Capítulo 4.

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Jill y yo luego de haber almorzado buscamos un lugar amplio y despejado para que ella pudiera empezar a practicar aire siguiendo mis consejos. A media hora encontramos el lugar perfecto que contaba con unos cuantos árboles para dar sombra y decidimos iniciar de una vez.

- ¿Lista?- pregunté al ver a Jill sacudir sus manos y sus hombros.

- Siempre.

- Bien, primero quiero que te relajes, despeja tu mente y empieza con algo sencillo...- sugerí sentándome sobre una roca a unos metros de Jill.

No se movía ni una sola hoja por lo que hacía un poco de calor pero poco a poco las hojas se empezaron a mover en muchas direcciones haciendo una extraña brisa.

Jill cerró con fuerza sus manos y levantó la vista a los árboles cuando las hojas se detuvieron abruptamente.

- Mira esto...- dijo.

Jill abrió las palmas de sus manos y cerró los ojos con fuerza, luego las puso en mi dirección y esperé que algo sucediera pero no fue así.

- Concéntrate, Jill.

La nariz de Jill empezó a sangrar y de sus manos empezó a soplar un aire helado que llegó hasta mi.

- ¿Funcionó?- se limpió la nariz con el dorso de la mano y me miró.

- Sí- respondí. - ¿En que piensas mientras lo haces?

- En una canción- contestó

Esperé una respuesta ordinaria como: en mi madre y mi familia, pero me encontré con una respuesta más interesante.

- ¿En serio? ¿Cuál?

- Safety dance de Men Without Hats- dijo pareciendo avergonzada.

- Te gusta la música de los 80's- comenté con una gran sonrisa. - Al fin tenemos algo en común, y para tu buena suerte, tengo esa canción en mi teléfono.

No tardé en colocar la canción y desde el momento que la música invadió el silencio, el ambiente se volvió mejor. Jill empezó a bailar y yo también, y por un momento olvidé lo que estábamos haciendo cuando sentí de nuevo la fuerte brisa y noté que las hojas que caían de los árboles quedaban suspendidas en el aire y se movían de un lado a otro sin tocar el suelo.

- ¡Mira esto!- gritó Jill emocionada moviendo las hojas de un lado a otro con sus manos.

- ¡Muy bien Jill!

- Esto es increíble...- la vi murmurar cuando miraba al cielo.

Luego volvió su vista a mí y me señaló, de esta manera todas las hojas que estaban flotando se desplazaron en mi dirección y cayeron sobre mi cabeza, justo para el final de la canción.

Jill empezó a reír como si hubiera visto la cosa más graciosa del mundo y suspiró cansada apoyada contra un tronco.

- Eso fue lo mejor que he hecho en mi vida- dijo cuando yo seguía quitándome las hojas de encima. - Gracias Andrew, sin ti no hubiera aprendido a hacer esto.

- Drew- dije haciendo un ademán con la mano.

El resto de la tarde Jill continuó practicando con música hasta el punto de llegar a lanzar troncos al aire, incluso me pudo levantar a mi, fue divertido volar a medio metro de altura. Antes de atardecer Jill ya no podía con su alma y decidimos volver al motel, cenamos en un pequeño restaurante cerca y al volver a nuestras habitaciones lo primero y lo último que toqué esa noche fue la cama que nunca se sintió mejor.

A la mañana siguiente desperté con un horrible dolor de cabeza y muchísima hambre, al mirar la hora me asusté, 1:47 pm, había dormido... hice la cuenta, 18 horas. Corrí a buscar a Jill y llamé a la puerta varias veces.

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