Capítulo 8

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Nota: Este es, completamente, un recuerdo, y posiblemente el único capítulo narrado por Avril. ¡Que lo disfruten!

Avril POV

Los jardines se veían hermosos por mi ventana. Todo estaba cubierto con un suave rocío que era iluminado por la luz de la gloriosa luna sobre la casa de campo en la cual estaba, junto con Luciana. Ella tenía una gran sonrisa en su pálido rostro mientras veíamos los prados, buscanso insectos y animales en la oscuridad.

- Mira, una mariposa - le susurré, señalando hacia el fondo.

Era roja, roja como la sangre, y revoloteaba de aquí para allá como si buscara algo. Estaba sola, completamente sola; supuse que buscaba a su familia. Luciana, que tenía nueve años como yo, me miró por unos segundos antes de devolver la vista a la ventana. Ella usaba un overall púrpura sobre una camiseta blanca, su cabello atado en una coleta alta. Yo, mientras, usaba un vestido de muñeca rosado y blanco, con mi cabello atado en dos coletas por lazos rosados.

- ¿Enserio? ¿Dónde? - cuestionó.

- Ahí, ¿no la ves? Es roja.

- Lo único rojo que veo son las rosas... ¿Segura que no te la estás inventando, Avril? - me respondió en un susurro.

Hablábamos en susurros porque mamá creía que estábamos dormidas desde hacía un par de horas. Lo único que iluminaba la habitación era una vela, que estaba casi derretida por completo, e iluminaba apenas. Negué con la cabeza, algo indignada.

- No, no. Es real. Y mira - señalé afuera otra vez -, ahí hay una negra.

Y era cierto. Volaban juntas a un mismo ritmo, posandose en las flores cada cierto tiempo. Lo curioso era que si una se posaba, la otra volaba, y voceversa. Era como si se estuvieran dando turnos para descansar, como si  fuera una regla tener a alguien volando en todo momento. Y me pregunté si los animales e insectos tenían reglas, tal y como los humanos.

- Nee, Luciana - le dije; ella volteó y me hizo un gesto para continuar -. ¿Crees que los animales tienen reglas?

- Pues claro - me respondió como si fuera la respuesta a algo muy simple -. A ver, un ejemplo. Los peces van en grandes conjuntos, aunque mamá los llama bancos de peces. Es como una regla que siempre estén juntos, para que los tiburones malos no los coman.

Miré las mariposas. Una anaranjada se les habia unido, junto con una guinda y una roja con pintas negtas. Ahora eran cinco, que flotaban y revoloteaban juntas.

- ¿Algo como esas mariposas? - pregunté.

- Yo no las veo, pero... supongo que sí, debe ser. Ahora, ¿dónde dices que están?

- Ahí, cerca del niño de cabello púrpura.

El niño parecía tener nuestra edad, tal vez un poco menos. Usaba una camisa blanca con unos shorts marrnes con tirantes y zapatos de vestir del mismo color, además de un parche negro en un ojo. Caminaba entre las flores, viendo las mariposas con ojos asombrados, que al parecer eran lilas, iguales a la mariposa. En sus manos, llevaba una red para cazar mariposas.

- Ah, ese sí lo veo - murmuró Luciana, entre cerrando los ojos.

- ¿Qué está haciendo? - pregunté en un susurro.

- Creo que quiere cazar las mariposas.

- Suena divertido, ¡yo quiero!

Abrí la ventana y salí por ella, tocando la tierra con mis zapatitos antes de echar a correr a toda prisa. Llevaba a mi mejor amigo en mis brazos, un osito de peluche llamado Teddy. Escuché el grito ahogado de Luciana mientras iba hacia el niño, que al parecer aún no se había dado cuenta de mi presencia.

Soñando con un Final Feliz [Diabolik Lovers Fanfiction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora