Capitulo 27

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Luciana POV

Yacía en brazos de Shu, que me sujetaba con fuerza, temiendo el perderme. Ya no estábamos en el salón, ahora estabamos en su habitación, en silencio. Ya debían ser más de las once de la noche, y las estrellas ya llenaban el firmamento con su brillo, rodeando a la luna casi llena de aquella noche.

Lo iba a extrañar,  si es que al estar muerta se tiene conciencia y recuerdos. No supe cómo me había enamorado del más flojo Sakamaki, el de los ojos cual zafiros y la voz suave por el sueño. Antes lo odiaba y no podía verlo en pintura; ahora lo único que quería hacer era estar a su lado. Del odio al amor hay un solo paso.

- No quiero perderte - susurró Shu, tensando el abrazo.

- Sabes que es necesario, Shu - le susurré de vuelta -. No quiero que ninguno de ustedes corra más peligro. No lo soportaría.

- ¿Y crees que yo soportaría el dejarte ir? - dijo, buscando mi mirada.

- Se puede ir al mismo infierno por la persona que amas - le recordé.

No me respondió. Simplemente me tomó la barbilla y unió nuestros labios dulcemente, mientras sentía que lágrimas mojaban su rostro. Shu, el mayor de los hermanos Sakamaki, lloraba. Al romper el beso las limpié con mis pulgares y sonreí con tristeza. Sujetando sus mejillas lo besé de nuevo, sabiendo que tal vez sería la última vez que podría hacerlo.

Una cosa pasó a otra y, entre besos, terminamos recostados en la cama. Shu besaba mi cuello, enterrando sus colmillos una sola vez antes de volver a mis labios; mis manos recorrían su espalda lentamente. Mi respiración se entrecortaba cuando la ropa se volvía inservible entre nuestros cuerpos, ambos en el éxtasis de estar así la Última Noche.

- Te amo - jadeaba yo, mi corazón demasiado acelerado como para pensar claro.

Me correspondió con un "Y yo a ti".

Los recuerdos de la Última Noche se quedarán a mi lado siempre, pues las palabras y susurros entre nosotros se perdieron entre el aire caliente de la habitación.

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Yui POV

La mañana había llegado de nuevo a la mansión Sakamaki. Estaba sola, viendo por mi balcón el sol con aire entristecido. Ya estaba vestida; era la misma ropa que me había puesto el día que llegué a la mansión.

Bajé las escaleras en silencio. Hoy es mi cumpleaños, recordé. Sería mejor quedarme callada; ya muchas cosas sucedían ahí y mi cumpleaños no sería igual que importante que ellas. Ya era una adulta: cumplía 18.

Llegué al comedor. No había nadie, excepto Avril, que tomaba una taza de té, sola en la mesa. Al verme me sonrió y bajó el té, su cabello lo decoraba con un par de ganchos en el cerquillo. Tomé asiento a su lado, pero no comí nada.

- ¿Qué ha dicho Shu? - le pregunté -. ¿Luciana será la Reina

- No tengo idea - negó ella, encogiéndose de hombros -. Aún no he visto a ninguno de los dos. Deben estar durmiendo o algo así.

Asentí. Kanato llegó junto con Reiji, ambos callados; aproveché la oportunidad para irme del comedor sin dejar a Avril sola. Todo parecía ir calmado aunque sabía que no lo estaba. Al llegar al salón, vi que Subaru leía un libro.

- Buenos días - saludé, sentándome en otro sofá.

- Buenos días,  Yui. Ah... feliz cumpleaños.

- ¿Cómo lo sabes? - pregunté.

Sonrió, irónico.

- Pura corazonada. Acabas de confirmar mis sospechas - dijo, volviendo a su lectura.

Iba a responder, pero Luciana bajó las escaleras mientras se ataba el cabello. Sonrió al verme y llegó a mi lado, vistiendo una camiseta negra y jeans; Subaru bajó el libro. Es extraño verle leer.

- Yui - me llamó.

- ¿Sí?

Se mantuvo callado, apretando los labios, casi insegura sobre qué iba a decir. Tomó aire, inflando su pecho, y con una tez más clara habló, su voz entrecortada:

- ¿Dónde está Avril? Yo... tengo un alma de dar.

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Avril levantó su espada, la punta de nuevo rozando el techo. Me mantuve tan callada como pude, sin siquiera respirar, mientras Reiji tomaba mi mano. Me susurró un todo va a estar bien, aunque yo sabía que nada lo iba a estar en realidad. Aún así, asentí.

Shu soltó la mano de Luciana después de darle un beso. Ella, sonriendo con tristeza, se alejó del rubio lentamente, acercándose a su hermana. Avril, temblorosa, lloraba, pero logró sujetar la espada aún con todos los nervios sobre ella.

- Les agradezco por haberme dejado vivir con ustedes - dijo Luciana, viendo la espada -. No sé qué pasará ahora, pero si ustedes sobreviven a esto, no será en vano. Aunque no pueda volver con ustedes cuando acabe esta tortura, tengan por seguro que estaré feliz.

Dio otro paso al frente, estirando su brazo hacia el frente.

- Yui... feliz cumpleaños.

Todos giraron hacia mí. Gracias, quise decirle, pero el nudo en mi garganta me lo impedía. Le sonreí mientras que ella devolvía la mirada a la espada.

- Supongo que es mi final - sonrió.

Sus dedos ya casi rozaban la espada.

- Buena suerte... y adiós.

Hubo un contacto, suave, pero doloroso para alguno. Shu apartó la mirada, Avril cerró los ojos; todo se resumió en el golpe sordo tan diminuto que hubo en el suelo.

La Reina dorada, brillando con todo su esplendor.

Shu la tomó, sus ojos tristes, mientras escuchamos risas desde la habitación de al lado: la de Raito. Una risa oscura, siniestra, que nos llamaba a ir a su lado con palabras dulces. Abracé a Reiji, empezando a llorar, antes de escucharla.

- Shu, Reiji... Hijos míos, vengan a jugar.

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ASDFGHJKL HUBO SALSEO ANTES DE MORIR. Y Dios, ya llegó la Reina dorada, ¿qué creen que pasará ahora? Me dio pena cuando hice llorar a Shu, ay </3 Pero ya saben, voten, comenten, y hasta el siguiente cap ♥

-TheGirlNextDoor

Soñando con un Final Feliz [Diabolik Lovers Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora