17. UN AMOR VERDADERO

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Esperando por Ti

Mientras los invitados en la gran mansión San Román disfrutaban de la fiesta, ellos seguían en lo que simulaba la pista y bailaban mientras se miraban a los ojos.

  -¿Por qué no me has querido decir donde será nuestra luna de miel, mi amor? -Indagaba ella con la cabeza en su pecho mientras se movían lento.

Varios par de ojos curiosos los miraban, otros estaban sumergidos en el festejo y otros simplemente hablaban.

María parecía una princesa sacada de cuentos de hadas, su vestido blanco, tallado en corsé hasta más abajo de la cintura y la porosidad de este en la parte que le seguía, era un vestido en estraple, con algunas piedras plateadas en la parte de adelante, las zapatillas eran de cristal, una auténtica princesa. Esteban se mostraba tan apuesto como siempre, a juego con la belleza y perfección de María.

  - No seas tan curiosa. Ya ahorita lo sabrás, princesa. -Le besó la cabeza y ella se irguió para mirarlo a los ojos.

  - Aunque ¿Sabes? No me importa el lugar siempre que sea contigo.  Hasta el mismísimo fin del mundo iría si es de tu mano.

  - Yo encantado, pero no, en esta ocasión no iremos al fin del mundo. -La miró con expresión burlesca. -Otro día vamos si quieres.

  -Baboso. -Le dijo ella al notar que estaba bromeandole.

  - Gracias por esto María. Gracias por ser de nuevo la Señora San Román. Ahora la mansión está completa, la familia está completa... Mi vida lo está.

  - No hay nada que agradecer. Te amo, me amas y por eso ahora estamos juntos. Para mí es un honor ser su mujer, apuesto Señor San Román. -Dijo ella haciendo una reverencia.

  -Favor que me hace, Señora de San Román. -Actuaba con mucha galantería siguiéndole el juego.

  - Todo quedó hermoso. Tiene más de ti que de mí. Quisiste hacerlo todo. -Miraba toda la decoración.

La mansión San Román parecía un palacio. Todo era perfecto, la ceremonia, la comida, la organización de la fiesta...Él era perfecto.

  - Entiende a este pobre loco enamorado. Era la emoción de casarme contigo, mi amor.

  - Te entiendo perfectamente. -Haló de las solapas de su traje suavemente y le dio un beso largo.

La fiesta siguió, disfrutaban amenamente del agasajo pero ya era la hora de ellos irse.

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  -Estoy tan feliz por ti, mi amor. -Decía Refugio emocionada.

Le ayudaba a terminar de quitarse el hermoso vestido de novia, ya partirían.

  -Este sueño es más bello, porque tú estás aquí. -Le respondió.

  -Te ves preciosa. -Le piropeó al ver como le quedaba la ropa con que viajaría.

  - Gracias, mamá. Esteban ya debe estar listo. -Le dio un beso en la mejilla. -No me has querido decir en donde pasaremos la luna de miel. No sé que tanto misterio se traen ustedes.

  - Solo debes saber que pasarás unas semanas inolvidables, mi vida. -La abrazó fuerte. -Disfruta cada instante al máximo. El tiempo no regresa, los momentos tampoco, hija.

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Bajó y vio a Esteban esperarla sentado en el sofá del living.

  - Ya es hora de irnos, amor. -Dijo al verla llegar al pie de las escaleras.

Esperando Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora