9. LLEVADA POR LOS CELOS

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Esperando por Ti

Era de mañana y María estaba en la correndilla de ese horario: Preparando el desayuno antes de que su mamá despertara, le encantaba consentirla, le preparaba  todo excelente conforme a su dieta y cuando ella apenas iba despertando María ya estaba con una bandeja a su lado.

Miró el reloj y ya casi daban las 8:00 AM Refugio despertaba más o menos para esa hora, así que colocó todo lo que había preparado en una bandeja, tomó un par de flores de la mesa de centro y la colocó al lado de la taza de café.

Se sentó a un lado en la cama de Refugio y pacientemente esperó unos minutos a que despertara.

  - Buenos días mamá. -Ni bien su mamá había abierto los ojos y ella le dio los buenos días animosa.

  - Dijiste que serías mi enfermera, no mi policía. -Respondió con voz aún adormecida y pasando las manos por sus ojos.

Ambas rieron por esa respuesta.

  - Si ser tu policía es cuidarte día y noche. Entonces sí. Soy tu policía. -Le dio un sonoro beso en la mejilla. - ¿Como amaneciste mamá?

Refugio con delicadeza procuró sentarse en la cama y María acomodó varias almohadas a su espalda para mayor comodidad.

  - Muy bien, mi amor. -Sonrió y acarició con amor la mejilla de su hija. - Teniendo una hija tan amorosa y atenta como tú nada puede andar mal. ¿Como amaneciste tú?
 
  - Lo mismo puedo decir de ti, mamá. Soy muy afortunada al tenerte. Amanecí muy bien. Perfectamente decidida. Anoche pensé mucho en lo que me dijiste.

Refugio comía su desayuno con calma mientras la escuchaba atenta.

  - ¿Y que has decidido?
 
  - Lo iré a ver, mamá. Estoy convencida de que todo ese enojo es pasajero y me va a escuchar. Puedo sentir que me ama como yo a él. Estoy decidida. -Dijo firme y llena de emoción.

  - Me alegra verte tan contenta. Ya hacía mucho que no te veía esos ojitos verdes tan brillantes.

  - Ay mamá. -Susurró sonrojada.

  - No es necesario tener pena mi vida. A todos en su momento nos brillan los ojos así de bonito. Tienes suerte de que los tuyos después de un imposible hayan vuelto a brillar. -Confesó Refugio algo nostálgica al recordar sus tiempos mozos.

María sintió su corazón aún más lleno de esperanza al escuchar a su mamá. Por eso, después de ayudarle a bañar y revisar muy bien su incisión, le dijo que iría a las empresas San Román prometiendo que no se tardaría.

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Esteban estaba sentado en su escritorio mirando por el gran ventanal de su oficina. Pensaba en él, en el rumbo de su vida, en lo doloroso que es el amor y como siempre: En María. Ella siempre, aunque no quisiera estaba en sus pensamientos.  Invadiendo su mente, su espacio, su corazón.

  - ¿Donde andarás? -Se preguntó mientras recordaba el angelical rostro de ella.

Y muy cerca, era lo que él no sabía. María ya iba de camino a las empresas, se había arreglado cuidadosamente solo para él. Se colocó un conjunto ejecutivo color rosa pálido. Constaba de una falda ceñida a su cuerpo un poco arriba de la rodilla y un saco formal del mismo color, tacones blancos y un maquillaje suave como el color de su atuendo. Se veía simplemente maravillosa.

Minutos después caminaba con elegancia por los pasillos de la prestigiosa empresa. Sus caderas iban al compás de sus perfectos movimientos al andar. Se detuvo sonriente frente a Alma.

  - Buenos días, Señora María. ¿Como está? -Dijo la secretaria.

  - Buen día, Alma. Muy bien, gracias. Sabes si Esteban ya llegó?

  - Si señora. Llegó muy temprano. ¿Le necesita?

  - Hmm, sí. Pero no me anuncies.

  - Como usted desee.

  - Gracias, Alma. -Dijo amable dirigiéndose luego a la oficina de Esteban.

Su corazón latía frenético. Dentro de poco le diría a Esteban todo lo que sentía. Iba feliz y su sonrisa era imborrable, a cada paso que se acercaba su corazón parecía querer salirse de su pecho. ¡Que emoción! 

Ya estaba frente a la oficina de Esteban. Abrió lentamente la puerta para darle una sorpresa. Pero vaya que la sorprendida fue ella: Vio a una rubia de espaldas muy cerca de Esteban mientras él mirándole muy concentrado, le sonreía feliz y acariciaba su mejilla.

El corazón de María se agrietó y sintió un intenso dolor en el pecho. Sí, ese que sientes cuando te traicionan.

María ajustó la puerta sin hacer ruido y con los ojos llenos de lágrimas dio la vuelta. Que equivocada estaba. Esteban no la quería, solo había jugado con ella, otra vez había sentido la traición de cerca. Colocó una mano en su boca para ahogar sus sollozos y la otra en su pecho quizá para detener su corazón, sentía que se saldría de allí en cualquier momento. Agachó la cabeza para pasar desapercibida en ese estado y así llegó al estacionamiento, entró a su coche y comenzó a andar sin rumbo.

Lloraba desconsolada mientras conducía por conducir. Sentía una punzada de dolor en su pecho y los sollozos eran incontrolables, nunca había llorado de una manera tan copiosa, o sí, solo la vez que vio a Ana Rosa con Esteban, es que eso parecía una maldita jugarreta del destino. Era como un dejabú, repitiendo la misma situación dolorosa.

Se llenó de mucha ira, el rencor la invadió y una idea descabellada se pasó por su cabeza.

  - No, Esteban San Román. No volverás a burlarte de mí. -Dijo alto con el corazón destrozado.

Condujo a toda velocidad hasta el departamento de alguien, alguien que encabezaría su idea.

Estacionó y rápidamente tocó el timbre de un pequeño pero lujoso departamento.

  -¿Que haces aquí?-Dijo de malagana al abrir la puerta.

  - Luciano... -Fue lo único que alcanzó a decir para luego lanzarse a sus brazos y seguir llorando.

Luciano estaba muy disgustado con ella pero verla en ese estado, sentirla tan vulnerable hizo que cualquier "rabieta" pasara.

  - ¿Que te pasó, Mary? -Levantó su rostro y lo enmarcó entre sus manos. - ¿Qué tienes? Ven, vamos adentro. Necesito que te calmes.

Luciano tomó la mano de María y la llevó al living, le dijo que se pusiera cómoda e insistió.

  - ¿Que te pasó? Ahora sí me dirás?

María logró controlar las lágrimas. Inhaló y exhaló varias veces para luego poder hablar.

  - Luciano ¿Aún me quieres?

  - ¿Qué pregunta es esa, María? -Lo miró desconcertado.

  - Solo respondeme. Lo necesito saber.

  - María, claro que te quiero. Eres la mujer que siempre he amado. Aunque tú...
 
  - Entonces, cásate conmigo. -Lo interrumpió con voz firme y mirándolo directamente a los ojos.

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Le dije a la "Marichula" que no tomara esa decisión tan apresurada, pero esa loca no entiende de razones. 😬😣
JAJAJA 😂😂 holaaaaa.
Espero hayan pasado super este día. ❤
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RuffoSandoval ♡

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