CAPÍTULO 17

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Una de las cosas que más odiaba de este lugar eran los sanitarios, varias personas entrando y saliendo... duchas compartidas...
Gérmenes...
Lo único que agradezco es que no sea mixto, a lo menos algo bueno.
Me fue difícil aceptar este repentino cambio en mi vida desde que llegué, la verdad que si no hubiese sido por Matt... La verdad ni me lo quiero imaginar. Una gran ventaja de tener a alguien "cercano" o conocido era que podía disfrutar de algunos beneficios que, a mí parecer, son los mejores. El baño por ejemplo, es uno de ellos, simplemente no me imagino volver a usarlo, ni la ducha, ni los váteres... ,Aquí NADA es privado, así que luego de hablar con Matt me dejó usar el suyo cuándo quisiera, pero sólo lo hacía para ducharme, ya que lo demás... podía soportarlo, con dificultad, pero lo hacía.

*

El agua tibia caía por toda mi espalda. «al fin algo de privacidad», pensaba. Éste era el único lugar en el que podía pensar, claro a demás de mi cama. Luego del entrenamiento y de ir a la "oficina de Matt" necesitaba refrescarme, y eso hice.
Apoyando ambos brazos en la pared, con el agua aún corriendo, las imágenes de casa volvían, siempre lo hacían, como queriendo decirme que algo andaba mal, o que había pasado algo por alto... necesitaba hablar con alguien de todo, pero creo que aún no era tiempo...
Desde que me trajeron ya no había vuelto, ni me dejaban salir, así que sólo me quedaban los recuerdos y los sueños (que mayormente se volvían pesadillas).
Terminé de asearme y cambiarme, me sabía sus horarios de memoria, así que me tomé algo de tiempo, arreglé todo y luego salí, con mi cabello aún goteando. Matt era una persona muy ordenada y se molestaba si, al llegar, no dejaba algo donde debería, así que sólo me limitaba a abrir la llave del agua, y secar lo que mojaba.
No crean que me salvaba de lo que otros murmuraban, siempre tiene que haber rumores...
La mayoría de las personas con quien compartía clases como la de defensa, pensaban que me acostaba con él porque me veían entrar y salir del laboratorio y de su recámara, a demás de que él me visitaba de vez en cuando tenía tiempo. A mí me va y me viene. Es una forma de que nunca se olviden de una, a pesar de que todas eran falsas. Aunque nadie encontraba el por qué era tan distante con ellos.
Ya era algo de las diez pasada las ocho de la noche, aún tenía veinte minutos exactos antes de que apagaran las luces.
Fue un día agotador, pero ya se acababa. Me tiré de espaldas en la cama, levanté mi brazo y bajé mi manga, justo ahí dos moretones y en el antebrazo uno un poco más grande que los anteriores. Bufé algo divertida, «las vueltas que tiene la vida», ahora lo que no lograba hacerme mi padre lo hacía yo... lo apoyé sobre mi abdomen y comencé a masajearlo con mi pulgar.

Finalmente me quedé dormida.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2019 ⏰

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