1. EL REENCUENTRO

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Esperando por Ti

Empresas San Román

Caminaba por el pasillo de la empresa en la cual era accionista. Sus tacones de aguja resonaban al paso y su caminar sensual se estilizaba mucho más con ello. Un vestido ceñido a su cuerpo, joyas en combinación con su elegante atuendo y una cartera negra como sus tacones, su cabellera exuberante negra azabache se movía al compás de sus pasos firmes, su silueta era perfectamente definida y su rostro parecía haber sido cuidadosamente diseñado, ojos expresivos de un color verde avellana resaltados por el maquillaje, nariz fileña y unos labios incitantes para besar, estos se veían mucho más provocativos con el rojo carmesí del que tenía untado...Una mujer que a su caminar llama la atención de cualquiera e inspira deseo en cuanto hombre la viera.

Detuvo su paso frente a Alma, una joven agraciada que desde ya hacía algunos años venía trabajando en las empresas como secretaria general. Con su dedicación y desempeño había logrado ganarse la entera confianza de la empresaria.

- Buenos días, Alma. ¿Ya han llegado todos?

- Buenos días, Señora María. Ya todos los accionistas están en la sala de juntas, solo falta el Señor Esteban.

De solo escuchar su nombre sentía una llama de cólera recorrer su cuerpo y una pugna de dolor. Varios años habían pasado y recordaba aquel episodio como si del día anterior se tratase. Se recriminaba por sentir tan vivo un momento que debió sepultar hacía ya mucho tiempo.

-Gracias, Alma. -Sonrió cortez y se encaminó hacia la sala de juntas.

Le fastidiaba tener que estar ahí de nuevo, años atrás amaba cada momento que vivía allí. Pero todo había cambiado desde ese día, ese día cuándo sintió que todo su mundo se vino abajo. Ya hacía cinco años que solo llegaba a la empresa para esas fechas, recibían informes sobre el rendimiento de las empresas, proyectos nuevos, los que descontinuarían, entre otras cosas que le daba absolutamente igual escuchar. De resto siempre enviaba a su representante y mano derecha: Luciano. Un hombre de buen parecer que siempre había mostrado interés en ella, pero Maria Fernández Acuña parecía impenetrable en eso del amor, era como si ese sentimiento estuviese muerto o en tal caso, no existiera para ella.

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Sala de juntas

Saludó cordial al resto de accionistas y se sentó en su puesto. Algunas curiosas miradas no dejaban de detallarla pero ella solo estaba atenta a que iniciara la dichosa junta.

Pasados unos 10 minutos fastidiada y cansada de esperar, espetó.

- Bueno, creo que ya esto es demasiada espera. Todos deberían estar aquí a estas horas. -Miró su reloj y taconeó un poco- Creo que yo me iré.

- No hay porqué, María. Tuve un pequeño inconveniente, pero ya estoy aquí. -Dijo Esteban dirigiéndose hacia la cabecera de la mesa.

Esa voz, por Dios. Esa voz lograba colocarle a María los pelos de punta. Hacía tanto no lo veía y seguía tan guapo como siempre. Su porte formal, su estilo al andar y para acabar con sus estribos, ¡esa fragancia!

Al parecer pasara el tiempo que pasara, ella siempre se vería atraída por la belleza de Estaban.

¡Santo cielos! Como se permitía siquiera pensar en él después de toda aquella dolorosa brecha que él había generado entre ellos.

Esperando Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora