Jill y yo luego de haber almorzado buscamos un lugar amplio y despejado para que ella pudiera empezar a practicar aire siguiendo mis consejos. A media hora encontramos el lugar perfecto que contaba con unos cuantos árboles para dar sombra y decidimos iniciar de una vez.
- ¿Lista?- pregunté al ver a Jill sacudir sus manos y sus hombros.
- Siempre.
- Bien, primero quiero que te relajes, despeja tu mente y empieza con algo sencillo...- sugerí sentándome sobre una roca a unos metros de Jill.
No se movía ni una sola hoja por lo que hacía un poco de calor pero poco a poco las hojas se empezaron a mover en muchas direcciones haciendo una extraña brisa.
Jill cerró con fuerza sus manos y levantó la vista a los árboles cuando las hojas se detuvieron abruptamente.
- Mira esto...- dijo.
Jill abrió las palmas de sus manos y cerró los ojos con fuerza, luego las puso en mi dirección y esperé que algo sucediera pero no fue así.
- Concéntrate, Jill.
La nariz de Jill empezó a sangrar y de sus manos empezó a soplar un aire helado que llegó hasta mi.
- ¿Funcionó?- se limpió la nariz con el dorso de la mano y me miró.
- Sí- respondí. - ¿En que piensas mientras lo haces?
- En una canción- contestó
Esperé una respuesta ordinaria como: en mi madre y mi familia, pero me encontré con una respuesta más interesante.
- ¿En serio? ¿Cuál?
- Safety dance de Men Without Hats- dijo pareciendo avergonzada.
- Te gusta la música de los 80's- comenté con una gran sonrisa. - Al fin tenemos algo en común, y para tu buena suerte, tengo esa canción en mi teléfono.
No tardé en colocar la canción y desde el momento que la música invadió el silencio, el ambiente se volvió mejor. Jill empezó a bailar y yo también, y por un momento olvidé lo que estábamos haciendo cuando sentí de nuevo la fuerte brisa y noté que las hojas que caían de los árboles quedaban suspendidas en el aire y se movían de un lado a otro sin tocar el suelo.
- ¡Mira esto!- gritó Jill emocionada moviendo las hojas de un lado a otro con sus manos.
- ¡Muy bien Jill!
- Esto es increíble...- la vi murmurar cuando miraba al cielo.
Luego volvió su vista a mí y me señaló, de esta manera todas las hojas que estaban flotando se desplazaron en mi dirección y cayeron sobre mi cabeza, justo para el final de la canción.
Jill empezó a reír como si hubiera visto la cosa más graciosa del mundo y suspiró cansada apoyada contra un tronco.
- Eso fue lo mejor que he hecho en mi vida- dijo cuando yo seguía quitándome las hojas de encima. - Gracias Andrew, sin ti no hubiera aprendido a hacer esto.
- Drew- dije haciendo un ademán con la mano.
El resto de la tarde Jill continuó practicando con música hasta el punto de llegar a lanzar troncos al aire, incluso me pudo levantar a mi, fue divertido volar a medio metro de altura. Antes de atardecer Jill ya no podía con su alma y decidimos volver al motel, cenamos en un pequeño restaurante cerca y al volver a nuestras habitaciones lo primero y lo último que toqué esa noche fue la cama que nunca se sintió mejor.
A la mañana siguiente desperté con un horrible dolor de cabeza y muchísima hambre, al mirar la hora me asusté, 1:47 pm, había dormido... hice la cuenta, 18 horas. Corrí a buscar a Jill y llamé a la puerta varias veces.
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EURUS
CasualeCuando eres joven tienes la costumbre de creer que siempre tienes la opción de hacer algo con tu vida, puedes elegir que hacer, como pensar, con quien estar, como vestir, que decir, y ese tipo de cosas que hace parte de la libre expresión. Se puede...