14. PASIÓN QUE DESBORDA

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Esperando por Ti

Sentía un peso menos, y no era que Luciano agravara su vida, pero un compromiso sin amor sí que pesaba...

Ahora ella era una mujer libre, libre para vivir su amor con Esteban. Estaba tan llena de felicidad, tan motivada. Ya no habían más trabas para amarse libremente con él.

Llevó las manos a su pecho y suspiró largo. ¡Que felicidad!

Ya tenía algo en mente, esa noche sería una inolvidable. Tenía el numero de Esteban porque él le había llamado la vez que su mamá enfermó y ella había agendado el numero de inmediato. Decidió mandarle un texto:

"Carrera 87 C2 # 67-89
8:00PM Te espero... ❤"

¡El plan empezaba!

Refugio ya había despertado, María como siempre platicó todo con ella, la dicha de su mamá fue infinita al saber que ya aquel compromiso falso había acabado.

  - Mamá, hoy no pasaré aquí. Tengo mucho que hablar con Esteban, tenemos  que...

  - Ya ya. Yo entiendo que tienen mucho, mucho que hacer. -María se sonrojó y Refugio rió. -Mi amor, ve tranquila. Aquí dejas siempre todo listo, así que no tengo que hacer ningún trabajo pesado. Yo me distraeré viendo TV o tejiendo. Ya sabes, a viejitas como yo de tanto achaque siempre tenemos algo en que entretenernos.

  - Ay te amo. -Le dio un beso y la abrazó. -Soy muy feliz, mamá.

  - Se te nota. Y hace mucho quería verte así.

Luego de despedirse de Refugio y darle un sin fin de besos, salió al centro hacer compras y por ahí empezaría todo el plan para esa noche.

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Esteban también había despertado muy temprano porque Daniel le dijo que las remodelaciones en la mansión ya estaban terminadas.

Carmela llegaría en la noche y él ya había llevado toda la ropa que había sacado de vuelta a la mansión.

Todo había quedado perfecto, Daniel trabajaba muy bien, sonrió satisfecho después de ver todo y bajó al estudio, había dejado su celular ahí desde que llegó.

Su buzón estaba lleno pero uno en especial llamó su atención:

"Carrera 87 C2 # 67-89
8:00PM Te espero... ❤"

Él ya había registrado el numero de María. Sonrió enamorado y rogando porque las manecillas del reloj andaran de prisa y ya se hicieran las 8:00 de la noche. No tenía idea de que lugar era, no había referencia, solo una dirección cerrada. Pero ¡bah! ¿Que importaba? Lo relevante era que el mensaje provenía de María y ese solo hecho hacía que su  corazón latiera un poco más rápido. ¿Para qué seria? Tampoco sabía, pero ya quería verla. Recordó el sabor de sus labios la tarde pasada, ¡Ya ardía! recordaba su lengua entrar en su boda y aquel delgado cuerpo tan próximo al suyo. Un grave problema empezaba a nacer en sus pantalones. Antes de seguir ardiendo pensando en María prefirió llamar a Carmela, hacía bastante que no hablaba con ella.

  - Hola mijito. -Contestaron del otro lado de la linea con voz animosa.

  - Hola, tía. ¿Como estás? -Cuestionó Esteban recostandose en el escritorio del estudio.

  - Muy bien, papito. Ya estás en la mansión?

  - Sí. Llegué esta mañana. Daniel nos ha dejado un palacio.

  - Ya imagino. Estebancito mijo, no voy a poder llegar hoy. Se me presentó un contratiempo. Creo que llegaré mañana en la noche o tal vez pasado mañana.

Esperando Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora