Capitulo 6: Soledad.

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Max POV.

— ¿Qué cosa?

¿En verdad dijo que yo le gustaba?, ¿Es una broma? Me gustaría pensar que no.

Levanté la mirada hacia sus ojos, tan profundos, tan... perfectos. Su rostro seguía serio, su mirada fija en mí, sus labios entre cerrados expulsando humo por culpa del frio de esa tarde. Y ahora, ¿Qué le digo?, ¿Tú también me gustas? No lo creo. Tomó mis hombros y comenzó a acercarse más a mí, mi cuerpo temblaba y no por el frío, mis ojos fijos en su boca, sentía mi corazón latiendo y las putas mariposas que todos sienten. Ahora entiendo las novelas de romance.

—Me gustas—repitió. Me solté de su agarre y traté de estar lo más lejos de sus tentadores labios.

—Pero mira la hora—traté de cambiar el tema—. Ya debería irme a casa, este... Nos vemos.

Me despedí sonriente y caminé lo más rápido a la salida, no sentía pasos atrás mío así que pensé que aún seguía allí.

-★-

No pude quitarme sus palabras de mi cabeza. “Me gustas". ¿Y ahora qué hago? De seguro lo veré mañana en el departamento o en el instituto, así que no podré evitarlo por mucho tiempo. Debía hablar con alguien pero, ¿quién? Con mi madre no podía y no tengo amigos acá, por lo tanto solo me quedaba una opción. Gabriela. Mi mejor amiga y la única que sabía mi condición.

Tomé el móvil y marqué su número, claro que no le contaría por móvil mi problema sino para que se conectara y así lo hizo.

— ¿Y?, ¿Qué pasó?—dijo a penas se encendió la cámara web.

—Este... La verdad es que no lo sé.

— ¿Te pasó algo malo? ¿Te golpearon? ¿Te hicieron algo?—preguntó de una forma tan rápida que solo me hizo reír—. ¿Me contarás o te quedarás riendo como tonto?

—Perdón, perdón. Te hecho mucho de menos, ¿sabes?

—Yo también—me sonrió.

—Bueno... Conocí un chico el primer día de clases, tuve un accidente en gimnasia, él me llevo a la enfermería en brazos, me invitó al cine con unos amigos, me dijo que le gustaba y no sé qué hacer—suspiré.

— ¿Ok?

—Y eso, ahora no sé qué debo hacer—hice un puchero falso.

—Primero, deja de hacer puchero—reí—, segundo, ve y habla con él, aquí sentado no resolverás nada.

Tenía razón, estando sentando frente una computadora no servía para nada, así que me despedí de ella prometiéndole que hablaría con Demian al otro día y apagué la computadora.

Me acomodé en mi cama, tomé mi móvil y los auriculares, necesitaba relajarme y bastante. Miré mi habitación, un escritorio con mi computadora, una lámpara, los libros del colegio, en la silla el uniforme, al lado de mi cama un velador donde guardo mis cosas con llave, en un rincón mi ropero y al lado mi mochila colgada. Nada comparada con mi antigua habitación. Esta se sentía sola, mejor dicho, me hacía sentir solo. El hecho era que estaba solo, todo lo dejé atrás y por una extraña razón echaba de menos mi vida. Cerré los ojos apenas sentí una lágrima, me di vuelta, apagué el móvil y decidí dormir.

¡Píp!, ¡píp!, ¡píp!

Puta alarma. La apagué de un golpe y me paré de la cama, seguía vestido con la ropa de ayer así que antes de ponerme el uniforme decidí darme un ducha. Cuando terminé mi madre estaba preparando el desayuno, me vestí con el uniforme, pantalón gris, camisa blanca, corbata roja, y un chaquetón negro, me sequé el pelo y lo peiné hacia arriba.

—Te ves bien—me alagó mi madre apenas me senté a la mesa.

—Gracias—le sonreí.

— ¿Y cómo te fue ayer?, cuando volviste anoche no quisiste hablar y te fuiste directo a tu habitación, ¿paso algo malo?

—Nada en especial—excepto que anoche un chico se me declaró—, es que estaba cansado y como tú y Demian habían insistido tanto para que vaya al cine pues...

—Así se llama el muchacho ¿eh? es un buen chico.

—Como digas—le mandé un mordisco a la tostada.

—Deberías ser amigo de él—me guiño una ojo y no pude evitar sonrojarme al recordar las palabras de Demian—, podrías invitarlo algún día.

— ¡Sí que te pones pesada mamá!

Me paré de la mesa y caminé en busca de mi mochila y salí del departamento cerrando la puerta,  aún podía escuchar la risa de mamá detrás de la puerta, me subí al ascensor y la vecina de al frente estaba ahí y me miró de forma extraña y yo sin saber que hacer comienzo a escuchar música con mi móvil cuando sube un chico rubio que vestía el mismo uniforme que yo. Me bajé y la señora aún seguía mirándome. ¿Qué pensará esa mujer de mí?

Entré al instituto esperando no encontrarme con Demian pero, como el destino es tan mierda, fue lo primero que vi.

— ¡Hey!—me saludó de lejos y comenzó a acercarse, usaba el uniforme de una manera tan sexy que no podía evitar no verlo, con su caminar tan de él y su gorro que nunca se quitaba—. ¿Cómo estás?—preguntó apenas llegó hacia mí, llevaba un perfume que olía tan bien.

—Pues, como siempre—sonreí falsamente.

— ¿Nos vamos a la sala?

—No, va a ser que no porque...—como iba a evitarlo. Miré para todos lados hasta que se me ocurrió ir a los casilleros—, debo ir al casillero a buscar algo.

—Vale, te acompaño— ¿será que Demian no conoce las indirectas?

—No, prefiero ir yo solo, sin nadie, solo conmigo.

—Entiendo, pero sabes que de todas formas tendremos que hablar, ¿no?

No dije nada y comencé mi camino hacia el casillero que no tengo. Claro que no iba poder evitar la "conversación" todo el día ni toda mi vida pero, no puedo decirle que también me gusta, ¡Joder! Di media vuelta y fui en busca de Demian, sin tener muy claro lo que le diría ni preparado para lo que él me diría, en fin es mejor ahora que nunca. Recorrí todos los pasillos llenos de chicos con sus novias, amigos hablando, profesores junto a los alumnos nerds, y ahí estaba yo, en medio de un puto pasillo, con la soledad inundando cada parte de mí, mordiéndome el alma, tan fuerte que me hacía llorar. De pronto necesitaba un abrazo o simplemente a... alguien que me entienda o qué sé yo. Limpié mis ojos y cuando levanté la mirada vi lo que haría más mierda el momento, Demian junto a una chica besándose, como si ambos quisieran llegar con sus lenguas hasta el estómago y en ese instante solo quería una cosa... morir.

Un Nuevo AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora