Capítulo 1 Parte 1: "N.A.H."

251 6 5
                                    

Limpie la ceniza del cigarro que cayó sobre mi pantalón rápidamente y seguí viendo a la entrada al inicio del jardín, al parecer venía uno nuevo… “otra alma herida” pensé y recargue mi cabeza en el tronco del árbol detrás de mí.

-¿Tu qué crees Alisson?-preguntó Jessi mientras veía el carro que venía hacia la puerta.

-¿Ah?-dije fingiendo de no percatarme del auto y volteando a ver a Jessi.

-Del auto Al… apostamos para ver si viene o se va-dijo Jake.

-Ah sí… dos cigarrillos a que viene-dije indiferente.

-Bien… pues eres la primera que apuesta a que viene…-dijo Ian poniendo mis cigarros al centro junto con los otros.

-Yo digo que se va… el auto se ve muy costoso así que deben de venir para formar una “familia” unos tipos sin nada mejor que hacer-se defendió Taylor-¿Por qué dices que viene?

-Porque viene demasiado lento, si alguien viene a adoptar conducen un poco más rápido por la “emoción” de conocer a su posible futuro hijo o hija… y ahora conduce lento… como apenado o triste por algo, como si no quisiera venir aquí-volví a fumar.

Entonces el auto negro estaciono frente a la puerta del edificio principal, todos nos giramos para ver quien bajaba… si venía un niño… eran malas noticias para él.

La puerta trasera se abrió justo cuando salió una Amanda sonriente por la puerta principal, con sus zapatos de tacones medianos haciendo ruido por el piso de piedra, su falda negra hasta las rodillas y su blusa de botones y manga larga color beige tan común en ella. Amanda… la “dueña” de nosotros… la responsable de este orfanato… nuestra dictadora.

Del auto salió un adolescente… por así llamarlo… como de nuestra edad entre 14, 15, 16 o 17… si tienes 18 no puedes venir aquí… llevaba unos pantalones rectos de mezclilla oscura… una camisa blanca algo arrugada y sucia, unos convers blancos igualmente sucios, una chamarra azul marina abierta completamente,  con el gorro en la espalda colgando, por último… él llevaba una mochila algo pequeña color café oscuro, sobre él y no su ropa… pues no lo lograba ver muy bien… no era muy alto… pero si más alto que yo aunque yo también soy un poco bajita así que cualquier hombre aquí es más grande que yo… hombre, no niño; llevaba sus manos en los bolsillos y la vista por el suelo, yo gané la apuesta, viene y no se va *sonreí* si podía ver su cabello… era negreo y estaba muy alborotado, me llenaron unas ganas de revolvérselo más de lo que ya estaba (si era posible) y lo tenía un poco largo, no le llegaba a los hombros ni nada, se lograba ver su nuca pero le cubría perfectamente los ojos… de su cara solo lograba ver la punta de su nariz… era fina y no muy grande, normal para un hombre, él estaba encogido de hombros cuando llegó Amanda hasta con él.

-¡Hola! Tú debes ser Alexis ¿cierto? Ay pero que digo por supuesto que lo eres, no tengas miedo por ser nuevo te adaptarás bien y te encantará vivir aquí estoy seguirisisima que te adaptaras muy rápido y todos será muy amables contigo tú te vez amable y educado así que no creo que tengamos problemas contigo-dijo Amanda con alegría… que asco su alegría proviene de la llegada de un alma en pena.

-Parece que ganaste Al-me dijo Jake mientras se cruzaba de brazos fingiendo enojo.

-Así es-reí y les sonreí hipócritamente-Siempre ganó… ¿lo olvidan?

-Nunca podremos olvidarlo si siempre nos lo recuerdas-dijo Ian riendo.

-Lo cual siempre haces-agregó Jessi.

-Pero yo quería los cigarros.-dijo Taylor con su voz chillante de niña malcriada… como odio esa voz… casi siempre nos descubren por ella, y parece que hoy no es la excepción.

-¿QUÉ HACEN USTEDES FUMANDO ALLÁ?-grito Amanda molesta… como siempre que nos veía fumar, ya que, apague el cigarro y avente la bachicha al bote de basura haciendo un tiro perfecto.

-Lo siento señorita… no volverá a pasar-dijo Taylor preocupada igual que siempre que nos descubrían por ella, ósea siempre.

-Ya lo eh escuchado antes señorita Jones. A mi oficina los 5 inmediatamente-Dijo con su tono de superioridad el cuál, también odiaba, se giró hacia el tipo, creo Alec o algo así, da igual, él seguía cabizbajo-Señor Thomsson sígame por favor-los dos comenzaron a caminar hacia la puerta-Ahora-dijo en advertencia Amanda hacia nosotros.

-Si señorita Wildember-dijeron Jessi, Jake, Ian y Taylor al unísono.

-Está bien Amanda-sabía que odiaba que le dijeran por su nombre pero yo lo hacía para molestarla, ella siguió con su pasó firme por la entrada sin embargo de seguro me escucho, pues lo dije bastante alto.

Todos comenzamos a levantarnos y limpiarnos el pasto del pantalón y cabello, tomé los cigarros y los escondí en mis botas largas, casi hasta mis rodillas, que siempre usaba, eran perfectas para esconder todo, nunca debieron comprármelas, ni este par ni los otros 2 que tengo en mi baúl. Yo era la única que iba con pasó decidido por los pasillos, aunque por dentro me estaba muriendo de miedo por el castigo, nunca lo mostraría ni rompería esta reputación de mala y fuerte que me cree por años, todos los demás iban demasiado nerviosos y caminaban lento, yo me adelante a ellos, la verdad es que compartía su nerviosismo y miedo los castigo aquí eran algo… extremistas, por así decirlo, podían hacerte lo que quisieran, mientras no terminaras en el hospital, nadie te creería que aquí te hicieron algo, después de todo, solo eres un huérfano más sin importancia.

Cuando llegué a la puerta de la secretaría la abrí rápidamente y le deje así para que entraran los demás mientras yo me dirigía hacia la oficina de Amanda y abrí de golpe la puerta, ella odiaba que nadie tocara a su puerta. Bajo sus lentes y dirigió una mirada asesina hacia mí a lo cual yo solo sonreí.

-Estoy ocupada ¿qué acaso no vez?-señalo al chico sentado, el nuevo.

-Ah, lo siento, creí que querías verme 2inmediatamente”-remarqué la última palabra y el chico rió por lo bajo mientras Amanda se paraba de su cómodo asiento, y lo sé porque yo misma lo eh usado, aunque después casi muero pero lo use.

-Sí, pero pudiste llamar a la puerta antes de entrar, creí que te habíamos enseñado modales Annabell.

-Al parecer fallaron… Amanda.

-No ha terminado la batalla-dijo retándome.

-Preparen su armas-dije en su mismo tono pero sonriendo de la única forma que sé, hipócritamente. El chico nuevo rió por mi comentario provocando que Amanda se enfureciera más y que yo me confundiera… nadie ríe frente a Amanda… nadie excepto yo o alguien quien quiera ser su enemigo. Pobre tipo… Amanda ya lo odiaba, lo veía en su mirada, la conocía tanto que no era muy difícil saberlo para mí.

-74, dígale a sus amigos que pasen, lleve al 87 a su habitación, y regresen para su castigo, ambos-nos miró consecutivamente.

-¿74? ¿87? ¿Qué? ¿Ambos? ¿Castigo?-dijo el “87” viendo directamente a Amanda y consternado.

-Yo soy el 74, tú el 87, aquí todos tienen un número, todas tus pertenencias tienen ese número y te castigarán por reírte inapropiadamente de una persona-le explique, Amanda sonrío, borrare esa sonrisa-porque Amanda, la señorita aquí presente-continúe señalándola, él me veía atentamente-es una dictadora con solo enojo y felicidad fingida en su interior que odio ver a la gente feliz y por eso trabaja en un lugar lleno de tristeza y amargura haciéndole la vida imposible a todo aquel que viva aquí, “cuidando” o más bien maltratando a todo niño inocente o indefenso como yo-puse carita de niña buena. Él estalló en carcajadas ante mi explicación, la verdad yo reí igual y luego porque me castigaban eh, Amanda nos fulminaba con la mirada, eso me mataba de miedo pero era gracioso.

-Hagan… lo… que les… dije… ¡AHORA!-dijo demasiado enojada, pero la eh visto más. Tomé al tipo del brazo y salí casi arrastrándolo de ahí ya que no podía parar de reír.

-Quiere que entren-Les dije a los demás indiferente.

Siempre Te Recordare.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora