Yui POV
Subaru tomaba un café en la cocina con aire calmado, sentado sobre la barra de diario. Parecía estar cansado, o tal vez eran imaginaciones mías; mi mete estaba muy mezclada y me costaba pensar con claridad. Llegué a su lado y lo fulminé con la mirada, haciendo que él pestañeara un par de veces mientras bajaba su café y se cruzaba de brazos.
- ¿Eh? ¿Qué pasa, Yui? - me preguntó, bajando de la mesa y frunciendo el ceño.
- Eres un terrible idiota. No te has dado cuenta.
Apretó los dientes, y me miró con sus ojos duros como el hielo mientras apretaba los puños. Me mantuve firme, aún sabiendo que se había enojado - conociendo a Subaru, nada bueno saldría de la situación.
- ¿De qué, si se puede saber?
- ¡Tu madre! ¡El espíritu de tu madre estuvo aquí, y no te diste cuenta! - la rabia lentamente me tomaba. Siempre me había considerado tranquila, pero realmente la situación me estaba sacando de mis casillas. -. Vino a velar por ti y no la notaste. Ahora está muerta; más muerta que antes, y no volverá.
Separó los labios para decir algo, pero nada salió de entre ellos. Se mantuvo quieto, congelado en el aire cual copo de nieve que no llegó a tocar el suelo, mientras procesaba toda la información en su mente. Por un momento, sentí una pena terrible hacia él, pero el enojo aún estaba dentro de mí. ¿Cómo se puede pasar por alto la presencia de una madre? Al parecer, era posible, pero sólo para los idiotas.
- ¿Mi madre? ¿¡Pero qué--!?
Antes de que pudiera terminar la oración, la puerta de la cocina se abrió con un golpe. Ayato, con el cabello desordenadocomo siempre y su ropa mal puesta (también, como siempre), entró a la cocina con un dejo de enojo en su rostro. Me miró por unos segundos.
- Yui, ¿qué demonios pasa con el lascivo de Raito? - me preguntó, cruzándose de brazos.
- ¿Qué? - preguntamos tanto Subaru como yo.
Ayato se encogió de hombros, cambiando su peso a la pierna derecha.
- No lo encuentro. Quería darle a ese desgraciado una lección, pero enserio no está en ninguna parte.
Ladeé la cabeza, algo confundida. ¿Raito desaparecido? Kanato apareció al lado de su hermano, abrazando su almohada. No ver a Tedy en sus brazos poco a poco se volvía usual. Mientras jugaba con una pequeña flama en sus dedos, negó con la cabeza.
- No he visto a Raito desde hace un par de horas. Debe haber salido, pero aún así... Es extraño. - apagó la llama de golpe.
Nos miramos entre nosotros. Parecían preocupados (preocupados es una palabra casi imposible de usar en ellos, pero la situación se presentó) mientras la tensión crecía en el lugar al paso de los segundas y las respiraciones nuestras. Una sola idea cruzaba nuestras mentes: el paradero del pelirrojo.
- ¿No está en su habitación? - pregunté.
- Me temo que no podré responder a eso - Reiji apareció con Avril al lado, que se mantenía callada -. Algo no nos permte entrar con nuestra habilidad, y las puertas están cerradas por dentro.
La albina tenía la mejilla derecha roja y los ojos hinchados, como si hubiera estado llorando. No le presté mayor atención, viendo que Shu entraba con Luciana, algo adormecido como le era usual.
- ¿Qué pasa? - preguntó Shu antes de soltar un largo bostezo sentándose sobre la mesa de diario.
- Raito no está. - respondió Subaru.
Hubo más silencio por unos segundos; Avril fue quien lo rompió.
- ¡Voy a ir a ver a Raito-kun! - una gran sonrisa iluminó su rostro, que había estado dominado por la penumbra.
Salió de la cocina, y la seguimos con la mirada para después ir tras ella. Luciana iba a la cabeza, tratando de atrapar a su hermana, que corría por los pasillos con sus coletas sacudiéndose en el aire tras ella. Al llegar a la habitación de Raito (que estaba el final del pasillo) tomó la manija e intentó girarla sin lograrlo.
- Onee-chan, dame tu collar - dijo con dulzura estirando su mano al frente.
- ¿Mi collar? - se llevó las manos al pecho, quitándose la cadena con la llave negra.
- Sí, la llavecita. La necesito.
Luciana se llevó las manos a la nuca y se quitó el collar antes de dárselo a Avril, que lo sujetó con cuidado. Tomó la llave y buscó con la mirada entre nosotros, caminando hacia Kanato con una pequeña sonrisa.
- Kanato, ¿me haces un favor? - preguntó -. Necesito que beses la llave.
- ¿Qué idioteces dices, Avril? - susurró el trillizo del medio -. Ni lo sueñes.
- Por favor, ¿sí? Una vez. Sólo una. ¿Por mí?
Kanato vaciló antes de inclinarse un poco con un suspiro y besar la llave apenas. Gruñó al erguirse, abrazando la almohada y escondiendo el rostro en ella mientras Avril caminaba dando saltitos hacia la puerta. Lentamente introdujo la llave en la cerradura y, con un giro de muñeca, logró abrirla.
- ¿Huelen eso? - oí murmurar a Shu, que se apoyaba en la pared.
Avril abrió la puerta y entró, mirando de un lado a otro. Nos mantuvimos afuera. Vi cómo, en sus intentos por encontrar algo, giraba sobre su talón y se mantenía observando un punto fijo, quieta, cual estatua perfecta. Nadie dijo nada mientras ella, con un semblante blanco como la nieve, levantaba el índice y señalaba el punto que veía, sin pestañear.
- Help - dijo.
- ¿Qué? - susurró Ayato.
- Eso está diciendo. Help, ayuda en inglés. - silencio -. Ella lo hizo. Se acerca.
- Avril, deja de decir cosas sin sentido - amenazó Luciana, frunciendo el ceño.
La albina se mantuvo callada. Giró el rostro y me observó por unos segundos.
- Yui-chan, ¿me haces un favor? - dijo mientras salía de la habitación y tomaba mi mano.
Se sentía fría, helada, como si hubiera tenido hielo a su alrededor. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda ante la horrible sensación, pero me mantuve firme.
- Claro... ¿qué pasa? - pregunté.
Avril me introdujo a la habitación. Cuando cruzabamos el umbral, me giró para que no pudiera ver lo que ella había estado contemplando. Sus ojos castaños me observaron por unos segundos, sus labios presionados en una sola línea mientras subía las manos a mis hombros y se ponía de puntillas, acercando su boca a mi oído.
Una vez ahí, susurró:
- No grites.
Con un brusco movimiento me hizo girar, haciéndome caer con violencia sobre el suelo. Al soltar el aire, levanté la mirada, observando la vista que ella me había ocultado.
Se me fue imposible no gritar.
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Holi ^_^ Pues ya salió el capitulo 12. ¿Qué creen que había en la habitación de Raito? ¿Y dónde está él? ¿Cómo fue que la llave del collar de Luciana abrió la puerta de la habitación? Lo sabrán pronto~ Voten, comenten, y hasta el siguiente cap ♥
-TheGirlNextDoor
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Soñando con un Final Feliz [Diabolik Lovers Fanfiction]
Fanfiction"Te odio." "Y yo a ti, amor mío. " Komori Yui está en la línea de fuego de su transformación para ser una vampiresa, y al no tener una humana para saciar su hambre, los hermanos reciben dos nuevos sacrificios: las mellizas opuestas. Ambas, jóvenes y...