Así está la cosa.
Ya paso la última semana de vacaciones y ahora estoy en nuestra habitación del internado desempacando mis cosas, no sé donde se metió Mer, ni donde se metió Chris.
Termino de ordenar mi ropa en los cajones que me corresponden y me siento en la cama para observar mejor la habitación.
Nuestra habitación es la 406, es una de las habitaciones ‘’Premium‘’, estas habitaciones son las más grandes, las que ocupan las personas adineradas. Nosotros no somos adinerados pero Chris dijo que la coordinadora le debía un favor, así que nos dieron esta habitación que tiene baño privado, cuatro camas, es muy espaciosa y tiene unos armarios para morirse. Chris dijo que decidió cobrar ese favor con la coordinadora para que no tengamos que compartir la habitación con unos desconocidos, además las habitaciones normales no tienen baño privado, eso significa que los chicos tienen que compartir los baños y duchas comunes, y te digo que eso para Mer y para mi seria un verdadero obstáculo.
Bueno ya me aburrí, además tengo hambre.
Salgo de la habitación y camino por el pasillo hasta el acensor, presiono el botón de bajada y espero. Cuando el acensor llega y se abren las puertas, entro, presiono el botón que indica la cafetería y me apoyo en la pared del fondo.
El acensor se detiene en la plata tres pero cuando se abren las puertas no hay nadie, avanzo y presiono el botón para que las puertas se vuelvan a cerrar pero cuando las puertas están cerradas hasta la mitad entra corriendo un chico, con la velocidad que entra choca conmigo, cierro los ojos esperando sentir el impacto con el suelo, pero antes de llegar al suelo un brazo pasa por mi cintura impidiendo mi caída, abro los ojos y me separo rápidamente del chico aclarando mi garganta.
-Lo siento- me alejo y me posiciono al fondo nuevamente mirando el suelo.
-Fue mi culpa, me distraje y tuve que correr para tomar el acensor-
Dios… su voz.
Levanto un poco la mirada y lo veo. Maldición creo que me costara resistirme a este tipo de chicos mientras esté aquí. Tiene el cabello dorado, ojos mieles, nariz recta, labios rosados y gruesos, su mandíbula se marca maravillosamente, tiene puesto el uniforme totalmente desordenado, la camisa por fuera de los pantalones, la corbata suelta, los primeros dos botones desabrochados, sus pantalones están medio caídos y en vez de zapatos lleva unas Converse desgastadas, muy desgastadas.
-¿Eres nuevo?- lo miro a los ojos.
-Nuevo no, invisible- asiente y sonríe.
-Eso es bueno- levanto una ceja confusa… quiero decir, confuso.
-¿Bueno?-
Aclara su garganta. –No te preocupes no es nada, soy Justin- me ofrece su mano, la estrecho y le sonrío.
-Ashton-
-Buen nombre- el acensor se detiene y entran dos chicos iguales, gemelos.
Adoro los gemelos.
-¿Qué tal idiotas?- dice Justin estrechando las manos de los gemelos al mismo tiempo.
-¿Qué tal tu mariscal? ¿Cómo está Chaz?- pregunta el gemelo que tiene el cabello corto.
-Bien, su brazo está mucho mejor-
-¿Puede moverlo?- pregunta el otro gemelo.
-Claro, ¿Cómo crees que se la corre?-
Los tres sueltan una fuerte carcajada mientras yo hago una mueca de asco.
-Entonces… ¿Cuándo puede jugar?-
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Internado de hombres
Jugendliteratur¿Cómo puede ser que en sólo un instituto este mi carrera soñada? ¿Puedes creerlo? Un instituto, sólo uno... ¡Y ES SÓLO PARA HOMBRES! Es una maldita injusticia ¿no crees? ¿Y me creerías si te dijera que mi primo tuvo que enseñarme como ser un súpe...