia la construcción del orfanato. Caminamos a través de varios pasillos, hasta la oficina de Amanda.

-¿Se divirtieron? – pregunto seria mientras tomaba asiento detrás del gran escritorio.

-¿Sinceramente? – pregunte torciendo la boca en una mueca de diversión.

-¿O prefieres una mentira? – hablo Jake siguiéndome el juego, también sonriendo.

-¡DEJEN DE COMPORTARSE COMO NIÑOS! – nos gritó Amanda dando un fuerte golpe contra el escritorio.

-Amanda, no te tienes que desquitar con el escritorio, este no ha hecho nada malo – le replique, su enojo fue tanto que casi le salía humo por las orejas.

-Annabell – escupió Amanda entre dientes, como si mi nombre fuera un veneno, creo que no era tiempo para jugar, pero a pesar de la nueva confianza con Jake, no puedo mostrarme débil.

-Amanda – dije con una sonrisa cínica en mis libios, levantando una de mis cejas y cruzando mis brazos sobre mi pecho.

-Al… - murmuro Jake, en un tono un poco asustado.

-Dime Jake – le respondí sin siquiera verlo, justo ahora estaba teniendo una batalla de miradas contra Amanda, y no estaba dispuesta a ceder.

-No… no creo que… de… debas… contestar… a… así… aho… ahora… - tartamudeo Jake, denotando su nerviosismo, pero aun así no me mostrare débil.

-Pero Amanda fue quien nos trajo a aquí para hablar, creo yo – dije sonriendo de lado a Jake, pero aún sin dejar la mirada de Amanda.

-Estas en lo cierto, Annabell, los traje aquí para hablar, y para informarles algo un tanto… - se detuvo buscando las palabras – acelerado, improvisto y tal vez un poco extremista – finalizo ganándose toda mi atención, junto con mi ceño fruncido hacia ella.

-¿De qué hablas Amanda? – pregunte secamente.

--¿Aún no lo has adivinado Annabell? Con toda tu astucia creí que a estas alturas ya sabrías de lo que hablo – ahora ella me sonrió cínicamente.

-Suéltalo de una vez y termina con esto – escupí deseando finalmente saber de qué se trataba, mi curiosidad me mataba.

-Al… - volvió a balbucear Jake, tomando ligeramente mi brazo, y señalando hacia el escritorio de Amanda.

Pose mi vista en este, había varios papeles, entre ellos, el expediente de Jake sobre el mío, y a un lado varias hojas escritas de principio a fin, con una firma al final, mi ceño se frunció más mientras trataba de juntar las piezas.

-¿Aún no? – preguntó Amanda divertida, sentándose nuevamente en su silla acolchada.

-¿Qué es todo esto? – pensé en voz alta mientras me acercaba al escritorio y tomaba las hojas de hasta arriba, las que contenían firmas.

Rápidamente comencé a leer, cuando comprendí que era todo esto sentí como la sangre se me helaba en cuestión de segundos, no podía ser, Amanda no podía hacer esto, en verdad que era extremista e inesperado, pero… en verdad que no podía ser.

-No es verdad- negué tratando de convencerme a mí misma de que no estaba leyendo eso.

-Si puede, y lo es – sentencio Amanda.

-No lo harías – volví a negar tratando de despertar de esta asquerosa pesadilla.

-En realidad… ya lo hice – se levantó y miro la ventana detrás de ella, dándome la espalda.

-¿Qué es Al? – se acercó Jake, viendo los papeles en mis manos sobre mi hombro.

Siempre Te Recordare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora