El elefante en la sala

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"Solo ignóralo"

...

El "tic-tac" del reloj resonaba, siendo este el único ruido reinante en aquel lugar, todo parecía tranquilo e inmóvil. Ellas también estaban inmóviles, pero no significaba que estuvieran tranquilas, en su mente pasaba todo y nada a la vez, el contacto visual; su única conexión. Podían sentir el aliento de su contraria chocar con su rostro. Ni ellas sabían cuando comenzaron esos sentimientos, para dos inexpertas que apenas y conocían la amistad, el siguiente nivel era un campo desconocido, y lo desconocido solo atrae a la curiosidad.

Jamás lo hablaron directamente, siempre fue puramente lenguaje corporal; abrazos y apretones de manos e incluso, en algunas ocasiones, ni siquiera debían tener contacto físico para provocar esas sensaciones que un amigo no puede. Al final su nula comunicación solo provocó el efecto llamado "el elefante en la sala", tal vez lo sabían, lo sabían de tal manera que actuaban de manera inconsciente y torpe.

Los anteojos de Twilight habían sido arrastrados por aquel mechón de Sunset que seguía atorado en uno de los pequeños tornillos del armazón, dejando los lentes muy debajo de su posición normal en el puente de la nariz de Twilight, dando paso a una conexión visual limpia, no había ningún obstáculo.

Color amatista, un color oscuro pero agradable y apacible, buscaba fusionarse con el color cian, color raro e inusual pero hermoso e inspirador.

—Twilight —Sunset susurró el nombre de su acompañante— No suelo pensar lo que hago, tampoco pienso lo que digo, pero quiero que sepas que; la teoría es interesante, pero a mí me gusta más la experimentación.

La aludida no contestó, no era necesario hacerlo.

Palabras en estas situaciones, tienen un límite y ellas ya lo habían rebasado.

Lentamente Sunset comenzó a acercarse a Twilight, el tiempo pareció ir en cámara lenta, los centímetros iban desapareciendo y ninguna tenía la intención de frenar aquel acercamiento.

La mano de Sunset comenzó a avanzar sobre el brazo de Twilight, las yemas de sus dedos se trasladaron sobre la tela gris de la sudadera que portaba su acompañante, no se detuvo hasta llegar a su hombro, una vez ahí jaló a Twilight hacia su dirección apresurando su cometido, notó un poco de duda por lo cual, la mano de Sunset abandonó el hombro de su anfitriona y viajó a su nuca dándole caricias con su pulgar en aquella zona, así dejando más claro la intensión de besarla.

Las dudas en la mente de Twilight se disiparon con aquella gentil acción, comenzó a cerrar sus ojos y frunció sus labios de forma inconsciente, dándole rienda a las acciones de Sunset.

Sus labios se encontraban a milímetros, ansiosos por el toque ajeno.

—¡Twilight, ya volvimos! —la voz de su padre alertó rápidamente a los oídos de Twilight.

Producto de los nervios, le dio un manotazo a la cara de Sunset, provocando que esta se alejara en un movimiento torpe, pero lamentablemente estaba sentada en un banco lo que provocó que al no encontrar donde recargar su espalda perdiera el equilibrio y callera al piso. Ahora no solo con dolor en la palma de su mano, sino también por el tremendo golpe que se dio en la espalda y en la cabeza, añadiendo también el dolor en su rostro por el repentino manotazo de Twilight. Lo único que pudo hacer la pelirroja fue gemir de dolor.

La puerta se abrió revelando a Shining Armor, quien se topó con una escena muy extraña; el rostro de su hermana estaba colorado hasta las orejas, y ni qué decir de la pelirroja que parecía que la habían golpeado sin piedad, y para rematarla, ¿Qué clase de sonido fue ese?

—Eh... no sabía que tenías compañía Twily —comentó su hermano al entrar completamente a la habitación de Twilight, después miró a Sunset y luego a su hermana.

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