18. Llamadas e interrupciones

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Magnus había aceptado esperar para contarle a los padres de Alec -y tal vez al resto del mundo- sobre su peculiar embarazo.

Y no había comentado nada sobre cómo creía estar escuchando sus pensamientos, porque eso era imposible, ¿cierto? Incluso él siendo brujo no era capaz de algo así y, por supuesto, no con Alec. Llevaban ya mucho tiempo juntos y eso nunca había sucedido...

Estaban dormidos juntos cuando el móvil de Magnus sonó. Era Isabelle. "¿Magnus? Sólo quiero saber cómo salió todo. ¿Catarina te llamó? He estado intentando comunicarme con Jace, pero no responde. Y no quiero molestar a Alec... Se veía tan mal... Dime que ya está bien..."

Magnus sintió un nudo en su garganta, recordando cómo estaba Alec cuando él llegó y cuánto tiempo y dolor fue necesario para estabilizarlos. -Jace debe estar descansando -dijo, cuando por fin pudo hablar-, igual que Alexander -su mano fue a la frente de su cazador, despejándola de los mechones rebeldes que siempre estaban ahí.

"Magnus, yo lo siento tanto. Mi mamá sabía que Alec estaba en reposo, no sé cómo se atrevió a llamarlo. Y no sé qué habríamos hecho si Catarina no hubiera estado ahí..."

Magnus sintió su mandíbula tensarse y sus dientes rechinar. Sabía que no debía culpar a Maryse, ella no sabía, pero no podía evitarlo.  Sólo de imaginar qué hubiera podido pasar...

Intentó salir de la cama para hablar más tranquilamente. Explicarle a Isabelle lo sucedido con las runas, que Alec todavía no decidía en qué momento decirle a sus padres, y que iban a quedarse unos días en Londres, seguramente Jace también... Pero Alec no lo dejó, despertó cuando sintió a Magnus moverse y se aferró más a él. -¿A dónde vas?

Magnus acarició su rostro adormilado. -A ningún lugar. Sólo quiero dejarte descansar, no tardo.

-No. No te vayas. ¿Con quién estás hablando?

-Con tu hermana.

-Dile que hablamos después -Alec hizo un puchero, pegándose más a su brujo, rodeándolo con los brazos.

Magnus sonrió. Alec estaba demasiado cariñoso con el embarazo. Y le encantaba.

Se llevó de nuevo el móvil a la oreja, pero fue Izzy quien habló, se escuchaba feliz: "Ya lo escuché. Supongo que está mejor, me alegro. No podía dejar de pensar en eso. Quisiera estar ahí, donde ustedes, ahora, pero creo que mi mamá preguntaría... Sólo esperé a que todo se calmara para tomarme un minuto y llamar."

-Estamos en Londres también. Pasaremos aquí unos días, puedes venir antes de irte, si quieres. Sólo no digas a tus padres, todavía no decidimos en qué momento darles la noticia...

Los ojos de Alec se abrieron con eso último, casi le arrebató el aparato a Magnus. -¡Izzy! ¡Izzy, son tres! ¡Tres!

Hasta Magnus llegó el grito de Isabelle y su "Iré tan pronto como pueda" antes de que colgara.

Alec se veía orgulloso y feliz. -Son tres -le dijo a Magnus, con una sonrisa, como si fuera algo que él no supiera.

Magnus se rió, mientras le quitaba el móvil y lo dejaba en el buró. Empezó a besar a Alec, tres besos en la frente, en las mejillas, el cuello. Alec se retorcía entre risas. Un beso en el vientre, dos, tres. -Sé que son tres y no podría estar más feliz. Pronto será evidente -acarició aquel vientre, sintiendo a sus hijos dentro-. Te amo, Alexander. Prometo cuidarlos siempre.

Alec acarició la cabeza de Magnus, enredando sus dedos en su cabello. -No puedo creer que sean tres. Todavía, a veces, no puedo creer que esto sea real. Siento que abriré los ojos un día y esto será un sueño.

-No es un sueño -Magnus se arrastró hacia arriba de nuevo, buscando su rostro, su mirada-. Bueno, sí lo es, en cierto sentido. Pero es real. Dentro de unos meses tendremos a tres pequeños Alexander en nuestros brazos.

Alec tomó el rostro de Magnus entre sus brazos. -Sabemos que al menos uno será un pequeño Magnus. Espero que tenga tus ojos.

Jace tocó la puerta y entró en ese momento. -¿De qué hablan? Estaba con Jem y Tessa, me dijeron que cuando te sientas mejor quieren hablar con todos nosotros -él, ignorando como estaban abrazados, fue a sentarse en la misma cama.

Magnus y Alec no se separaron, sólo lo miraron. Finalmente Magnus suspiró y habló. -Acaba de llamar Isabelle, tal vez quieras regresarle la llamada. Y hablamos sobre los trillizos. Nuestros pequeños Alexander.

-Y Magnus -dijo Alec-. Al menos un Magnus. No olvides eso.

-Oh -Jace dio un saltito emocionado-. Lo he pensado. Quiero una niña. Sería hermosa. La mejor cazadora de sombras, entrenada por mí.

Magnus ocultó su sonrisa en el cuello de Alec. Jace nunca iba a entender, o tal vez el instinto paternal estaba despertando en él...

-No sabemos si serán niños o niñas -dijo Alec, su ceño levemente fruncido-. Y tal vez sería la mejor bruja y no cazadora. Pero, como sea, serán hermosos. Y amados. Magnus y yo ya los amamos.

-¡Yo también!

-Está bien, teñido -Magnus se sentó y lo miró-. Agradezco tu ayuda y apoyo en todo esto, pero sal ahora, quiero pasar tiempo con Alexander. Di a Jem que mañana hablamos.

-¡Alec! -Jace hizo un puchero exagerado.

-Lo siento, Jace. Quiero estar con Magnus también.

Jace siguió haciendo pucheros y renegando mientras salía, murmuró algo sobre ir por helado...

Y eso le recordó a Alec cómo había empezado todo esto. -¡Magnus! ¡Tuve un antojo! ¡Mi primer antojo!




CONTINUARÁ...

Hermoso accidente (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora