A veces dicen que estar sola, lejos de los problemas y con la única persona que amas, te haría bien, te haría pensar con claridad, sentirte viva.Tuve (en mi único salón con menos de diez niñas), a varias compañeras sin madres y algunas sin padres, que ciertamente no se veían como yo en ese momento. Ellas estaban felices, yo devastada, ellas eran locuaces, yo la mayor parte del tiempo, me encontraba en un rincón alejada de todo el grupo. Jamás me había imaginado la vida sin mi madre, siempre pensé y estuve segura de que ella estaría a mi lado todo el tiempo. En cambio, siempre pensaba en la posibilidad de que un día viniera mi madre a recogerme, llorando de alegría y diciéndome que ese hombre no nos iba a molestar otra vez.
¡Nunca jamás!
Siempre pedí porque la segunda se haga realidad. Pero ahora, aunque me duela toda el alma, deseaba volver el tiempo atrás y verla sonreír para decirme que todo saldría bien, aunque yo sabía que no era cierto.
¡Qué tontería!, ni estaba lejos de los problemas (más bien creo que tenía unos nuevos), peor aún, ni estaba con la única persona que amaba, que amo. Estaba completa y plenamente segura de que nada ni nadie volvería haría hacerme sentir querida y protegida. Había perdido todo lo que era importante para mí en este mundo. Y lo único que quería en ese momento era estar con ella. Aunque solo fuese por un último minuto.Ahora entendía por completo lo que me había dicho en aquel sueño. Se estaba despidiendo, me dijo que no me preocupase y que confiara, pero, ¿en quién? No tenía nada. No tenía a nadie. Estaba por mi propia cuenta ahora. Si intentaba escapar, aunque lo lograse, no tendría a donde ir. Con quién vivir. ¿Dónde dormiría? ¿Qué comería? ¿seré posible autosustentarme, valelrme por mí misma?
Era todo, estaba atrapada y yo no, no...
*
— ¡Sí!, se pondrá bien, solo se alteró por la noticia, es todo—.La voz de una mujer se apoderó de mis pensamientos.
— Sabía que no era el momento correcto, que debíamos esperar más—. Matt sonaba alterado y preocupado al mismo tiempo—. Pero como siempre, nadie me hace caso.
— Era su decisión, no la tuya. — La ronca y vieja voz de ese señor me hizo querer abrir mis ojos. Pero me contuve, quería seguir escuchando— Ya pueden retirarse, ah y tú Matthew, sigue trabajando en el nuevo suero. Lo quiero lo más pronto posible. ¡Sé que tú puedes!
Aunque no conocía lo suficientemente bien a Matt, sabía que lo estaba fulminando con la mirada y luego rodaba sus ojos. Pero de igual forma, le hizo caso.
Como no tenía nada más que hacer, obligué a que mis ojos se abrieran, y para mi sorpresa cuando lo hice, aquel señor me estaba observando. Tenía bigote, era un poco gordo y algo pelón.
Parpadé como tres veces.Los síntomas del mareo aún estaban presentes, pero no les hice caso alguno. Éste sonrió y luego dijo— Me alegro de que estés despierta, nos diste un gran susto querida.
Volví mi vista hacia mi antebrazo. Ya no estaba esa cosa plástica que se unía a mí. Por lo menos. Ya no debía preocuparme por eso.
— Soy T.J- extendiéndome su mano derecha, y al igual que con Matt, no supe qué hacer y me quedé mirándola.
Volteé a mi alrededor para ver si es que Matt estaba cerca y me dijera qué hacer. Lo encontré sentado en el escritorio mirándome, y con sus ojos iba de la mano de aquel señor hacia mí una y otra vez. Lo miré confundida no tenía ni idea de lo que me quería decir. Así que como ya había pasado bastante tiempo, el señor T.J cerró lentamente su mano tal y como lo hizo Matt y volvió a pararse.— Bueno, sólo vine a asegurarme de que estés bien, así que... si necesitas algo, házmelo saber.
Y con eso se dio media vuelta y salió de la habitación.
Fruncí un poco el entrecejo al ver su gran espalda y cómo se rascaba la nuca con la mano derecha.
Me importó CERO.
Lo único que quería hacer en ese momento era llorar, llorar y gritar, gritar y romper cosas, pero eso no la traería de vuelta.
Por dentro, mi garganta estaba en llamas, mis ojos ardían cruelmente, pero no lloraría, luego tendría tiempo de sobra, o a lo menos eso esperaba.
Por un segundo olvidé que no estaba completamente sola en la habitación. Me llevé una mano a la frente, necesitaba tomar aire, procesar las cosas, reprimir las lágrimas, contenerlas de alguna u otra manera...
En un abrir y cerrar de ojos, Matt estaba a mi lado derecho, ahogué un grito, pero no necesitaba consuelo de personas desconocidas.
En vez de eso...
— No debiste ser grosera. Mira, entiendo por lo que estás pasando...—, ¿en serio?, pues no parece, y ¿grosera? Que yo sepa, no he hecho nada malo— ...pero esa no es razón para, para...
— No comprendo, —le dije lo más calmada y seca que pude— ¿Qué fue lo que hice?—dedicándole una mirada desafiante.
— Mira realmente no tengo tiempo para jueguitos.
Tomó aire, se pasó una mano por su cabello y volvió a mirarme. Descubrí un pequeño destello de lástima o tristeza, luego se relajó y vislumbré en él un poco de compasión.— Mañana en la mañana te darán de alta—cambiándome de tema. Miró algo del otro lado que no pude decifrar, y luego le sonrió—.Mientras tanto, descansa—volviéndose con una expresión seria—. Probablemente mañana al medio día necesitarás fuerzas, muchas de hecho.
Y con esto se dirigió hacia su escritorio y volvió a hacer lo que estaba haciendo.
Un par de horas después, me sentí un poco mareada (nuevamente), y para no molestar a nadie, dejé que la sombra que estaba en la parte más oscura de mi cabeza se extendiera y me cubriera por completo. A lo menos era algo que no me molestaba hacer, que continuara cubriéndome y que me lleve a un lugar muy lejos, a uno calmado, donde pueda imaginar y ser yo sin crítcas, malos humores o asuntos complicados de entender. Liberarme y ser simplemente yo.
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Hopelessness
Teen FictionJess no tuvo una infancia muy feliz que digamos. La muerte de su hermano y la forma en que fue encontrado destruyó, literalmente, a su familia. Ella no sabía en lo que su padre trabajaba, ni antes, ni después de la tragedia, bueno no hasta poco ante...