Capitulo 6

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Yui POV

Nada podía ser peor.

La mirada llena de rabia de Reiji, sus ojos rojos con un filo que recordaban a la daga de Subaru. El simple recuerdo me mojó el rostro de lágrimas; ¿ahora me iba a odiar? ¿Dejaría de alimentarme? ¿Me guardaría rencor?

Me tumbé sobre la cama, mirando el techo. Sollocé una sola vez, recordando todo aunque yo no lo quisiera. Cerré los ojos.

*-*-*Flashback*-*-*

Mis labios se separaron de la tersa y ahora perforada piel de Reiji una y otra vez. Lo seguía mordiendo, buscando más sangre sin descanso alguno. Él reprimía gemidos adoloridos cada vez, apretando la mandíbula con fuerza mientras tensaba el cuerpo. Mucha, demasiada sangre salía de sus heridas, manchando su camisa hasta, más o menos, la cintura. Poco a poco me aparté de él, notando que lo tenía presionado contra la pared apenas.

- ¿Estás bien? – pregunté. Mi voz sonó rasposa.

- Yo debería estar preguntándote eso – me respondió. Seguíamos muy cerca, casi rozando nuestras frentes –. Ya no estás pálida.

- Eso es bueno, supongo.

- Mucho.

Su ceño estaba levemente fruncido, dándole un aire preocupado y serio mientras me inspeccionaba con la mirada. Sus ojos rojizos encontraron los rubíes míos, dando un contacto que recordó a una corriente eléctrica en ese momento. Tan hermosos… pero, a la vez, tan peligrosos. Se acercó apenas, como si se hubiera olvidado de toda la sangre que aún derramaba y, sin acomodarse sus lentes, se inclinó hacia el frente. Las gafas cayeron al suelo con un golpe sordo justo al mismo instante que sus labios rozaron los míos de la manera más tímida que jamás pude haber imaginado, para después rodear mi cintura con un solo brazo y besarme.

Sus labios eran tan suaves y delicados que me recordaron a la misma porcelana, de esas que si tocan el suelo se hacen trizas frente a tus ojos expectantes. Pero no todo lo que brilla es oro; aunque delicados, eran muy hábiles. No había duda de que Reiji besaba muy bien. Su agarre se volvió algo más fuerte, y el beso se profundizó a su pedido mientras sentía su respiración relajarse un poco.

No era mi primer beso – y el de Reiji tampoco, obviamente – pero jamás lograré olvidar la manera en que él me hizo sentir. Ahora me detesto por haberlo disfrutado, pero en ese instante… nada podía ser mejor.

Los besos de Reiji me llevaron a la cama. Me recosté; él se posicionó sobre mí sin despegar sus labios de los míos, delineándolos con los suyos dulcemente como si me fuese a perder en cualquier momento. Por mi parte, rodeé su cuello con mis brazos,  atrayéndolo más a mí. Sus manos recorrieron mis piernas lentamente, y no pude evitarlo...

- Raito… - gemí.

*-*-*Fin del Flashback*-*-*

Me llevé las manos al rostro, tapándolo. Me sentí un asco por unos minutos; ¿sentía algo por el tercer Sakamaki? Negué con la cabeza; ¡no!  Me levanté de la cama y limpié la sangre de mis labios al mismo tiempo que las lágrimas de mis ojos. Tomé valor con un suspiro, llevando la mano al picaporte.

- No puedo creerlo, enserio has bebido más de la cuenta.

La áspera y algo forzada voz de Raito llenó la habitación de un segundo a otro. Si mi corazón hubiera estado vivo, hubiera dado un salto sorprendido. El tercer Sakamaki no tenía esa pose usual que tanto recordaba a su imagen, sino simplemente se encontraba en medio de la habitación, parado con ambos brazos a los lados.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – le pregunté. Se acercó a mí, mirando mis labios; aún tenían sangre en ellos –. Joder, ¡largo!

No era muy usual en mí el alzar la voz. Con un simple basta siempre era suficiente, pero en esos momentos no podía soportar más la presión que imponían los hermanos sobre mí. Raito estaba parado ya frente a mí, mirándome con ojos entrecerrados y llenos de furia. ¿Qué le pasaba?

- No me iré.

- ¡Largo, maldita sea! – la furia me hervía la sangre.

- No. Quiero que me des una explicación.

- Jódete. No tengo nada que explicar.

Sacar cara por mí misma era algo completamente nuevo para mí. Pero era buena, buena enserio; y ese sentimiento era maravilloso. ‘¿Libre al fin?’

- Sí, tienes mucho qué explicar. Y me lo vas a decir, quieras o no.

Sujetó mi mentón con su mano con fuerza, forzándome a levantar la cara. Sus ojos se encontraron con los míos, y con su pulgar recorrió mis labios, manchándolo de la sangre de Reiji. Sin dejar de mirarme por un segundo, se llevó ese dedo a los labios y le quitó la sangre con una lamida; su rostro se transformó al instante.

- ¿De quién es esta sangre? ¿Es tuya? ¿Has vomitado sangre?

- Es de Reiji.

- Bromeas.

- ¿Tengo cara de estar bromeando?

Frunció el ceño. No era usual verlo enojado, sino sonriente y soltando bromas… pervertidas, para ser honesta, pero bromas. Se acercó de nuevo, murmurando algo entre dientes. Lo único que entendí fue ‘deseo’.

- No te muevas. – susurró. Su voz se puso ronca.

- ¿Qué? – pregunté, ahora confundida.

- No digas ‘qué’.  Tu voz suena condenadamente provocadora cuando lo dices. No lo digas a menos que te lo pida.

- Yo… vale.

Sus labios lentamente se acercaron a los míos. Mi mandíbula seguía inmovilizada dolorosamente, no podía hacer nada mientras él quitaba la sangre de encima de mis labios poco a poco. ¿Se cuenta eso como beso? No era realmente eso, simplemente limpiaba mis labios… Cerré los ojos por unos minutos, hasta que no los pude sentir más y su agarre me soltó.

- Espero más de ti, Bitch-chan – ronroneó, y se fue.

---

No me era usual irrumpir en una habitación sólo porque sí. Bien, había un motivo, pero irrumpir con motivo tampoco era lo mío. En cualquier caso, entré al estudio de Reiji con la cabeza en alto, las manos temblando y una fina capa de sudor frío en mi frente. Estaba muy nerviosa; y lo estuve más al ver a Reiji mezclando químicos con el ceño fruncido.

- Reiji – lo llamé; mi voz salió áspera y temblorosa. Lo intenté de nuevo –. Reiji.

Mientras dejaba dos tubos de ensayo, uno de un color rojizo y el otro de un azul claro, se acomodó los lentes y volteó en mi dirección. Sin moverse de su puesto, me inspeccionó con la mirada, como la primera vez que nos conocimos. Otra vez, si hubiera estado viva, me hubiera sonrojado.

- ¿Yui? ¿Qué haces aquí? ¿Avril no cerró la puerta?

- ¿Avril estuvo aquí? – ¿Acaso soné celosa?

Alzó una ceja, sonrió y después soltó una carcajada.

- Has cambiado mucho, ¿sabes? – mencionó, sin mirarme –. Hace cuatro meses no podías ni salir de tu habitación; ahora entras a cualquier sitio sin siquiera tocar. Hace cuatro meses, no respondías cuando te gritábamos, ahora sálvese quien pueda cuando te enojas. Hace cuatro meses…

De un segundo a otro, estaba parado frente a mí, con una sonrisa en el rostro. Tal como lo había hecho Raito, sujetó mi mentón, pero con delicadeza como para levantarme el rostro y nada más. Y eso hizo, su rostro estaba justo frente al mío, a escasos centímetros del más leve contacto.

- …No hubieras hecho esto, ¿eh?

Soñando con un Final Feliz [Diabolik Lovers Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora