25. El amor de Magnus

14.9K 1.5K 235
                                    

Magnus llevó a Alec a aquella casa en la que él vivió durante su estancia en Londres. Una de ellas...

Había aquí mucho pasado: Will Herondale, Gideon y Gabriel Lightwood, Camille, Ralf Scott...

Apenas dio un paso dentro, sintió el peso de todo ello caerle encima.

Ahora tenía a Alec, al amor de su vida, aquel por el que esperó siglos sin saberlo, aquel que "tal vez no le rompería el corazón" y sí lo hizo pero también lo reparó, reparó viejas y nuevas heridas y le dio una razón para latir de nuevo y enamorarse otra vez y para siempre.

Alec era eso: lo que siempre esperó, su definitivo, su "Por fin". Aquel que con sus sombras, irónicamente, trajo la luz a su vida.

Todavía recordaba haberle dicho, "Yo me prometí ser joven siempre, no dejar de sentir como nos sucede a los brujos a cierta edad, pero es inevitable, estaba ocurriendo ya cuando tú llegaste", y era cierto, Alec lo había hecho volver a sentir, le había regresado la vida.

Alec que ahora estaba recorriendo el lugar, con una mirada llena de admiración y una mano siempre en su vientre. Era como si necesitara asegurarse que sus hijos, sus trillizos, estaban bien, que seguían ahí. ¡Esperaba con ansias que crecieran y empezaran a moverse!

Y aunque él era un cazador de sombras y veían de todo, esta casa, y las casas antiguas en general, le fascinaban. Tenían ese encanto de otra época, como si el tiempo se congelara en el lugar, como si pudieras cerrar los ojos, abrirlos y viajar en el tiempo.

Y mientras Alec dejaba su mano libre recorrer los objetos que Magnus parecía haber conservado intactos con magia, lo único que él podía -y quería- imaginar era al Magnus de otros tiempos, aquel que él no conoció, pero que se convirtió en el hombre que amaba ahora.

Tal vez nunca se superan del todo la inseguridad y los celos, no cuando realmente amas a tu pareja. Y no es que Alec creyera que sin alguien llegaba a coquetearle ahora a Magnus, o volviera alguien de su pasado, él lo dejaría. Y no sólo porque estaban esperando tres hijos, era porque Magnus le demostraba a cada segundo que lo amaba a él, que lo elegía a él...

Así que no podía asegurar que no habría más escenas de celos, sobre todo teniendo en cuenta que estaba a merced de las hormonas, pero cuando volteó a mirar a Magnus -después de llamarlo varias veces y no obtener respuestas- y lo miró, no sólo distraído sino perdido en sus recuerdos, lo que Alec sintió no fueron celos por ese pasado no compartido, sino el deseo de que Magnus quisiera compartirlo, que se apoyara en él para liberar con él la carga su corazón.

Alec se acercó a él, sin que incluso Magnus lo notara, lo abrazó con fuerza hasta que Magnus pareció volver a la realidad.

-Tú me dijiste una vez -empezó Magnus- que, en aquella fiesta de Presidente, cuando conté aquel chiste absurdo sobre el vampiro, te hice reír. Algo tan difícil, pero que fue espontáneo conmigo. Mi día y mi vida en general, incluso con tanto brillo, ruido, y personas alrededor, había sido gris y aburrida. Y entonces llegó este hermoso cazador ojiazul con su cabello oscuro, mi combinación favorita, y se rió. Y fue como si el mundo cobrará vida de nuevo, mi corazón latió de nuevo, tu sonrisa iluminó el día, y después tus palabras me recordaron que todavía hay personas buenas en el mundo. Tu tierno rubor cuando te pedí llamarme... Desde el primer momento fuiste perfecto, Alexander. Era inevitable enamorarme de ti. Esperé por ti desde siempre. Me sentí vacío, creía amar y aunque realmente lo hice, nada se compara a lo que siento contigo. Contigo es real y aunque parece imposible amarte más, lo hago cada día. Compruebo que es posible, contigo.

Los ojos de Alec se llenaron de lágrimas. -No soy tan bueno expresando lo que siento, pero con sólo verte a mi lado cada día al despertar, escuchar tu risa, mirar esos ojos de gato que me enamoraron, y ahora sentir mi cuerpo cambiar, Magnus, aunque yo no te esperé siglos, sé que no hay nadie más para mí. No lo habrá nunca.

Alec iba a pedírselo, "Habla conmigo, puedes hablar de tu pasado conmigo, no tienes que recordar y sufrir solo", cuando Magnus habló de nuevo:

-Si quieres, si tú quieres, tan lento como lo desees, hazme el amor, Alexander. Quiero sentir, de nuevo y como cada día desde que te vi, que el amor existe también para mí. Que no me había olvidado, sólo estaba esperando a mi indicado. Y ese eres tú.



CONTINUARÁ...

¡Qué súper cursi! 🙈

Vuelvo a los maratones 🙌
El primero, por sus votos, será aquí ❤

Hermoso accidente (Malec Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora