Our Secret (Romanogers)

22 • - No puedo

Fin del Flashback

Steve que ya había llegado a la casa, se dejo caer en el sillón mas grande de la sala que en ese momento se encontraba obscura y silenciosa.

Esa había sido la primera vez que se había dejado llevar por las sensaciones y sentimientos que Natasha Romanoff le provocaba y no había sido la última, había caído en más de una ocasión en los encantos de esa mujer pero sin llegar al final, pero si habían ido mas lejos. Cada vez que Natasha y él se besaban, por más mínimo que fuese el beso, desataba los instintos más bajos que no sabía que tenía, la tocaba, la besaba, cada pequeño espacio de su piel, pero nunca llegando al final, negándose a hacerla suya hasta que escuchará aquellas palabras que tanto había esperado.

De nuevo se sintió el ser mas despreciable del mundo por hacer sufrir a aquella mujer que solo merecía amor.

Se prometió a si mismo recuperarla, hacerle ver lo mucho que la amaba y que si le daba otra oportunidad nunca más la defraudaría por que ella era todo para él y lo sería hasta el final de sus días.

Negándose ante la idea de ir a una habitación vacía, con una cama que tendría el aroma a vainilla que desprendía Natahsa impregnado en las almohadas y con recuerdos de ellos haciendo el amor en más de una ocasión, se quedó ahí en el sillón, se recostó cerrando los ojos, dejándose llevar por el cansancio que sentía, cayó en las brazos de Morfeo.

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Natasha Romanoff se levantó ante el dolor su estómago preparándose para correr al baño en caso de que fueran las náuseas, una vez de pie sintió un pequeño movimiento en su estómago y después un gruñido. Tenía hambre.

Salió de la habitación sin despertar a Wanda y caminó por el pasillo y bajo las escaleras sin hacer ningún ruido, miró el reloj que había en la planta baja, marcaba las 3:30 a.m., lo demás no tardarían en despertar habían acordado que todos se irían a las 5:00 a.m., corto camino por la sala para no rodear la casa y así llegar a la cocina mas rápido pues su estómago no dejaba de protestar por comida. Al entrar la sala sintió un pequeño dolor en su pie, había pisado algo puntiagudo.

-Auch – soltó casi en un susurró sin notar que había un cuerpo en el sillón mas grande de la sala, que ante el pequeño quejido de la espía saltó del sillón con rapidez, casi alarmado.

-¿Qué pasa? ¿Nat? ¿Qué estás…? ¿Estás bien? – Steve formuló todas las preguntas con gran rapidez mientras se acercaba a ella pero antes de tocar el antebrazo de la mujer, ella se había apartado con un movimiento brusco.

-¡No me toques! – habló en voz baja pero firme.

-Nat por favor, déjame ayudarte ¿Te sientes mal? – la espía sintiéndose mal por el tono de voz casi suplicante del soldado se relajó un poco y le habló mas tranquila.

-Sólo pise algo, no pasa nada –

-Debiste pisar un vidrio, creo que no barrí bien hace rato, déjame revisarlo –

-¿Vidrio? –

-Yo… Yo estaba un poco alterado hace algunas horas, arroje algunas cosas y golpe algunas otras –

Sólo entonces Natasha notó la ausencia de accesorios, entre otras cosas, alrededor de la sala y el boquete que había en una de las paredes de la habitación, sintió que se le encogió el corazón, tan absorta estaba en su indagación por la sala que no notó cuando Steve se había acercado lo suficiente a ella para cargarla en sus brazos.