Llevaba tres horas conduciendo y en todo el trayecto ninguno había mencionado palabra alguna, no tenía ánimos de hacer amistades y al parecer Jill tampoco. Al revisar si alguien nos seguía pude ver que había otra mochila además de la mía con el detalle de que esta era blanca y la mía café. Media hora más tarde el sueño empezó a llegar y fue el momento de buscar algún lugar donde pasar la noche, en la carretera Jill encontró un motel y al registrarnos cada uno entró a su habitación con nuestras cosas sin decir nada.
Aproveché y en múltiples ocasiones intenté llamar a casa, nadie contestó. Revisé lo que había en la mochila e hice un itinerario con cada cosa, me gustaba el orden. Había dinero en efectivo, mucho dinero, un pasaporte que no creí necesitar, un teléfono satélital, ropa, un botiquín con lo básico, una carta y al fondo había un arma. ¡Un arma! Enseguida la aparté antes de que me dispara a mí mismo por accidente y tomé la carta buscando respuestas.
Querido Drew.
Lamento la situación en la que te encuentras ahora mismo, nunca pensé que llegaría en día en el que tendríais que irte, y mucho menos esperé que fuera tan pronto. Eres un joven de 17 años muy maduro y espero que estés a la altura de esta situación, eres más inteligente de lo que piensas y más valiente de lo que crees, confió en que encontrarás la manera de volver a estar juntos, pero hijo, ahora mismo, tienes que descubrir quien eres y de lo que eres capaz. Siento de corazón que no podamos estar junto a ti en este momento, pero lo que más nos interesa es que estés a salvo y aquí no lo estarás.
Tú y Jillian serán fugitivos por el simple hecho de nacer siendo diferentes, sé que no es justo, nada en la vida lo es, así que deben apoyarse, trabajar en equipo, pelear si es necesario y ganar.
Tenemos conocimientos de que se inició un proyecto de refugiados en una antigua base militar en la isla San Cristóbal, allá los recibirán y estarán seguros, por favor cuídate mucho y no hagas alguna locura, prométemelo.Te amamos.
Mamá y papá.
- Lo prometo.
Esa noche dormí esperando despertar a la mañana siguiente y ver a mi padre leyendo un libro, a mamá tomando café en el jardín y sentir el aroma de la lluvia que había durante esta temporada, esperaba despertar y que todo fuera normal... pero eso no pasó a la mañana siguiente. Desperté por unos golpes en la puerta y encontré a Jill ya vestida para irnos.
- Perdón, me quedé dormido.
- Tranquilo, al menos uno de nosotros pudo dormir.
Jill entró a la habitación y se sentó en el borde de la cama. Yo me fui al baño a cepillar los dientes y al salir, encontré a Jill leyendo la carta de mis padres pero no me molestó.
- Mis padres también me dejaron una...- sonó tan devastada y tan triste que quise empezar a llorar, pero no era momento de autocompadecerse, apenas empezaba este viaje.
- No entiendo lo que dicen que somos, Jill- confesé sentándome a su lado y mirando el suelo.
- Somos un experimento genético diseñado por una organización ilegal llamada EURUS.
- ¿Es real?- pregunté asombrado. - Mi madre me había hablado del tema un par de veces, pero no pensé que fuera cierto, o al menos que fuera efectivo.
- Sí, hace como 20 años se inició el proyecto con mujeres embarazadas a lo largo de todo el mundo, nosotros somos la última generación, es decir, el último grupo en desarrollar las habilidades.
Mi cabeza poco a poco se empezó a llenar de preguntas y no dudé en hacerlas.
- ¿Cuáles son tus... habilidades?
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EURUS
De TodoCuando eres joven tienes la costumbre de creer que siempre tienes la opción de hacer algo con tu vida, puedes elegir que hacer, como pensar, con quien estar, como vestir, que decir, y ese tipo de cosas que hace parte de la libre expresión. Se puede...