Capitulo 14

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Luciana POV

¿Sabían algo? Los vampiros no hacen funerales ya que, después de todo, están muertos ya. ¿Cómo lo aprendí? Pues de la mala manera.

De los seis hermanos Sakamaki quedaban cinco. Los trillizos ahora no eran tres, sino dos. Reiji se mantenía callado, y no lograba culparlo; después de todo, había sido él el que había estado al lado de Raito en sus últimos momentos. Todos estábamos en el salón. Los momentos "familiares" por así llamarlos se volvían más usuales, aunque la familia estuviera incompleta.

- Reiji, ¿qué era? - susurró Kanato, que abrazaba la almohada con fuerza -. Me refiero a lo que tenía. ¿Dónde estaban los cortes?

El pelinegro pareció hacer memoria por unos segundos antes de observar al trillizo que era el mayor ahora.

- Pareció ser un intento de degollarlo - murmuró -, aunque no llegó a hacer el trabajo entero. Además de eso... todo el cuerpo estaba herido.

Kanato asintió y apartó la mirada por unos segundos. Avril, que estaba a su lado, lo miró con ojos llenos de tristeza antes de bajar la mirada. Al levantarla de nuevo, me miró por unos segundos.

- ¿Llegamos tarde? - me preguntó con un hilo de voz.

Me limité a asentir y bajar la mirada, sintiendo como una mano se posaba en mi hombro. Shuu miraba al frente, sus ojos azules perdidos entre los objetos del salón antes de mirarme un instante. Devolvimos la mirada hacia todos.

- No lo entiendo - gruñó Ayato por lo bajo -. No entiendo porqué demonios tuvieron que matarlo.

- Lo sorprendente es que aunque Subaru sea el más fuerte, Raito es el más veloz - intervino Yui, que estaba sentada al lado de Subaru -. Aunque lo hubieran atacado, pudo haber huido con facilidad. O desaparecer de ahí, por último.

- No, no pudo haberlo hecho - negó Shu -. No podíamos entrar con nuestros poderes. Si no pudimos entrar, él no pudo salir. El enigma está en porqué la puerta estaba cerrada con llave.

Hubo una larga pausa. Poco a poco me iba cansando de los espacios en blanco en nuestras conversaciones.

- Era un sello maldito - oí decir a Avril.

- ¿Un sello... maldito? - repitió Reiji, mirando a mi melliza.

No pasó mucho hasta que todos tuvimos los ojos clavados en ella. Avril jugó con sus manos en su regazo por lo que parecieron horas (aunque estuve segura no fueron más que segundos) y después habló.

- Un sello maldito es capaz de cerrar cada cerradura y prohibir la entrada y salida de cualquier modo en una habitación. Alguien debió poner el sello en la habitación de Raito para impedirle el escape. Aunque haya intentado huir, no le fue posible por el mismo sello.

Shu observó a mi melliza con ojos asombrados antes de asentir, como si comprendiese todo de golpe.

- Una vez leí sobre eso. Se dice que casi nadie sabe de la existencia de ellos, excepto los que son capaces de colocarlos o los que han escuchado leyendas o yo qué sé. - lo pensó unos segundos -. No. Esperen, no lo leí. Me lo dijer--

Y se calló al instante, sumido en sus pensamientos. Me levanté del sofá e intenté hacerlo reaccionar, chasqueando mis dedos frente a su rostro una y otra vez hasta que salió de su trance. Coloqué mis manos en sus hombros.

- Shu, ¡Shu! ¿Quién te lo dijo? - pregunté.

Pareció ignorarme, pero su mirada se desvió hacia Reiji, que lo miraba con intriga desde su propio lugar.

- Madre me lo dijo - habló para Reiji.

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Yui POV

- Tal vez fue Beatrix - le dije a Luciana mientras ambas avanzabamos por el pasillo junto con Avril -. Christa me dijo aquella tarde que debia proteger a los chicos de ella.

Avril asintió. Iba a mi lado derecho, su cabello atado en una sola coleta mientras parecía estar pensativa. Luciana, que llevaba su cabello en una trenza, se remangó de camisa a rayas y soltó un gruñido amargo. Se detuvo en seco en el pasillo, sus ojos castaños clavados en los rubíes míos.

- Yui, ¿cuál crees que sea el objetivo de esa mujer? No creo que sea matar a todos los Sakamaki; en ese caso Reiji o Shu deberían haber ido primero - el pensar en perder a Reiji me causó un escalofrío.

- No lo sé. Tienes razón, Shu o Reiji debieron haber sido las víctimas, no Raito.

Avril se paró en medio de nosotras dos y, mientras jugaba con la falda de su vestido, dio una vuelta cual bailarina de ballet y sujetó sus manos tras la espalda antes de hablar.

- ¿Y si Raito-kun lo sabía? ¿Y si quiso advertirnos, pero Beatrix lo asesinó antes de que pudiera huir? Lo pudo haber encerrado en su habitación con el sello - opinó, risueña.

Tenía sentido, demasiado en realidad. Tanto que era perturbador. Avril y Luciana empezaron a hablar entre sí, y tomé la oportunidad para alejarme de ellas y poder tomar un poco de aire para tranquilizarme. Avancé por los pasillos en silencio.

Todo se sentía diferente, vacío por llamarlo así. El no tener a Raito en la mansión iba a ser un cambio gigantesco que me tomaría un tiempo asimilar por mi cuenta. Los pasillos ahora parecían lograr el mismo efecto que las paredes de una catedral abandonada: un aire muerto y frío que se mezclaba con la brisa nocturna que entraba por la ventana.

Mientras llegaba a las escaleras, la puerta que daba entrada al estudio de Reiji llamó mi atención. Me entraron ganas de verlo, sabiendo que estaría algo agotado por sus dos horas de lucha por la vida de Raito, y tomé valor al acercarme a la puerta. Cerrando mi mano derecha en un puño, toqué tres veces la puerta de madera con los nudillos.

Abrí la puerta unos segundos después, viendo que Reiji estaba leyendo un libro en su sofá. Levantó la mirada y me reconoció, una sonrisa apareciendo en sus labios de los cuales sobresalían sus colmillos. Dejó dl libro a un lado y se levantó.

- ¿Ya estás mejor? - le pregunté, algo preocupada. Había estado muy cansado desde lo sucedido.

- Mejorando. Dormiré un poco y estaré bien - me aseguró mientras me abrazaba.

Era extraño que alguien como Sakamaki Reiji, de tal manera de pensar y forma de ser, se rebajara tanto como para enamorarse de alguien como yo. Hacía cuatro meses se la pasaba dándome lecciones sore etiqueta y amenazaba con matarme; ahora sonreía al verme.

- ¿Cómo fue que te enamoraste de mí? - susurré para mí misma.

Me oyó.

Bajó su mirada hasta la mía, frunciendo el ceño levemente mientras encontraba las palabras. Me manuve callada, esperando que tomara por alto mi estúpida pregunta, pero no pareció darse por vencido. Tomó mi mano.

- No tengo ni la más mínima idea, Yui - murmuró -. Se supone que alguien como yo debería detestar a la gente débil y torpe como tú. Pero Raito, cual idiota lujurioso y enamoradizo que era, solía decir algo... "Uno no controla por quién se enamora". Lo único que sé... es que estoy enamorado de ti, Komori Yui, por tan cursi y fuera de lugar que suene.

Acercó su mano a mi mejilla y la acarició lentamente, sus yemas brindándome el calor que tanto necesitaba en esos momentos. Se inclinó y presionó sus labios sobre los míos con ternura y algo de timidez. Mis brazos rodearon su cuello por reflejo, acercándome lo más posible a él mientras rodeaba mi cintura con un solo brazo.

Uno no controla por quién se enamora, me dije.

Escuchamos un grito segundos después.

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OMG ;w; No sé porqué maté a Raito, él me caía chido </3 Pero YOLO B) Pues les tengo un aviso: pronto regresaré de vacaciones (este lunes, para ser más exactos) y no podré subir con tanta frecuencia, así que intentaré subir toooodo lo posible estos días ^_^ Si me inspiro, posiblemente habrá un capitulo diario :D Así que ya saben, voten, comenten, y hasta el próximo cap ♥

-TheGirlNextDoor

Soñando con un Final Feliz [Diabolik Lovers Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora